EL TRAJE

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¡Soy vanidoso es cierto! ¡Despreocupadamente lo acepto!

Pero en el amor, en el dolor y en lo lento de mi pensamiento.

Intuyo que la vanidad es un delito, un traje por lo regular grande, deslavado, siempre desgastado y por nada me lo cambió.

Algunos días me ofrecen el chico, el de la medida pero insisto;
¡Tal vez ni me admiraran!
¡Que se quede en visto!

O me desarruguen el de la humildad, de la cual no tengo ni la mitad.

¡Y me siento orgulloso, creyéndome muy valioso!

Camino muy ufano, para nada señal de humano, con el cuerpo erguido y la mirada de millonario.

Voy por la vida con gran alegría, con mi atuendo ancho, venteando el aire, tratando de encontrar otro igual.

¿Porque...?
¿Ustedes creerán?
¡Como abundan los tipos como yo!

Qué no viven en este mundo, sino en uno falso he inmundo.

Y aunque sé qué hay otros de tela similar, no dejó que me quiten mi buena suerte, de abrigarme con este.

¡Solo pido!
¡En verdad lo digo!

Dejen que trascienda el caminante, qué desea poner un brazalete en mi puño, para unirlo al de ella.

Y tenerla como mi compañera.

León

25 oct 2003. 11:43 am

Hace mucho frio.

Canción de mis recuerdos, cuando me la cantaban.

Canción de mis recuerdos, cuando me la cantaban

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