Las esposas reposaban en sus muñecas mientras el oficial Romero le dictaba sus derechos, pero aquellos ojos verdes miraban a otros casi del mismo color, con una sonrisa plasmada en su rostro y esperando el momento oportuno para mirarle más de cerca.
-Bienvenida inspectora Jáuregui, pensé que la vería en el infierno - le dijo el chico de manera retadora, una vez cerca de Lauren.
-Aun no Mahone, tú irás a el y yo me quedaré aquí.
-Pero sin ella, eso te lo puedo jurar, no la tendrás nunca.
Esas fueron las últimas palabras que Lauren cruzó con Austin Mahone.
-Lauren - le llamó Dinah a su lado, mirando hacia las escaleras.
-¿Que pasa? - le preguntó antes de mirar a la dirección en donde su amiga posaba sus ojos con atención.
Lauren jamás pensó que la volvería a ver de esa forma, la información había llegado a ella de manera errónea, esa tarde Camila no estaba en casa de sus padres como le habían dicho, estaba ahí y la miraba con asombro y los ojos cristalinos, ambas estaban en una especie de transe, no había nadie más alrededor que ellas y el dolor que las estaba tomando de golpe ahora.
Para Camila aquello era demasiado, Lauren estaba viva y la estaba mirando desde abajo con detenimiento, no pudo evitar recordar aquellos oscuros momentos en los que una fuerte depresión la arropó, todo lo que su falsa muerte causó en ella, todo lo que aguantó por creerla muerta, los largos periodos de culpabilidad, como su mente la carcomía cada vez más y de manera lenta, todo había sido en vano, Lauren no había muerto, estaba ahí mirándola sin expresión alguna en su rostro y no siendo suficiente su ex mujer apareció y se posicionó a su lado, mirándola con una ceja levantada, tomando a Lauren de la mano, no entendía que estaba pasando, no entendía porque Lauren le había destruido la vida de esa forma.
Lauren no podía notar nada más a su alrededor, estaba perdida en ella, en su mirada, en lo hermosa que estaba, había pasado un año y Camila no había cambiado en nada, a pesar de tener un avanzado embarazo aquello le hacía ver aún más hermosa, nadie más que ella sabía cuánto había soñado con ese momento, ese momento en el que volvería a verla.
-Ally sácame de aquí por favor, me falta el aire - le dijo Camila a su amiga en forma de suplica.
Ally quien estaba igual de sorprendida regresó en si y la tomo de las manos, Camila estaba pálida en ese momento y un fuerte dolor de posicionó en su vientre bajo.
-¡Ah! - se quejó de dolor, posando su mano en el abultado vientre.
-Dios mío, Camz ¿estás bien? - le preguntó Ally con preocupación.
Otra fuerte punzada la golpeó, haciendo que soltara un grito ahogado de dolor que casi hace que perdiera el equilibrio, Lauren noto aquello y sin pensarlo mas se soltó del agarre de Ainoa y salió en dirección a escaleras arriba para poder socorrer a la chica.
-¡NO ME TOQUES! - le gritó Camila, haciendo que Lauren se detuviera - ¡No me toques, joder! - repitió mirando a la inspectora con odio y dolor en sus ojos.
Dinah quien había ido detrás de Lauren se acercó a Camila.
-Venga guapa, déjame ayudarte por favor, debemos llevarte al hospital - le dijo con dulzura, logrando que de ella si aceptara la ayuda.
Lauren estaba nuevamente en un transe, pero esta vez asimilando lo que había pasado, esa mirada de odio y ese rechazo tan doloroso que había recibido de su parte.
-Fernando, ayuda a la señora Mahone - le ordenó Ainoa al chico que llegaba al lugar.
Ally y Camila se miraron con asombro, Fernando era uno de los guardaespaldas de Austin, ese chico que las ayudo a escapar de la casa específicamente la noche del accidente de Lauren, el muchacho se dio cuenta de las expresiones de confusión de ambas mujeres y quiso explicarles en ese momento la verdad, pero otro fuerte grito de dolor los trajo a todos a la realidad y junto a Ally ayudaron a Camila a bajar.
Lauren estaba aún asumida en su dolor, pero pudo alcanzar a darle la orden a Dinah de que fuera con ellos y se asegurará de que Camila estuviera bien, esta última antes de salir de la mansión le dio una última mirada a Lauren, llenándose de odio al ver que Ainoa la abrazaba y era correspondía por Lauren, pero lo que no alcanzo a ver, fueron las lagrimas que salían de los color esmeralda de la inspectora, esas lágrimas que eran producto de un odio que ella le estaba expresando, pero es que no había otra forma coherente de responder, no podía sentir mas que rabia ahora.
-Todo estará bien, ella logrará entender porque hiciste todo esto - le aconsejo Ainoa.
Todas esas emociones fuertes hicieron que el parto de Camila se adelantara, dando ese día a luz un bebé prematuro, a su lado siempre se mantuvieron Ally, Dinah y Fernando, estos dos últimos agentes por orden de Lauren debían mantenerse ahí, la familia de Camila no se había enterado aún de nada, pues su madre también fue apresada por cómplice y la pequeña Sofía estaba bajo la custodia de protección infantil hasta que lograran ubicar algun familiar directo.
-Felicidades inspectora Jauregui, desmantelaste a la red de narcotrafico más grande de europa - le felicitaba uno de los agentes de la CIA.
-Quien iba a pensar que el inspector tenía algo que ver en esto - comentó otro de los agentes de la DEA.
-Perdimos a uno de los nuestros, pero ganamos a una nueva jefa mucho mejor y más honesta, eso vale por todo.
Lauren simplemente sonreía con tristeza, nada de lo que ahora le estaba pasando le podía llenar, había sido nombraba como inspectora Jefa de todo el cuerpo policial y solo podía pensar en Camila, en su mirada de odio y su rechazo hacia ella, había hecho todo eso por salvarla, pero parecía que el precio que había tenido que pagar era ese, el odio de Camila.
Cuando Camila abrió los ojos, lo primero que pudo notar fue la mirada de Rebeka, quien la tenía sostenía de la mano.
-Hola guapa, ¿que tal te encuentras?
-Estoy cansada y mareada, ¿donde está el bebé? - pregunto, tratando de sentarse en la cama.
-Despacio - le ayudó la doctora- tú bebé está en la unidad de cuidados intensivos de neonatos, nació prematuro y necesita recuperarse, está estable, estate tranquila que se va a recuperar.
-Quiero verlo - le pidió, tragando fuerte y cerrando sus ojos, la luz le hacía mal.
-Por ahora no Mila, perdiste mucha sangre durante el parto y te desmayaste, estás aquí de milagro pensé que te perderíamos, gracias a Dios estás aquí.
-Rebeka necesito ver a mi hijo - me exigió.
-Y lo verás, pero por ahora recupera un poco tus fuerzas, el bebé debe sentirte bien y sana, sino, vas a transmitirle malas sensaciones y es lo que menos necesita.
Aquella explicación hizo que Camila soltara un suspiro ahogado y se diera por vencida por ahora, en ese momento hicieron entrada en la habitación Fernando y Ally.
-¡Mila despertaste! - exclamo con alegría acercándose a ella.
-Fernando, explícame cómo es que la mujer de Lauren sabía tu nombre y te ordenó que me ayudaras.
-Camz no es momento para ...
-¡No, si lo es! - exclamó con molestia- todo ha sido una maldita mentira y quiero saber la verdad ahora.
-Regreso en un momento Mila, trata de no exaltarte, recuerda que debes recuperarte por favor - intervino Rebeka.
La doctora salió de la habitación dejando un ambiente tenso entre los presentes.
-Yo soy un agente en cubierto, conseguí el trabajo por órdenes de la inspectora Jauregui, mi trabajo era vigilar los pasos de Mahone y sobre todo y más importante protegerla señora Camila, se que no hice mucho para evitar que Austin le hiciera daño, pero estaba claro en mi posición, si atentaba contra su vida yo iba a matarlo sin duda alguna, eran las órdenes de la inspectora - le explicó.
Camila trago fuerte sintiendo una punzada en su corazón al escuchar aquello.
-¿Por que Lauren fingió su muerte?
-Esa información tengo prohibido dar y por favor no me insista, lo más seguro es que se entere de todo - le dijo.
Camila se dejó caer en la cama con resignación, por ahora se dedicaría a recuperarse para que su bebé estuviera bien y poderlo cuidar, lo demás luego poco a poco iría descubriéndolo, mientras en su mente navegaba aquellos esmeralda que por sus sueños durante un año se tatuaron, ahora estaba ahi, viva y dispuesta.
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Una Bala Directo al Corazón - Camren
FanfictionLa inspectora Jauregui pensó que esa noche, como las dos anteriores, transcurriría en paz, rellenando planillas y firmando papeles, pero tal parecía que su intuición estaba fallando cuando, a media noche su interlocutor sonó, una alocada fiesta en u...