Capítulo XIV -. Nadie más

30 5 49
                                    

La espera no podía hacerse más eterna para el pelinegro. Hoy vendría a visitarlo Deidara y debía ser todo perfecto. Esperaba ansioso en la sala hasta que oyó que tocó la puerta.

Se paró en seguida y le abrió la puerta emocionado. —Hola. —le sonrió.

—Hola. —le devolvió la expresión.

—Pasa. Ésta es tu casa. ¿Qué tal te ha ido en la nueva escuela? ¿Nos extrañas?

—Sí y sí. —dijo mientras pasaba y se sentaba en uno de los sofás junto con Itachi —. Los he extrañado mucho. Es un poco solitario ser yo. Hay alguien que se enamoró de mí. —rió al recordar a Hidan. Ésto no le hizo mucha gracia al pelinegro, estaba algo confundido.

—¿Se enamoró?

—El idiota creyó que yo era mujer y le gusté.

—Oh, ya veo. —sonrió —. Seguro está muy triste porque no puede tenerte.

—Se endadó demasiado. Golpeaba a todos los que se reían de él. Lo encontré llorando el baño a la hora de la salida. —suspiró.

—... —Itachi calló un momento al entrar en empatía con el hombre al que se refería. No sabía la historia completa, pero imaginaba cómo el corazón del pobre fue pulverizado —. Le gustas mucho. Probablemente le decepcionó que no fueras mujer.

—Es obvio que sí. Además él nunca me gustaría, es como... me coqueteaba de forma muy atrevida frente a todos, no quisiera a alguien así.

—¿Y si no lo hubiera hecho lo considerarías para estar contigo?

—No lo sé. ¿Por qué me interesaría en él? Ya me gusta alguien; nadie más.

—Tienes razón. —asintió con la cabeza hasta que cayó en cuenta —. Espera, ¿Te gusta alguien?

—¿Y qué tal te ha ido a ti? ¿Sasori se ha portado bien? ¿Nadie te molesta?

—Me ha ido bien, Sasori se porta bien y no, nadie me molesta. Pero, ¿Cómo es que no me habías contado? —preguntó con sorpresa. Le parecía extraño el hecho de que no le haya dicho aquello.

—¿Ah, no? —fingió sorpresa: claro que sabía que no lo había hecho.

—No. ¿Desde cuándo...?

—Hace poco. —dijo con tranquilidad.

—¿Y puedo saber quién es? ¿Es alguien de tu nueva escuela si es hace poco? —le brindó una sonrisa mientras ladeaba ligeramente su cabeza.

—No y no.

—¿Soy yo? ¿Es Sasori?

—No lo sé, dije que no te diría. —se cruzó de brazos haciendo temblar el ojo de su amigo. Itachi soltó un suspiro resingnadose a perder.

Casi al instante, Deidara recibió una llamada de Kitsuchi, pidiéndole que volviera a casa. Después de tantas súplicas para quedarse, se decidió por irse.

—Supongo que ya debo irme. Es que me quieren mucho en casa. —rió.

—Está bien. Ojalá vuelvas pronto. —le sonrió.

—Lo mismo digo. Adiós. —le dijo amablemente para después salir, dejando la puerta entreabierta.

—Adiós. —le respondió mientras se iba. En cuanto el rubio le dió la espalda, un escalofrío recorrió toda la espalda del azabache.

Los celos habían invadido cada milímetro de su cuerpo, de pies a cabeza; pero prefirió no admitirlo. Quería convencerse a sí mismo de que no era cierto, que simplemente no quería que pasara lo mismo que él. No quisiera ver roto su corazón.

—Deidara... está enamorado... —susurró para sí mismo y terminó por derretir su cuerpo en el sofá —. Él... Él... quiere... con alguien más... —su respiración empezaba a agitarse y su corazón a latir con fuerza. Intentaba con todas sus fuerzas tranquilizarse y querer creer que en realidad era una exageración suya, que no se sentía así de ansioso por algo así.

¿Dónde estaba toda la felicidad que le daría la alegría de Deidara al sentirse así? No le gustaba, y sabía que no debía pero de igual manera no podía evitarlo. Celoso como madre con su recién nacido, se levantó y lavó su rostro en la cocina.

«Que bien que me haya esperado hasta que alguien más llegara a él...» —pensaba entre lágrimas —. «Me rindo ante ti, mejor amigo... ante nadie más que sólo a ti...» —empezó a temblar y puso su cara en el borde del fregadero para intentar sostenerse. Sintió cómo derrepente alguien detrás suya tocó su hombro. Volvió a mojar su rostro para intentar mezclar sus lágrimas con el agua de la llave —. Ah, hola, Sasuke...

—¿Qué te pasó? —preguntó asustado.

—Nada importante, sólo me cayó algo en los ojos y estaba lavándome.

—¡Hermano, deja de hacerme ésto! —se exaltó sorprendiendo en demasía al mayor, borrando al instante su sonrisa—. Nunca me dices qué te pasa...

—¿De qué-

—¡Sé lo que te pasaba la última vez! Seguí a papá cuando fue a hablar contigo y oí todo. Estabas muy extraño por Shisui, que es tu novio ¡O no lo sé! Probablemente hasta terminaron de lo feo que rompió tu corazón...

Itachi estaba sin palabras, le acababan de decir cómo supo todo éso, pero aún no le entraba en la cabeza y seguía sin entender –o sin querer entender–.

—Ya estoy grande como para que me ocultes eso. ¿¡Hasta cuándo piensas confiar en mí!?

—Sasuke... no era mi intención-

—¿Entonces por qué?

—Porque no siento que debas cargar con mis problemas...

—Quisiera servir como tu apoyo. Ser un buen hermano y saber de ti...

—En realidad sí era algo sin importancia. —suspiró —. Me atrapaste. —sonrió con amargura —. Sí estaba llorando.

—¿Por qué? —dijo más calmado.

—Ya me rendí. Me quería convencer que no me gustaba Deidara por más cosas que sentía... Me rendí cuando reconocí los celos que sentí cuando me dijo que a otro amaba... No pude evitarlo. De la forma más tonta, esperé a que llegara alguien más para darme cuenta. Lloraba porque me dolió, pero ahora debo cobrar por mis acciones al no habérselo dicho antes.

La boca del menor estaba inconscientemente abierta, pero aún quería aprovechar su oportunidad. Puso una sonrisa tranquila e intentó aconsejarle lo mejor que podía con sus pocos conocimientos sobre el amor. —¿Y qué seguridad hay que la otra persona le corresponda?

—¿Cómo no podría enamorarla?

—¿Y si tú vas por él antes que ya esté con otra persona definitivamente?

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora