—quedate quieta niña tonta— gruñe mostrando su colmillo en señal de irritación
—no soy ninguna niña, estúpido erizo al carbón— gruñe ella de vuelta en reclamo por su apodo
—tsk— es la única respuesta que recibe mientras el erizo negro venda la herida en su pierna.
Se maldecía una y mil veces haber salido de su cueva a dar una vuelta por el lugar. Se maldecía una y mil veces haberla rescatado del oso. Se maldecía una y mil veces por estar cuidando de ella por culpa de la tormenta que comenzó de pronto.
Respiró profundo controlando su enojo y volvió a lo suyo, vendando bien el área después de darle una buena limpieza. Al terminar colocó todo en su lugar y aguardó la caja de primeros auxilios pensando en que tendrá que conseguir nuevos suministros.
—este lugar es muy bonito— escucha a la eriza mientras esta observa el lugar.
En realidad, a pesar de estar oculta en una cueva, el lugar era una hermosa casa, con varios objetos como: sillones, una mesa de centro, algunos libreros, televisión hasta un refrigerador y muchas cosas para cocinar.
—hmp— es la única respuesta
—siempre creí que vivías en una húmeda cueva como si fueras un murciélago— ríe levemente solo escuchándolo gruñir —oye shadow—
—que?—
—por qué me has ayudado?— la pregunta lo deja quieto, como si le lanzara un rayo paralizante
¿por qué? Ni él lo sabe. Simplemente la vio y la ayudó. Bueno, eso cree, la verdad solo sintió un punzón muy fuerte en su cabeza y su cuerpo hizo solo las cosas.
—me pareció aburrido tener un cadáver en mi bosque—
—tu bosque?—
—aquí vivo, no quiero tener que escuchar la conmoción del idiota azul cuando te viera comida por el oso—
—enserio?—
—además, me es más divertido verlo correr como demente al no encontrar a su novia, quizás y él también se caiga por el risco como cierto chicle muy torpe— se sirve una taza de café y bebe de este tranquilamente
—oye! No fue porque yo sea torpe, simplemente...— deja de hablar y baja un poco las orejas —no creo que te interese—
—no, no me interesa— niega caminando por el lugar, sacando de un cajón una manta y lanzándola hacia la eriza —hará frio— es lo único que dice para regresar a su cafetera, agarrar otra taza, llenarla y dejarla en la mesa frente a ella
Ella lo mira curiosa, él es tan frio y a la vez tan cálido. ¿Cómo es posible tal combinación?
Shadow la ve al sentir sus ojos en él. Tampoco tenía mucha idea de que estaba haciendo, solo lo hacía.
Pronto el silencio invadió el lugar, seguido de un relámpago que se escuchó cerca, asustando a la eriza, obligándola a ocultarse debajo de la sabana, temblando ligeramente, no era muy amiga de las tormentas eléctricas.
—te da miedo los rayos, chicle?— pregunta con cierta burla
—callate— responde, pero no enojada, dejándolo extrañado
¿y la eriza ruda capaz de romper una piedra con su martillo? ¿Qué ha peleado contra un robot cinco veces más grande que ella? ¿Qué golpea al azul y al rojo con tanta facilidad que lo ha hecho llamar su curiosidad?
Otro relámpago cae retumbando en las paredes de ese lugar, al ser una cueva, el sonido se escucha con mayor potencia. Ella solo se esconde un poco más.
Él la mira, suspira regañándose por lo que iba a hacer, pero no se detuvo, caminó hacia el sofá y se sentó a su lado.
—tranquila, aquí adentro no llega esa energía, estamos bajo tierra prácticamente—
Ella mueve sus orejas, de nuevo ese lado amable, no negará que le agrada más que el erizo gruñón que cada vez que lo ven quiere romperle la cara a sonic contra el suelo. Asiente tímidamente y sigue en silencio, ahora tomando un poco del café. Se sentía bien algo caliente en tiempo de tempestad.
Los minutos se volvieron horas, y las horas en un nuevo día. Ellos dos seguían en el sillón, pero ella ahora hacía recostada en su regazo descansando mientras él solamente la observaba. Era curioso, pero esa eriza tenía algo que le llamaba la atención, aun no sabía qué.
Suspiró aburrido mirando hacia arriba, viendo el cielo despejarse en una pequeña entrada en la parte más alta de la cueva, la lluvia había parado y pronto amanecería. La miró de nuevo para tomarla con cuidado entre sus brazos, sería mejor llevarla a su hogar. En un destello apareció frente la casa de la eriza, tan rosa que a veces le dolía los ojos, no entendía el fanatismo por ese color, pero a la vez, le daba igual. Entró por la ventana y caminó por el lugar hasta encontrar la habitación más próxima, allí la colocó en la cama.
—descansa chicle— susurra para desparecer de nuevo en una luz dorada.
Tan solo regresar al bosque, podía ver una ráfaga azul ir de aquí para allá buscando a la eriza, tan desesperado que fue fácil para él colocar una roca frente a este y verlo tropezar una colina abajo. Sabía que era un juego tonto, pero realmente le divertía ver al idiota azul comer tierra, placer culposo quizás. Toma asiento sobre las ramas de los árboles mirándolo levantarse y seguir con su carrera, tropezando ahora el solo con un tronco.
—si es un idiota—
........
Miraba hacia el horizonte, el enorme mar de agua dorada gracias a la puesta del sol, pensativo, como todos los días, a la vez en calma, le agradaba disfrutar del atardecer.
Cuando este termina regresa a su hogar listo para descansar, pero antes de entrar encuentra una caja rosa y una nota. Curioso lo levanta y abre la nota
"gracias por tus cuidados, esto es para que acompañes tu delicioso café" es lo único que decía
Confundido abre la caja encontrando un pastel de fresas bien decorado, de forma simple pero muy bonito, el olor le trajo curiosidad y entro con el pastel dándose una idea de quien fue quien trajo él pastel.
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Flufftober shadamy 2022
FanficReto de escritura, flufftober #Flufftober2022 #Esdefanfics