✶Día 17; Enfermo.

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Otro estornudo se escuchó en aquella casa, luego solo otra regañada, sinceramente era algo bastante cómico de ver, un chico atendiendo a su pareja resfriada.

En la habitación, permanecía el alemán acostado en la cama tapado con muchas mantas, un paño en la cabeza y a su lado, el chileno dándole de comer una exquisita sopa de pollo.

— ¡Achu! *snif*...

— Haber si con esto entendí' que teni que abrigarte po.—regañó este dándole la sopa.

(N-nein ist nicht fair! Du gehst raus in die Kälte und dir passiert nichts... Ich sollte dich schelten) ¡N-no es justo! Tu sales al frío y no te ocurre nada...yo debería de regañarte...—reclamó viéndolo enfadado.

Este solo puso la cuchara en su boca dándole más sopa.

— No me vengai' con berrinches, yo no soy el que está en cama, regañame cuando yo esté así.—indicó riendo un poco al ver a su contrario refunfuñando.

Al terminar de darle la sopa, se levantó llevando el plato consigo hacia la cocina, dejando al alemán en la cama.

Este solo cerró los ojos y se dispuso a dormir un rato más, lo bueno es que en unos días ya estaría mejor.

Aunque eso significaba no obtener toda la atención del chileno para el. Aquello no le gustaba del todo...adora que le preste atención...suponía que debía de aprovechar mientras pudiera.

...

El chileno notaba con el paso de los días, al alemán con mejor cara, aunque le extrañaba que siguiera con fiebre, al menos los estornudos se habían ido, no le quedaba otra que tenerlo en cama aún.

Durante las noches, este se recostaba junto a él y lo abrazaba diciéndole que se mejorara pronto, el pelinegro solo sonreía y se apegaba a este...no le importaba mucho eso, solo recibir la atención del chileno...

Estuviera enfermo, o no.

Así fue hasta que se cumplió una semana desde que se enfermó.

— No entiendo, no estás pálido y comes bien, pero no bajas la fiebre...—dijo este confundido.

(Ich verstehe es auch nicht mein Liebe) Yo tampoco lo entiendo mein liebe...—respondió con los ojos entre cerrados.

— Quizá tomé mal la temperatura...—tomó el termómetro y se lo colocó en la boca.— Iré a traerte unas pastillas para la fiebre...—se levantó para salir de la habitación.

En el momento en que el chileno se retiró, Alemania abrió los ojos y se sentó en la cama, sacó el termómetro de su boca y solo lo puso en el café caliente.

Lastima que alguien lo observó.

— ¿¡Qué haces!?—este extrañado observó a su contrario meter el termómetro en el café, pues se había devuelto para llevarse la taza, pero se topó con una sorpresa.

(A-ah...ich kann es erklären...) A-ah...puedo explicarlo...—soltó nervioso.

— Con razón no te bajaba la fiebre po weon...—indicó molesto.

(is tut mir leid...) Lo siento...

— ¿Por qué fingías estar enfermo? Lo estuviste al principio, pero ahora estás mejor.—se sentó en la cama.

(Ich schätze...ich wollte deine Aufmerksamkeit erregen) Supongo...que quería seguir recibiendo tu atención.—comentó bajando la mirada.

— Ale quieras o no estaré aquí para hostigarte y hablarte las veinticuatro horas del día, no tienes que estar enfermo para eso.—besó su frente con cariño.

(Danke mein Stern...) Gracias mein Stern...

— Por nada, ahora te levantas y tu ordenaras la casa, el cuarto y cocinas la cena, ¿Yo? Me merezco una siesta.—sonrió de manera inocente y se recostó en la cama a su lado.

(Ich glaube, ich habe es verdient) *sigh* Supongo que lo merezco...—este solo se levantó para hacer lo ordenado.

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Como buen mandonead-

☕︎30 días OTP//𝑨𝒍𝒆𝒄𝒉𝒊✩✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora