Jazba Kaan era una persona simple y común, no tenía nada que ocultar, muchos lo sabían e ignoraban la existencia del pelirrojo, lo cual estaba muy bien con el.
La atención no deseada traía problemas. Vivía con su abuela Hepziba, en Jackson, Wyoming. Con una población de 10.585.
Su casa se encontraba cerca del bosque, la abuela odiaba vivir con tanta gente, el también lo hacía pero no estaba dispuesto a darle la razón a su abuela de ninguna manera.
“Buenos días, Jazba”saludo feliz la abuela, bailando alrededor de la mesa.
“Buenos día a ti, abuela” sonreí acomodándome.
"¿Tienes todo para hacer tu ritual de Samahin?” pregunto la muejer.
“Lo hago” asintió con la cabeza “ Lo haré después de salir del colegio.”
“Viajare a la línea ley que se encuentra cerca del monte, hoy es un día especial, espero ver a tu abuelo” comento con añoranza.
“Si Lord death te lo permite, el velo se abrirá, abuela" la anima, rogando que Lord Death le conceda esto a su abuela.
La mujer niega con la cabeza y le mira a los ojos, iguales a los suyos, el mismo azul helado de siempre.“Termina de comer, Jazba, llegarás tarde como siempre”
Era un secreto, uno que fue ocultado hace tiempo, más que nada en este pueblo, los Kaan tenían magia.
Hace más de cuatrocientos años, nosotros, los brujos, éramos libres de practicar la magia con más libertad, ahora somos pocos y los que quedamos somos fácilmente reconocibles por los de nuestra especie.
Los Kaan por su cabello rojo sangre y sus ojos azules helados, muchos fueron asesinados por eso mismo.
Jazba había conocido a unas cuantas brujas y brujos, todos ellos con diferentes marcas, en su cabello, en su piel, en sus ojos, en sus labios o uñas, o en el peor de los casos en su dientes. El pensaba que Alina Kestrevko tenía una marca hermosa, sus ojos parecían estar formados por una galaxia de estrellas, era hermoso, Alina, la vieja bruja creía que era un inconveniente.
Jazba no lo había vuelto a comentar, si la bruja creía que tenía razón, no era su lugar contradecir a la mujer, era una buena maestra, le había enseñado bastante, al igual que su maestro, Sorin Federico, tenía varias marcas en su piel que parecían garras que fueron quemadas, el brujo lo hacía pasar como tatuajes.
Jazba entro a su salón de clases, ignorando a todos, como ellos hacían, solo que está vez, el mismo había pasado por alto la mirada curiosa que le dirigían, un interés oculto ardiendo en los ojos color gris.
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SORCERER
Fantasy"¿Que estás haciendo?" pregunta una voz detrás de el pelirrojo que estaba encendido una velas. "Ahhhhh" grita hasta que se calma y gira mirando a el pelinegro detrás de el "¿Qué haces aquí, no eres alérgico a las plantas o lo que sea? " "Soy perfec...