𝗔mor 𝗱e 𝗧res || 𝗕𝖺𝗄𝗎𝗧𝗈𝖽𝗈𝗗𝖾𝗄𝗎

Capitulo treinta y dos. 𝐄𝐧𝐣𝐢 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢

La mirada de aquel imponente y fuerte alfa recayó de forma pesada sobre la presencia de su propio hijo, conectando directamente sus ojos de tonalidades color cielo sobre la tormentosa vista que Shoto transmitía en ese momento.

Su mente no terminaba de procesar que, de un momento a otro, todo con respecto a las decisiones que Shoto tomaba ya no se encontraba en su poder, ya no tenía el mismo control sobre el pensar ajeno por culpa de aquellos adolescentes que en ese momento se encontraban a sus costados, observándolo casi con el mismo odio que el bicolor sentía hacía él en ese preciso instante.

Todo por culpa de que había recomendado a su hijo a esa academia.

Si tan solo hubiera sabido que allí se toparía con esas dos grandes molestias, en definitiva, evitaría que este siquiera pisara las calles cercanas a la U.A. Si tan sólo hubiera reflexionado un poco más aquella noche donde sus pensamientos se enfocaban directamente en el futuro desarrollo como héroe profesional de Shoto, pudiese haber sido capaz de ahorrarse aquella molesta escena que estaba obligado a presenciar.

Todo por el absurdo capricho adolescente de su propia cría.

Todo porque Shoto escogía a sus destinados, sobre su destino.

—¿Qué dijiste? —interrogó con voz demandante, mostrándose de forma casi amenazante frente los adolescentes delante suya.

Enji se encontraba irritado, molesto por la escena que delante suya debía tolerar que se desarrollara, manteniendo un perfil firme delante de esos tres adolescentes que durante tanto tiempo se habían burlado de él bajo sus propias narices. Desarrollar un vínculo, verse como destinados e inclusive marcarse con el aroma del otro como muestra de territorialidad... Simplemente no podía dejarlo pasar.

Menos aún considerando que una vez Shoto pasó por su lado para dirigirse directamente hacía su dormitorio, percibió que este se encontraba bañado con el fuerte aroma a limón del alfa rubio que tenía delante.

Su hijo había llegado hasta ese punto con aquellos dos jóvenes, donde no tenía problemas de que su alfa le dejara su aroma totalmente impregnado, marcándolo como suyo frente al resto de los alfas con los que se cruzaran.

Eso no presentaba más que una molestia.

—No me iré a ninguna parte. Por más de lo que puedas llegar a decir, en esta ciudad tengo todo lo que alguna vez conocí, incluyendo a mis dos hermanos, por lo que no pienso aceptar el irme solamente porque tú lo quieras. —repitió con firmeza en sus palabras el bicolor, manteniendo una postura desafiante bajo la mirada de su padre.

—Soy tu padre, Shoto. Por ende soy tu tutor legal, y como tal, tengo el poder de decidir por mi cuenta aquello que más te convenga, sin importar lo que a ti te parezca —respondió, notando como el menor arrugaba su nariz en muestra de molestia—. Finalmente, lo único que busco es lo mejor para ti.

—¿Lo mejor? Ja... No, lo que usted busca es arruinarle la vida a su hijo solamente porque es un inútil que durante su juventud no pudo superar al hombre que tenía por delante.

—Bakugo, te recomiendo que te mantengas al margen de la conversación. —exigió Aizawa, observando la postura de hostilidad que el alfa estaba marcando de forma inconsciente.

—Kacchan... Mantente en silencio. —susurraba Izuku desde atrás de él, aún sin poder ponerse a un costado por el miedo que le generaba el cabecilla de los Todoroki.

Katsuki gruñó por lo bajo, frunciendo fuertemente su ceño, sin separar ni un segundo su visión de los ojos del alfa a pocos metros suya. Sentía su sangre hervir como la lava de un volcán a punto de hacer erupción, queriendo desatar toda la ira que estuvo acumulando durante ese medio mes, sin embargo, no hizo más que obedecer ante la indicación de Shota, sabía que por más de que sus emociones eran cada vez más fuertes, el dejarse llevar, no solucionaría absolutamente nada.