Capítulo 46 Gulnihal hatun

1.7K 175 2
                                    

Me mantuve en silencio observando a la mujer cuyos bellos ojos lucen apagados, grandes ojeras oscuras como bolsas en su rostro, un estado tan deplorable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me mantuve en silencio observando a la mujer cuyos bellos ojos lucen apagados, grandes ojeras oscuras como bolsas en su rostro, un estado tan deplorable. Con una mano indiqué a Burcu Kalfa dejar los aposentos.

- ¿A qué a venido? ¿A burlarse de mi? - Hurrem sorbió su nariz.

- Como podría reír del dolor de una madre - dije con suavidad - Entiendo muy bien tu dolor y por eso estoy aquí, me niego a que pases por esto sola, encerrada en tus aposentos - coloqué mi mano en su hombro.

- Que entiende mi dolor... usted tienes, muchos hijos, incluso tiene a mi hija consigo - volteó a verme - No me diga que me entiende cuando no es así - la mujer dio una inhalación profunda.

Con cuidado me sente junto a ella, quité los cabellos rojizos que cubrían su rostro.

- Te entiendo porque yo también lo viví, antes de que Sanem naciera tuve un hijo, un Príncipe de nombre Akar, falleció solo unos meses después de su nacimiento pero nadie habla de ello pues al poco tiempo quedé embarazada y ya sabes el resto - una sonrisa melancólica adorna mi rostro.

Los ojos azules expectantes ahora me miran confusos, un segundo más tarde las lágrimas se desbordaron como cascada por sus mejillas y las ganas de acompañar a la mujer en su sufrimiento me invadieron. Elevé mi vista al techo parpadeando varias veces con la intensión de detener el posible mar de lágrimas que seré.

- También tuve un aborto pero no sabia que estaba embarazada hasta después de.... nadie entiende tu dolor más que yo - afirmé con sinceridad.

Dejando de lado los sentimientos negativos que evidentemente existen entre nosotras la abracé.

- Recuerda que tus Príncipes esperan por su madre, Mehmed, Selim y Bayaceto quieren ver a su madre sonreír - dije despacio.

Abrí mis ojos ante la sorpresa de sentir sus brazos alrededor de mi torso, deje escapar un corta y ligera risa. Irónico como el dolor puede unir hasta los más grandes enemigos.

En el amor y en la guerra todo se vale. Incluso ante la muerte las personas suelen compartir el mismo sentimiento.






***

***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La eterna favorita || Mevkibe SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora