Capítulo 3: Una tormenta tranquila

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Hyunjin con los días pudo ir comprobando algo y es que las apariencias podían engañar así como los estereotipos y algunos olores.

A lo largo de su vida se había topado con muchas personas, alfas incluidos que han sido sus amigos o simples conocidos pero cada uno de ellos tenía una característica un poco notoria y es que eran demasiado imponentes, les gustaba imponer su opinión siendo a veces poco flexibles. También solían ser un poco toscos o toscas, demandantes y sobreprotectores con sus seres cercanos y parte de su círculo, a veces un poco brutos.

Han Jisung, por otro lado, a simple vista parecía un chico medio desinteresado en su alrededor y quizás aburrido pero esa imagen estaba más que equivocada.

Desde el día en la playa ahora tenía una tercera visita frecuente en su hogar que llegaba con herramientas, comida, risas y su aroma peculiar a alegrarle un poco sus días encerrado en su torre no tan torre. En una semana Jisung se había encargado de hacer su vida un poco más dinámica, de llenar su soledad con compañía que no sabía necesitaba tanto.

Ahora que había admitido que le costaba más bajar al pueblo por el peso del cachorro le habían prohibido volver a bajar a no ser que fuese de suma importancia obligándolo a pasar sus días en la colina cosa que le hubiese disgustado y hasta quizás deprimido un poco si no fuera porque el alfa había ido cada día de la semana a verificar como estaba.

Incluso si estaba cansado o si era un día libre donde podía estar en cualquier otra parte disfrutando o descansando llegaba con una sonrisa a su casa y una brisa cálida.

Se encontraba en la parte trasera de su casa tendiendo su ropa, había acumulado mucho por lo que le tocó dividir un puñado que consideraba lo más importante de lavar y lo demás tendría que esperar. Claro está que no podía dejar de lado su preciado overol rasgado, incluso si no salía de casa le gustaba usarlo al ser extremedamente cómodo.

— ¡Jin!, ¡llegué! —una voz se escuchó desde dentro de la casa.

— ¡Patio! —gritó.

Sacó de la cesta donde tenía la ropa una sábana que recién había comprado con sus ahorros para su cachorro, de a poco había estado comprando cosas para el bebé dejando de lado un poco lo que necesitaba para la casa como los dichosos muebles o pintura o incluso arreglar algunas cosas como tuberías o focos. Consideró que su mayor prioridad era tener todo listo para su cachorro y que a este no le faltase nada, ya después se encargaría de ver las demás cosas.

Tendió la sábana alisándola con sus manos cariñosamente, observando los dibujos de conchas y estrellas que portaba. No podía esperar a usarla, envolver a su pequeño o pequeña en ella, tener su cachorro en manos al fin después de tanto.

— Es una linda manta —una voz le interrumpió la ensoñación— El color celeste es precioso.

— Me asustaste —regañó al alfa quien se había quedado en el marco de la puerta— Llegaste más temprano hoy.

— La abuela dijo que podía tomarme el resto del día y mi clase de la universidad fue cancelada así que decidí venir antes —explicó mientras se acercaba con sus manos metidas en los bolsillos— Traje pay de manzana, cortesía de la abuela.

— Últimamente me manda muchas cosas, me hace sentir mal el que no le esté devolviendo el favor.

— No te preocupes por eso, ella está encantada de consentirte y al bebé. Dice que debes comer mucho y muy bien para mantener dos corazones latentes.

Hyunjin sonrió conmovido, no había vuelto a ver a la mujer desde aquel día en el invernadero sin embargo parecía como si ella le hubiese tomado un cariño inmenso a pesar de no conocerlo con exactitud.

Mar y Miel [Hyunsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora