I : Deseo y deber

72 7 4
                                    


Zeth estaba furioso, caminaba de lado a lado de la habitación como lobo acorralado.

-¡No pueden obligarme a aceptar algo así! - dijo apretando los dientes.

-Son nuestras costumbres, sabías que este momento llegaría tarde o temprano, Zeth- trataba de mantenerse tranquilo su hermano mayor Zahid. –Nuestra madre dio su palabra de compromiso, los dioses ya marcaron tu destino...-

-No metas a los dioses en estas cosas Zahid, sabes que con esas excusas no vas a convencerme, eh dicho que no y no es mi respuesta. -

- ¡Ni siquiera la conoces! Te pones insoportable, no se puede hablar contigo civilizadamente. - Dijo Zahid comenzando a perder la paciencia.

Hacía meses que trataba de tener esta conversación con su hermano, pero este siempre lo esquivaba o se negaba a discutir. Su madre le había encomendado la tarea, ya que ella no había podido convencerlo tampoco.

-Por qué no entienden que no hay nada que discutir. No la conozco, ni ella a mí. No pueden obligarnos. – Dijo Zeth ya muy cansando ajustando sus brazaletes de cuero.

-El compromiso está hecho Zeth, no puedes escapar... nuestra madre ya dio su palabra. -

-¡No!, no estoy de acuerdo... no entiendo porque insisten. Cásate tú con ella si tanto quieren casarla. Sigue agrandando tu vasta familia, a mi déjame en paz. - Contestó Zeth cortante y salió de la habitación...

-¡Zeth! - Gritó Zahid frustrado, sabía que era inútil seguirlo...

Zahid se dejó caer en uno de los sillones de la habitación frotándose la frente cansado.

- ¿A dónde salía ahora? - Una mujer de mediana edad de cabellos castaños y ojos verdes como su hijo mayor entraba en la estancia y tomaba asiento a la par de su hijo.

-Tiene todo listo para viajar al sur. Quiere hacer la última caravana antes de las tormentas del verano. Es muy terco... a pesar que le dije que no hacía falta, y que lo necesitamos aquí, lo mismo preparó todo para irse...-

-Cómo tu padre, como todo hijo del desierto. No hemos podido convencerle y el tiempo se nos agota... - dijo la mujer con cara de preocupación.

-Pues tal vez lo presionas demasiado, madre. No quiere casarse... algún día temo que no vuelva de uno de sus viajes. –

-Es joven, inquieto, creo que no sabe lo que quiere aún... En tres semanas llegara la familia de Mohamed y... ¡¿oh qué haremos?! Realmente necesitan de nosotros. -

- ¿Tres semanas? No creo que esté a tiempo madre...se va a ciudad del Sur, no tardaran menos de 20 días en regresar...- Contestó Zahid.

Los hijos del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora