Nueva York, Año 2017.
Tony se encontraba estresado o tal vez más que eso. Solía trabajar toda la mañana en la empresa firmando documentos o asistiendo a diferentes juntas sólo para llegar a casa a tiempo para almorzar con su novia.
La tarde se la pasaba junto a Natasha decorando el cuarto de la bebé, preparando el ala médica para el momento del parto o simplemente cumpliendo cada antojo o capricho que demandaba la madre de su hija.
Sin embargo, aquella tarde algo rompió su rutina y no hablaba de las visitas indeseadas en su Torre como el Capitán América y los demás ex fugitivos, que por cierto, últimamente invadian su edificio más de lo normal y todo por Yalena.
Su rubia cuñada que había llegado para hospedarse en la Torre Stark había sido de mucha ayuda al principio, siendo la principal compañía de Natasha mientras él estaba en el trabajo. No obstante, ahora se la pasaba en las calles en una que otra cita.
En fin, Tony Stark no estaba de ánimos para recordar el mal gusto de Yalena. El castaño en esos momentos estaba siendo fastidiado por una llamada del Consejo de Seguridad que requiría inmediatamente su presencia en el Complejo de los Vengadores.
— ¿Ocurrió algo? — Cuestionó la pelirroja algo preocupada.
— No que yo sepa — Respondió ligeramente confundido — Bueno, tal vez aproveche la ocasión para anunciar mi retiro — Sonrió optimista.
— ¿Estás seguro de eso? — Preguntó — Cuando la ciudad esté en peligro querrás ayudar y no podrás — Señaló.
— Las modificaciones de los acuerdos dicen que si el peligro está en tu país puedes ayudar, pero si quieres viajar a otro país para ayudar no está permitido violar los límites fronterizos — Explicó.
— ¿Y si hay una emergencia? — Quiso saber.
— El presidente del país debe decidir si quiere la ayuda o no — Se encogió de hombros.
— Y si es una emergencia nivel cinco — Dijo recordando los niveles de peligro de Shield — Ya sabes con alienígenas y naves del espacio — Quiso saber.
— No te preocupes por eso, estaremos bien — Afirmó con una sonrisa tranquilizadora intentado trasmitir un anhelo de paz — Sólo relájate y cuida a nuestra pequeña — Pidió acariciando el vientre de ocho meses — Ya me voy — Besó sus labios para nuevamente enfocarse en el lugar donde se alojaba su hija — Adiós mi pequeña Natalie — Continuo con las caricias.
Natasha sonrió sintiendo las cosquillas que las manos de su novio causaban en su hinchado abdomen. La pelirroja no estaba del todo convencida sobre el nombre que había elegido el castaño para la bebé, pero no quería romper las ilusiones de Tony, no aún.
La espía sabía que la angustia no era nada bueno para su embarazo, pero no podía evitarlo al ver a Tony marchar al complejo. Estaba imaginándose mil y un escenarios posibles cuando el teléfono interrumpió sus pensamientos.
— ¿Tony? — Contestó sin siquiera ver el identificador de llamada.
— Lamento decepcionarte — Comentó la voz de Clint — Tony me pidió que te llamara para que no te martirizaras durante su ausencia — Reveló robándole un suspiro — Hey, relájate. Todo estará bien — Prometió.
— Es que Tony aún no está listo para arreglar las cosas con Steve y más ahora con Yalena saliendo con él — Confesó frustrada.
— Bueno... Todo esto es difícil de procesar, yo aún intento hacerlo — Reconoció.
— Aún me siento terrible por todo esto — Lamentó.
— Él ya te perdonó así que debes olvidarlo... Es con Steve que necesita más tiempo, ya verás que al final todo se solucionará — Intentó animarla — Aunque no sé cuánto tiempo se necesita para perdonar que el mejor amigo de un amigo asesinó a tus padres y no te lo dijo. Sin mencionar que ahora ese amigo sale con tu cuñada — Murmuró pensativo.
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365 días que lo cambiaron todo
FanfictionNatasha debe cumplir un arresto domiciliario de un año tras haber violado los acuerdos de Sokovia. ¿El problema? Natasha legalmente no posee un domicilio. ¿La solución? En la Torre Stark siempre son bienvenidos los amigos. Aclaraciones: - Post Civil...