Capítulo XXVI

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Los días pasaron y con ello dieron paso a grandes responsabilidades, Camila pasó de golpe de ser una chica liberal amante de las fiestas y el alcohol a una madre responsable de dos niños, corrió con la suerte de que no embargaron varios negocios de su madre y su padre, por lo que tuvo que hacerse al frente de estos dándole así, una cosa mas por la que luchar.

-¿Que tal el trabajo hoy? - le preguntó Rebeka, mientras tomaba sus cosas, Camila llegaba de trabajar y ella se iba, esta noche le tocaba una larga guardia en el hospital.

-Bueno, como casi todos estos últimos días, adaptándome y tratando de entender cómo se lleva todo, pero nada que toca aprender - le respondió con una sonrisa.

-Tu puedes con eso y más Cami.

Camila bajo la mirada con una sonrisa y un silencio las abordó, Rebeka quería decirle algo pero no sabía si era lo más oportuno dado las cosas que han pasado en la familia últimamente.

-Cami, te quería preguntar algo - le dijo, dudosa.

-Si, ¿que pasa?

-Mañana darán una fiesta benéfica, he sido invitada y quería saber si tú querías ir conmigo- le invito, sintiendo nervios.

-Claro que si, llamaré a Greys para que se quede con los niños y te acompaño.

-Vale - le respondió la doctora con una amplia sonrisa en su rostro.

Lauren se mantenía con la mirada puesta en su ordenador, tenía así más de dos horas leyendo un expediente de un caso en Canarias el cuál ameritaba ayuda extra de parte de su cuerpo, estudiaba una y otra vez quienes de los que estaban bajo su mando sería el más indicado para tomar un avión y viajar hasta allá a prestar el apoyo; se quitó los lentes y estrujó sus ojos cansados, eran las doce de la madrugada y necesitaba un café para aguantar un poco más hasta terminar el trabajo pendiente, para así poderse ir a casa, una de las pocas ventajas de ser ahora la nueva jefa era que no necesitaba hacer guardia, podía irse a casa cuando quisiera, pero de su parte la responsabilidad y el amor por el oficio eran más grandes.

Salió de la oficina y camino hacia la máquina en donde colocó el código y espero a que esta le entregara su café.

-Se activo la alarma de la casa de los Cabello - escuchó decir a uno de los oficiales.

Lauren no dudo un segundo más y fue rápidamente hacia el.

-¿Que has dicho? - le preguntó.

-La alarma de la casa de Alejandro Cabello, inspectora - le confirmó.

-¡Vamos!, ¡¿a que están esperando?! Voy con ustedes.

La inspectora fue rápidamente a su oficina a tomar su arma y su chaqueta negra de cuero, con unos repentinos nervios por lo que estaba pasando, pidiéndole a Dios que Camila y los niños estuvieran bien, ella sabía que ahora que sus padres no estaban la chica vivía sola en esa enorme mansión.

De camino apretó el acelerador a lo más que daba la patrulla, los oficiales que iban con ella se miraban extrañados, nunca habían visto a la inspectora tan preocupada por una simple alarma activada que bien podía ser cualquier tontería, pero lo que ellos no sabían era que en esa casa estaba el alma y el corazón de la inspectora.

Al llegar a la mansión se encontraron con la sorpresa que Camila estaba con los niños en el jardín, llevaba al pequeño en brazos y en su pierna abrazada a ella la pequeña Sofía en pijamas, Lauren se acercó a ella rápidamente.

-¡¿Estás bien?!, ¡¿los pequeños están bien?! - le preguntó con preocupación, mirándolos a todos.

-Si, pero adentro hay unos hombres yo los vi y me dio tiempo de salir con los niños por la oficina de mi padre que tiene una puerta secreta a la calle - le explicó con nervios.

Una Bala Directo al Corazón - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora