Esto lo iba a hacer en Omegaverse (Porque quiero escribir un Omegaverse protagonizado por Harbinger) pero a la final pensé que quedada mejor sin eso.
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Desde el momento de empezar su relación los 2 se habían envuelto en cierta rutina involuntaria. Tanto Seiya cómo Harbinger tenían que estar la mayor parte del día encerrados entre 4 paredes, otras veces teniendo misiones que atender en las cuales no podían estar si o si como compañeros. Lo que había derivado inconscientemente en una relación bastante sexual desde sus inicios, pues la noche era su mayor punto de reunión, en la cómoda soledad del templo del patriarca sin nadie alrededor que los molestara, dejando llevar un poco por el ambiente hasta el punto de su relación donde estan unos años despues. Quedando siempre en lo sano claro estaba.
Maldita sea que lo extrañada. Pero no, tenia que irse a Japón porque a Saori se le olvidada que esta dirigía un orfanato y no tenia quien lo fuera a atender pues ella estaba ocupada con su propia fortuna para ir ella. Sentía un poco aburrido su oficina sin tenerlo a él un rato con él para conversar. Enserio se podía sentir un poco aburrido con facilidad pues el no estaba hecho para una maldita oficina.
Buscaría unos juguetes, cuando Seiya regrese en unos días no lo soltaría por nada. De ser por él lo encerraría en su templo (Sagitario o el propio Tauro que aun estaba sin nuevo guardián) proclamándolo como suyo sin algún tipo de pudor. Seria divertido luego de estar separados cerca de 2 meses.
Harbinger nunca tuvo lazos importantes, a diferencia de Seiya que aun con los años seguía teniendo a sus amigos y hermanos, reconstruyendo la relación que tenia con quien sabe cuantos obstáculos ha tenido.
Harbinger solo ha tenido algo similar a eso con el arquero, pues se crio solo con la idea de sobrevivir sin importar quien terminada con los huesos rotos. Pero si tenía que admitirlo, todo el historial que Seiya tenía encima le hizo ganarle respeto, una pequeña admiración y al final se enamoro exageradamente en lo que eran sus estándares para relacionarse en el pasado. Por eso se le declaró a Seiya en primer lugar, pues su compañía se había vuelto agradable queriendo tenerlo a su lado más tiempo.
Si su yo del pasado lo viera no lo reconocería.
La llegada de Yuna a su templo le llamo la atención. Informándole de ciertos sucesos en las cuales solicitaban su presencia, arqueando las cejas acepto rápido. Era curioso con la monótona paz que han tenido. Siendo una visita rápida de Pallas a su hermana para el día siguiente, que como patriarca tenia que soportar.
Bueno, al menos ya se llevada bien con Titan. De cierta forma eran amigos.
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Ya con la llegada de Seiya el patriarca suspiro como si estuviera aliviado. Era describible como un sentimiento similar cuando la soledad es opacada por una dulce compañía. Harbinger fue uno de los primeros en residirlo una vez llego.
Normalmente su vestimenta era de una túnica similar a la de sus antecesores en el cargo solo que la suya era colores negro y morado como principales teniendo bordados blancos. Para residir a Seiya había optado por quitársela queriendo estar más casual, dejando la túnica en su trono quitando lo que usada debajo de esta; Una camisa simple y unos jeans oscuros, lo normal en él. Acompañándolo devuelta a su templo una vez Seiya y Saori terminaron de hablar.
- Que bueno que estas aquí otra vez. - Rodeándolo con su brazo le dijo siendo imposible de ocultar su alegría. - ¿Cómo fue estar entre tantos niños? Si quieres adoptar uno dime que asumo que te ha de quedar bien la paternidad. - Bromeo. La imagen de Koga llego a la mente de Seiya al mencionar Harbinger esto ultimo, haciéndole sentir mal del que nunca pudo verlo ni tener una mejor relación con él, era su sucesor pero nunca pudo ser un maestro real.
- Me gusta ver que me extrañaste. Si te conozco, puedo pensar que la pasaste mal sin mi.
- Y no te equivocas. Fue algo aburrido, me cuesta admitir que eres más importante para mi de lo que creerías. Sin ti lo único interesante fue tratar que Ikki y Hyoga me contesten el llamado al Santuario para retomar las armaduras de Leo y Acuario. - Aun no sabia como Seiya lograda tenerse en contacto con ellos. Era tierno ver al toro alagarlo así.
Deteniéndose en la entrada de su destino, el templo de Sagitario ambos se voltearon para verse a los ojos, poniendo Seiya sus manos en los hombros del toro para que este lo sujetara, terminando por besarlo dulcemente.
- Te amo maldito enano. - Dicho esto, sus 2 manos sujetaron las piernas de Seiya para cargarlo. Si, la palabra enano le quedada a Seiya comparándolo con el toro, sin mucho esfuerzo su cuerpo lo podía cubrir. - Espero no te moleste pero deje algo en tu recamara. Te extrañe bastante y quiero aprovechar poder tenerte entre mis brazos otra vez. - Un escalofrió recorrió el cuerpo del arquero. No podía negar que se sentía emocionado y a la vez intrigado por probar la sorpresa que el toro le tenia.
- También te extrañe. - Y lo beso una vez más por unos segundos. Dejándose llevar por este sin objeciones a su cuarto donde ya estaba todo arreglado, menos ellos 2.
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La diferencia de proporciones que tenían ellos, siendo Harbinger el doble del tamaño de Seiya se volvió algo similar a un fetiche. Siempre usaban hecho para experimentar y jugar, sexualmente hablando.
Acostado boca abajo Harbinger tenia a Seiya por sobre el se urgía sujetando al toro de las caberas penetrándolo, a su vez que el arquero tenia un juguete metido entre sus glúteos. Habiendo dejado una marca de un azote en los glúteos del moreno mientras su cabera se restregada, gimiendo pesadamente contra su espalda.
Harbinger estaba seguro que si Seiya fuera más alto y con una apariencia menos juvenil muchas de sus parejas lo buscarían en el papel del activo. Se sentía tan jodidamente bien tenerlo encima, tenia fuerza y vigor emulando una bestia hambrienta. Gimiendo continuamente su nombre.
Pasado el rato cambiaron de posiciones, buscando Seiya el miembro del toro para metérselo a la boca haciendo que el toro gimiera de forma sonora a cada paso que dada sobre ese trozo de carne en sus manos, empezando por besar sus testículos hasta delinear la circunferencia en sus labios, siendo mucho para intentar una garganta profunda por más que practica no le faltaba.
Extendiendo su mano izquierda el moreno separo los blancos y dulces glúteos del castaño, jugando con el objeto dentro de que él que vibrada de él.
- Me toca mandar una vez más. - Haciéndole una señal le pidió a Seiya que se volteara, quedando acostado boca abajo dejando ver sus caberas levantadas, las cuales el toro sujeto para sacar el juguete dentro de él con los dientes y luego tirarlo sin cuidado por el suelo. Enterrando la cara por unos segundos, cerciorándose que este bien lubricado con su lengua. Dejando una mórbida en su piel antes de separarse y apoyar su miembro en ese espacio, de un solo movimiento mutuo quedo bien dentro uniendo sus cuerpos en ese vaivén sexual que no fue saciado hasta luego de unas pocas horas que para un hombre con la resistencia de un santo no significaban nada.
- Te amo enano. - Posesivamente sus brazos atraparon al castaño, dejándose caer de costado en la cama donde sin penas ni apuros se besaron lentamente, enredando sus cuerpos desnudos. - Cásate conmigo y no me dejes solo otra vez. Se mío. - Aunque ambos estaban lo bastante cansados estaban consientes de lo que decían y escuchaban. Y aunque Seiya no llego a responder con palabras, si llego a sonreír mientras se apoyada en el pecho del moreno, siendo abrazado por este.
Desgraciadamente, al despertar el tema ninguno lo volvió a tocar. Pero su relación era casi la de casados. Estando juntos como pareja en una faceta de sus vidas muy diferente a la de hace años. Como hombres y como parte del ejecito de Athena.
