Ni siquiera me quería levantar, quería seguir envuelta en las cobijas de la cama.
Me sentía débil, con un dolor de muñeca, y estar casi muerta en vida, ni siquiera sé cómo llegue a la ducha, lo único que recuerdo es el grito que pegue cuando le abrí al agua fría en lugar de la caliente, pero si verdaderamente el baño fue un super alivio.
Para mi sorpresa Austin no estaba en la cama, su lugar estaba vacío.
Una playera de Metallica, jeans azules y unos tenis blancos fueron mis compañeros para este nuevo día, mi ojo se veía mucho mejor que la última vez, pero aun así apostaba por seguir usando los lentes.
—Creo que esos lentes se te ven mejor a ti que a mí—la voz grave de Austin me tomo por sorpresa haciendo que diera un brinco atrás. —Lo siento, no fue mi intención asustarte—habló sentándose en el filo de la cama.
Caminé y me senté en sus piernas lista para darle un beso, —muy bien señorita Delacour, enséñeme el anillo que su novio le regalo en su cumpleaños, porque la ha de querer lo suficiente para aquello.
Doble un poco la muñeca para que pudiera ver el anillo, el cual brillaba por la plata recién pulida y las pequeñas zirconitas formando sus iniciales, —dame tu mano—susurró a mi oído
Los dos anillos por si solos brillaban, pero en ese momento era como si un reflector los iluminara.
—Son hermosos—hablé.
—Si—respondió, —prométeme algo.
—Si, lo que quieras.
—Pase lo que pase, en las buenas y en las malas siempre vas a traer tu anillo.
¿Qué mosco le pico?
—¡Lo prometo!—beso nuestras manos entrelazadas. —Ahora tengo que correr, porque si no Karen me va a matar.
—¿quieres que te lleve?
—Si, por favor, amor.
Se arregló lo más rápido que pudo y en diez minutos máximo estuvo listo para llevarme, ni siquiera me habia dado cuenta de la hora que era, pensé que sería más tarde, pero vi el teléfono, —ja, ocho cincuenta—hable sentándome en la barra de la cocina, —creo que tenemos tiempo de desayunar.
Austin estaba entrado en su teléfono viendo Dios sabe que cosa, solo se mordía su labio y luego seguía deslizando el dedo por la pantalla; iba a ser inútil pedirle algún consejo de desayuno, amarre mi cabello en un moño bastante desordenado, saque las cosas y comenzó a poner toda la cocina patas arriba, al final de cuentas quizás uno de mis buenos dones además del periodismo era la cocina, aunque a veces el arroz quedaba como engrudo; prepare café y un poco de té por si se quería, pero en cuanto le puse la jarra frente a el tomo la taza y se sirvió, el único momento en el que despego la vista fue para tomar la leche y azúcar.
Si parece que vives sola.
Ni un sonido en todo el tiempo que estuve cocinando y lo tenia a no menos de diez pasos, apilé el desayuno en cada plato y se lo puse enfrente, ni siquiera hizo un esfuerzo por mirarlo.
—¡suficiente!—hablé arrebatándole el teléfono de las manos.
—¿Qué?—despertó de su trance. —¡No!, ¡No, espera!—se levantó casi cayéndose por su teléfono.
—Desayuna y te lo doy, Butler—señale el plato de hot-cakes.
Como niño pequeño derrotado termino sentándose y tomando su plato, —Esta bien—habló tomando el tenedor.
—¿tenemos crema batida, amor?
—Si, está en la nevera.
Se levanto por ella, todo paso en tan poco tiempo que apenas pude saber lo que había paso. Algo frio contra mi cara y un Austin atacado de la risa.
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Mi novio es el Rey
FanfictionSalir con una estrella a la que conociste gracias a un golpe en la cabeza no es muy fácil que digamos, y menos cuando consigue el papel de su vida.....