•Martina•

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—Martina— dijo alex antes de que saliese de su habitación.
—¿Que?— pregunte deteniéndome y girándome para mirarla.
—Quédate por favor—dijo ella.
—Alex, yo no...
—Por favor Martina, prometo no intentar darte ningún beso ni nada parecido. Además no quiero estar sola toda la noche.
— Si te vas a quedar con tu hermano Archie.— dije intentando no ser convencida por ella.
— Si bueno, lo que pasa que mi hermano va estar con tu mejor amiga. Además no puedo permitir que te vayas sola a casa.
— No se.— dije haciéndome la dura.
— Venga prometo no molestarte en el instituto.— dijo esperando que esta vez si aceptase.
—Bueno en ese caso quizás sea mejor quedarme.— dije por fin escuchando lo que quería oír.
—Ven échate aquí dijo Alex.— poniendo su irresistible sonrisa.
Mierda el maldito alcohol. Me hace pensar en tonterías.
—Voy, pero no intentes hacer nada ya te aviso— dije sería.
— Claro que si rubia, confía en mí.—dijo haciéndome un sitio en su enorme cama.
Me eche en su cama y la mire, maldito alcohol estaba preciosa, como podía ser tan perfecta.
La voz de una chica en la puerta me saco de mis pensamientos.
—Alex— dijo la chica morena de pelo corto.—¿ Quien es ella?
—¿Mia? tu.. que..¿Que haces aquí?—preguntó Alex confundida.
—Vengo a quedarme contigo toda la noche.— dijo ella con la total certeza.
—Alex,— dije yo mirándola.—creo que será mejor irme—.
—Eso puta, será mejor que te vayas a follar a otra parte.— dijo ella mirándome con cara de asco.
—¿Perdón?—pregunte levantándome para quedar enfrente de la chica morena.
—Mia, por favor vete.— dijo Alex levantándose enfadada.
Por que la Alex borracha se comporta así. La alex normal nunca me hubiese defendido y mucho menos si tenía oportunidad de follar con alguien. Y por que yo no la estaba odiando. Prometo nunca volver a beber.
—Mira, Alex que yo me voy.— camine hacia la puerta y me gire.—Además tu pie parece estar mejor—.
—¡Martina! joder— dijo Alex.—No te vas a ir.— Me ordeno Alex cogiéndome del brazo.
—No me vuelvas a dar órdenes Alex— dije así para salir de la habitación.
—Te estas comportando como una niña— gritó Alex.
—¿A si?— pregunte dando me la vuelta.— Pues esta niña se va a su casa—.
Cuando salí de casa de Alex llame a un taxi. Le envié un mensaje a Lu diciéndole que me iba a mi departamento.
Cuando llegue encendí la luz y me senté en el sofá.
Como pude ser tan idiota para pensar que se había echo daño de verdad. Estaba claro que lo único que quería era pasar la noche conmigo y no precisamente durmiendo. Joder que gilipollas que soy.
Alex nunca  cambiará, siempre será una orgullosa de mierda. Alex debería aprender a que las palabras a veces duelen más que un puñetazo.

•Sabes que te odio•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora