Era temprano y, aunque fuera verano, aquella mañana estaba refrescando un poco. Mientras todos estaban durmiendo aún, Dai ya se había despertado.
El día pintaba que sería soleado, no muy caluroso, pero aun así haría algo de calor. Obviamente la muchacha se había levantado tan temprano por algo. Aquel día era el enfrentamiento con los del clan Mori y, cómo no iba a ser menos, Dai había decidido entrenar para cuando llegara el momento de la batalla.
Había cogido una katana de madera y se dispuso a hacer movimientos con ésta, como si atacara a alguien.
Hizo aquello varias veces, hasta que pasó un buen rato sin darse cuenta. Alguien se había despertado y ahora mismo caminaba por los pasillos, dirigiéndose al lugar donde se encontraba ella. La persona que se despertó fue Shinpachi. Andaba por los pasillos rascándose la nuca mientras que con la mano sobrante se tapaba la boca a la vez que bostezaba.
Cuando vio a la muchacha se sorprendió un poco. ¿Tan temprano se había levantado? ¿Y para entrenar? Aquello le causó un poco de gracia. El chico de pelo corto y castaño se acercó un poco a ella con una amplia sonrisa, mientras tanto, al escucharle, Dai dejó por un momento lo que estaba haciendo.
Tras verle hizo una leve reverencia de respeto, con una amplia sonrisa en los labios.— ¡Buenos días, Shinpachi-sama!
— Buenos días, Dai. ¿Qué haces despierto a estas horas, enano? — dijo riendo levemente.
— ¿Cómo que enano...? — preguntó la chica, algo enfadada.
— Lo dije con cariño, no te enfades — le acarició la cabeza, revolviéndole un poco el pelo con suavidad.Dai odiaba bastante que le llamaran enano. Sí, aunque fuera una chica, seguía siendo bastante pequeña en cuanto a la estatura y odiaba que se lo recordaran. La muchacha estaba a punto de darle un golpe al chico. Ésta le miró fijamente a los ojos con enfado, mientras el muchacho se sorprendía.
No le dio mucho tiempo a pensar en por qué se había molestado tanto, ya que a parecer no había dicho nada malo.
El mayor de los dos ya había sido aporreado por la joven en la cabeza.— ¡Eh! ¡Tranquilo! ¡No hice nada malo! — gritó tirado en el suelo, cubriéndose la cara y la cabeza con los brazos.
— ¡¿Qué no hiciste nada malo?! ¡Me llamaste enano! ¡Te parecerá poco! — dijo con bastante malhumor dejando de golpearle.Después de tanto escándalo, algunos cuantos más se acabaron por despertar. Como por ejemplo Heisuke. Tras ver a Shinpachi en el suelo, siendo golpeado por Dai, comenzó a reírse a carcajadas de él. Lo más normal entre ellos dos era reírse constantemente uno del otro, al igual que de Harada.
Heisuke, Shinpachi y Harada era un trío un tanto peculiar, pero muy animado, que a penas se separaban.— ¡Eh! ¡Dai! ¡Dale más fuerte! ¡Seguro que se lo merece! — dijo colocando sus manos cerca de su boca, de esta forma se le escucharía un poco más fuerte.
Poco después, un hombre de pelo castaño, o más bien cobrizo, salió de su habitación. Era Harada, y vestía aquellas típicas prendas de color blanco con algunos estampados y bordados de color rojo. Cuando no llevaba la yukata del Shinsengumi encima de la ropa parecía el típico chico que disfrutaba de las peleas callejeras en aquella época.
El hombre, viendo aquella escena mientras sonreía ampliamente, susurró después unas palabras. Quizás no era tan mala persona como creía la noche anterior.— Esta muchacha no tiene remedio...
Aquello fue prácticamente lo que pasó en la mañana de los miembros del Shinsengumi. Sin darse cuenta, Dai se iba haciendo poco a poco una más del grupo. Por una parte, se sentía feliz por aquello, pero por otra, se le hacía duro tener que mentirles.
En el momento en el que descubrieran que era una mujer, seguramente no volverían a confiar en ella.
Después de aquel entrenamiento, Dai decidió darse un baño. Metió varios troncos en aquella especie de chimenea que calentaba el agua de la bañera, después se desvistió, colocándose una toalla en la cabeza para no mojarse ésta. Se sumergió en el agua templada mientras daba un largo suspiro de satisfacción.
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Nunca te fíes de las apariencias. [ EDITANDO ]
Fiction HistoriqueNos situamos a finales del periodo Edo o, como también es conocido, periodo Tokugawa, en Japón. Era la época más conocida por los samuráis que luchaban por su Shogun. Aquellos guerreros estaban compuestos sólo por hombres, sólo unas pocas valiente...