Un nuevo lugar

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Sólo quince años recién cumplidos. Hacia dos semanas acababa de llegar a su nueva casa, con sus dos hermanas pequeñas y su madre.
Su padre murió cuando ella tenía diez años, fue algo muy duro, Lucia y su padre estaban muy unidos, pero poco a poco lo fue superando.
No había tenido una buena infancia, o quizás si, pero no como los demás niños. Iba de hospital en hospital acompañando a su padre en todo momento, pero a pesar de eso, era una niña muy alegre.
Pelo castaño y ojos azules, una sonrisa preciosa, era tímida, no muy alta y estudiosa.
No quería mudarse a Málaga, para ningún adolescente es fácil empezar una nueva vida, en otro lugar, alejado de su gente, pero las circunstancias la obligaron a hacerlo.
Era su primer día de instituto allí. Acompañó a sus hermanas a su clase, y buscó su aula dentro de ese laberinto donde le había metido su madre. Cuando por fin la encontró, entró y se sentó cerca de la ventana. Ya había sonado el timbre, pero aún no había nadie dentro, todos los adolescentes estaban todavía mirando las listas de sus clases, saludando a los que hacía tres meses que no veían y con tantas cosas que contar en lo que menos pensaban era en entrar de nuevo a clase.
Pasados cinco minutos, volvió a sonar el timbre, Lucia seguía sola allí, miraba por la ventana que tenía al lado, veía a todos sus nuevos compañeros y se sentía triste, echaba de menos a sus amigos de Madrid y pensaba que aquí no conocería a nadie como ellos, y que iba a estar sola durante todo el curso. Empezó a venir el mogollón de gente, entraban como locos en su clase y en las de al lado, abrazos, besos y mas abrazos, gritos de alegría y entusiasmo. Se fueron sentando en los sitios que había libres. Un grupo de unos siete chicos y chicas juntaron las mesas del fondo de la clase y siguieron hablando, todas las mesas se fueron ocupando y formando grupitos, pero nadie debió de darse cuenta de que Lucía estaba allí.

Mi primer amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora