☦︎𝙿𝚛𝚘́𝚕𝚘𝚐𝚘☦︎

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'Con el sol de la tarde mostrando de forma orgullosa sus grandes y anaranjados rayos alumbrando directamente a sus grises ojos, el viento celoso mostró también su talento haciendo revolotear todo tipo de hojas junto con las aves volando al compás acompañándolo en su demostración, sin duda alguna es un paisaje digno de admirar y contemplar, por que sientes esa tranquilidad y esa paz junto con esa libertad que tú no te das.

Este escenario para él no es importante, su inspiración para crear, su motivación para dibujar y pintar no estaban, después de todo cómo no estarlo si habían rechazado su solicitud para entrar a esa escuela de artes, la cual le había creado mucha ilusión cuando apenas le dieron la noticia esa misma ilusión cayó en pedazos al frío y duro sueño, por fin poniendo sus pies en la tierra.

Da pasos pequeños y lentos sobre la acera con la vista perdida y la mente en blanco, como si su mente estuviera en automático solo caminaba sin parar, no podía creer lo que le estaba pasando aunque una parte de él no estaba sorprendido después de todo sus padres le dijeron que el arte no le beneficiaría.

Su caminar se detuvo al estar en la parada del tren, recordó cuando hace apenas un año con toda la emoción subía al mismo y dibujaba todo lo que viera a su paso poniéndole empeño en cada pequeño detalle, parece como si fuera ayer cuando se reunía con sus amigos y decían en que universidad entrarían para poder cumplir sus metas, recuerda cuando dijo lo que más le gustaba y todos lo animaron deseándole lo mejor...Es una pena que se vayan a decepcionar.

Cuando por fin apareció el tren, vio como la gente pasaba delante de el empujándolo por  lo apresurado que estaba cada uno, por fin puso un pie dentro del vagón camino hasta el asiento donde no le llegará el sol y tomo asiento. Poco a poco el tren comenzó a llenarse de gente pero no tanto como para asfixiarlo y que su agorafobia lo ataque.

Mientras pasaban por las estaciones y su vista veía ese gran paisaje tan repetitivo de su rutina diaria, revisando su mochila encontró ese cuaderno de bocetos, ese mismo que le regaló su abuela antes de fallecer. Esa misma tapa gruesa negra está desgastada, esa hojas blancas ya amarillentas por tanto tiempo que ha pasado y esos dibujos mal hechos pero con esfuerzo que logro trazar con su lápiz ya desgastado.

Todos esos recuerdos venían a su mente, hasta que por tanto divagar soltó de casualidad el cuaderno, inclinado su cuerpo hacía adelante para poder alcanzar el objeto, observo cómo el mismo es levantando por una mano blanca y delgada siendo extendida a la par de su mano.

Sus grises ojos levantaron la mirada para encontrarse con un azul hermoso, un azul inexplicable era tan profundo como el mar que si fuera capaz se dejaría hundir por ese azul tan vivas. Saliendo de su trance sujeto el cuaderno, su mirada aún conectaba con el chico quien solo le sonrió y se alejo un poco para luego sujetarse de esa barandilla que estaba al otro extremo del vagón.

Como si fuera un robot de forma automática abrió el cuaderno encontrando una página en blanco, aún con ese pequeño recuerdo en su mente dibujo sin parar. Hasta que la punta del lápiz quedará desgastada, sin darse cuenta ya había pasado su parada, pero eso no hizo que detuviera su creatividad y levantando el cuaderno siendo iluminado por los rayos del sol pudo ver su creación.

Rápidamente observó dónde antes estaba el chico para entregarle el dibujo pero este ya no se encontraba. Suspiro rendido, viendo una vez más ese dibujo cerro el cuaderno y lo guardo para bajar en la próxima parada.

No fue hasta la noche que llegó a casa, las llaves chocaron entre sí haciendo ruido lo cual a toda costa el chico quiso evitar. Abrió la puerta con cuidado y la cerro con el mismo, con paso lento y silencioso camino hasta su habitación. Al abrir la puerta y fijar la vista en su cama encontró un sobre ya abierto, roto y tirado por todos lados, observó sus pies dónde ese pequeño pedazo de papel escrito: “ Rechazado ” reflejaba en su mirada gris.

Corrió hasta su ático dónde guarda todo su material de dibujo, prendió la luz y...

— No hay nada.

La expresión de su rostro decía todo, su frustración, su tristeza y su desilusión están marcados en su cara. Cayó de rodillas al suelo, al encontrar todo roto y destrozado. Lo que más le dolió fue ver ese retrato que su propia abuela había echo de ese hermoso paisaje de Yokohama... Quedó destruido.

Ahora sabía que todo esta perdido.











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¿Otro genocida?

Tengo una semana libre así que aprovecho para actualizar y ponerme al día, aunque debo de hacer un trabajo.

¡Gracias por leer!

|| 𝐄𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐓𝐫𝐞𝐧 ||'ᵃᵏᵘᶜʰᵘᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora