Flufftober shadamy 2022

Reencuentro

Han pasado tantos años, pero ella sigue en ese lugar, esperando su regreso, mirando el horizonte. Suelta una lagrima más sobre ese pequeño lago sosteniendo con cariño ese anillo en su mano. Treinta años, treinta primaveras, treinta inviernos que ha visto pasar mientras lo espera. Sus hermosos cabellos rosados se han vuelto de color ceniza, su rostro lleno de caminos que ha dejado el tiempo marcado.

Un día más termina ante sus ojos, mirando ese lago ahora congelado mientras toma una taza de chocolate de su pequeño termo. Todos los días, a la misma hora lo viene a esperar, recordando los días en que se conocieron.

Él era un alienígena, un black arm que vino a destruir la tierra. Pero, al caer a la tierra perdió su memoria. Lo conoció en ese mismo lugar, en el lago que se creó ante su impacto. Estaba herido e inconsciente y ella lo ayudó llevándolo a su hogar. Lo curó, lo cuidó y le enseño todo sobre la tierra, la historia de este lugar, la historia actual, la vida que llevan.

Le mostró todo lo bello del lugar haciendo que se enamorara de la tierra, que tomara una nueva identidad al no saber quién era, pero, fue feliz.

Los meses pasaron, ella se enamoró al igual que él, un amor puro que parecía que nada lo separaría y en ese mismo lugar se volvieron novios, se unieron en uno solo y en ese mismo lugar él le propuso matrimonio, recuerdos muy preciados para la eriza.

Sin embargo, no todo fue para siempre, el recobró su memoria de forma súbita cuando ellos aparecieron, los black arm. La destrucción comenzó, él debía también participar como el hijo del rey de los black arm, debía apoderarse de la tierra. Pero, por ella, por el amor que le tenía decidió llevárselos lejos, prometiendo algún día volver en el mismo lugar en donde se conocieron, un día que se volvía más y más imposible, pero no perdía la esperanza. Quería verlo, aunque sea una vez más.

Termina su chocolate suspirando al ver las primeras estrellas. Limpia sus lágrimas traicioneras que han salido sin consentimiento. Se levanta de su lugar lista para regresar a casa y preparar la cena, luego hacer algunos bordados y poder dormir como ha hecho los últimos dos años ya que su pequeña ya no estaba con ella, sus amigos se habían mudado o algunos se habían ido al cielo.

Estaba sola.

Recoge sus cosas con tranquilidad y comienza a irse hasta que una fuerte luz la detiene. Mira hacia el cielo mirando una estrella caer, o algo parecido a eso.

A algunos metros, la estrella deja de brillar y de estas salen algo similar a unas garras las cuales utiliza para aterrizar sin mayor daño a la tierra.

Su aterrizaje levanta algo de nieve haciendo que ella tape su rostro. Cuando todo termina ella mira la nave con una mezcla de emoción y miedo.

Las puertas se abren y se despliega una escalera hasta el suelo. Poco después una figura aparece.

—shadow— susurra al reconocerlo, no podría olvidar esos ojos tan rojos como el más hermoso rubí, aunque su cuerpo herido y su cabello cenizo lo haga ver distinto a quien conoció.

El mencionado baja y la observa de la misma forma que ella a él. Con emoción y alegría, junto a algunas lágrimas que desean salir.

—rose— susurra sonriendo al verla

No pensó encontrarla, en realidad tenía miedo de llegar y saber que ella no existía, que ella se había ido con otro, o algo similar. Había tardado tanto, pero tenía que detener la matanza que su padre y antepasados provocaban, y la única forma era derrocando a su padre. Lo logró, pero tuvo que luchar mucho y perder a muchos.

Aun así, su recuerdo estuvo siempre despierto en su memoria, su deseo siempre fue volver y estar con ella.

El silencio los invade un tiempo sintiendo el frio del invierno mover sus púas. Ella comienza a llorar para ir y abrazarlo con toda su fuerza, feliz de volver a verlo. Él corresponde el abrazo con la misma intensidad. Había pasado tanto para poder regresar, para poder estar al lado de su amada mobian.

Se apartan lentamente, no necesitaban decirse nada, sus ojos y sus lágrimas los delataban. Se extrañaron, se seguían amando, y estaban felices de reencontrarse.

Y esa felicidad se pactó con un beso lento y suave.