Antes de poder decirle nada a sus amigos, Carina quiere tener las cartas para demostrar que no son suposiciones y que es verdad lo que dice. Por eso va casi corriendo a su casa después de las clases, para poder coger esas cartas. Ni siquiera se espera a Iván. Debe darse prisa antes de que llegue su padre.
Sube las escaleras a toda velocidad y llega ante el despacho, pero antes de que pueda bajar la manivela y entrar, su padre sale de ahí. Se para al ver a su hija frente a él y pasmada.
- Oh, hola cariño. ¿Querías algo? -sonríe dulce como siempre.
- Papá... -murmura y luego carraspea. No puede levantar sospechas- Venía a por un libro.
Su padre no sospecha, porque Carina lee mucho- Ah claro, elige el que quieras, están puestos en las estanterías.
Ella sonríe- Gracias.
Se escabulle en el interior y su padre baja al salón, por lo que puede rebuscar con seguridad. Sin embargo, las cajas ya no están. El despacho está completamente amueblado y decorado.
Mierda.
Mira en cajones, en las estanterías y por muchos sitios. Se coge la cabeza y suspira pesadamente. Después buscaría más a fondo. Baja a comer y su padre la mira un poco serio.
- ¿No has cogido un libro?
Ella alza la mirada un poco nerviosa- Ah... ninguno me convencía.
A quien no ha convencido mucho es a su padre, porque a su hija siempre le ha parecido bien cualquier libro.
Tras un silencio, el padre vuelve a hablar más serio aun- Hoy no saldréis de casa, vais a quedaros a estudiar.
Los hermanos se miran entre ellos y después a su padre. Él no solía prohibirles salir, pues eran buenos en los estudios. Algo es extraño en él y en su comportamiento.
- Vale -murmuran ambos y miran a su madre. Ella se encoge de hombros. Tal vez hoy no esté de humor... Pero cuando había hablado con Carina sí que estaba contento. Entonces, ¿qué está pasando?
Después se suben a sus habitaciones en silencio y sin entender nada. Se ponen a estudiar por un rato. Pasa el tiempo cuando oyen que los llaman.
- ¡Iván, Carina! -los llama el padre enfadado desde el piso de abajo.
Ambos salen de la habitación a la vez. Se miran entre ellos rodando los ojos y resoplan. Sin embargo, no quieren hacer enfadar más a su padre y bajan para saber qué quiere.
Ese comportamiento de su padre extraña cada vez más a los hermanos, y también a la madre, quien hace como si nada por si solo es mal humor, pero en realidad está sorprendida.
- Quiero que limpiéis la cocina, el comedor y el salón -les ordena una vez llegan ante él.
- Pero... ¿no querías que estudiáramos? -pregunta Carina confusa.
- ¿Y qué has hecho estas horas? -pregunta muy serio.
- Estudiar -contesta Iván porque es obvio.
- Pues ya está -dice suspirando- A limpiar, que no ayudáis a vuestra madre en nada.
¿Qué cojones le pasa?
No replican porque no entienden nada. Así que se ponen a limpiar a pesar de que la madre se niega.
Cuando terminan, no pueden hacer nada, y Carina ve el libro de Accludere house sobre su cama, por lo que decide seguir leyéndolo. Debe seguir las instrucciones de Aryana, y más ahora que sabe que su padre conoce a los Berlusconi por alguna razón. Abre el libro y se le acelera el corazón por el miedo que le da toda esta historia. Así que se centra en la información importante.
ESTÁS LEYENDO
Encerrados
ParanormalCarina e Iván son dos hermanos que por sus padres se han tenido que mudar a un pueblo en Italia. Parece un pueblo normal y corriente, pero esconde más secretos de lo que creían. Hacen nuevos amigos, consiguen una vida normal... Pero les cuentan unas...