Capítulo único.

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—Hey, Gafotas

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—Hey, Gafotas.

Los ojos de Juan dieron una vuelta por toda la cuenca al escuchar ese apodo salir con ese preciso tono de voz todo molesto y sarcástico que había realizado el híbrido de oso y que ya parecía característico al tratarse de hablar con él.

Dió una gran calada de aire en lo que lo escuchaba llegar, las pisadas en el pasto recién podado cerca a la entrada del Santo Vergorum lo lograban alertar cada vez más. Finalmente sacó una sonrisa y volteó para ver al azabache con lentes de sol.

—Eh, Spreen, amigo qué bien que llegas, justo estaba- —levantó veloz sus manos atrapando el pedazo de papel grueso y liso tirado hacia él, viendo los colores llamativos de inmediato.

—Revista del día, pa' —lo escuchó decir ya lejos, se mantuvo unos segundos viendo el papel para luego verlo alejarse, dándose la vuelta para seguir en lo suyo.

"¿Qué coño? Parece que la revista empieza a convertirse en una de amor, sexo y violencia." Pensó luego dejando sonar su característica al ver el pleito entre Ollie y la tienda de empeños que se mostraba en la portada, a su lado otras noticias sin mucha relevancia al menos para él.

Tomó el papel doblando el mismo en cuatro partes desiguales guardándolo en el bolsillo dentro de su túnica azul, cuando tomé su mochila —que yacía en el suelo— podría guardarla. Podría botar el papel y terminar el problema pero no quería ensuciar la entrada de su grandioso santuario.

Prosiguió a seguir construyendo dejando los últimos detalles del teleférico en lo que su mente divagaba en distintos pensamientos de qué haría esa noche.

Recordando la revista y el tema del amor recordó las aventuras que tuvo en su momento en el pueblo 1, donde antes vivían.

Ahora que lo pensaba Spreen era relativamente nuevo y nadie sabía de él, de su pasado o qué llegó a hacer para estar ahí, de todos modos el pueblo naranja tuvo un gran recibimiento con el oso.

Sonrió, aunque no quisiera las acciones bondadosas le hacían feliz, sentía que siempre debía dar aquello que se quería a cambio y no se equivocaba. Hasta que se trataba de él y sus bromas, claro.

Volviendo al tema.

Recordaba como su primer boda casi había sido con Karchez, a quien no veía hace mucho pero de todos modos seguía apreciando, recordó como él junto con Mariana le ayudaron en aquella trampa desastrosa contra el pollero en épocas de construcción, fue una de sus primeras interacciones con él y casi casi lo mata.

Por otro lado tenía sus pequeñas aventuras como la que había tenido un tiempo con 8cho, si bien el chico había sido de su agrado no acabaron en nada importante por desinterés. Al igual que Ari, con quién tenía algo más allá de una amistad sea eso positiva o negativamente.

Y por último y nunca menos importante Rubí. El oso de género dudoso había sido probablemente su primer gran amor, recordó hasta el primer día en que le conoció y tuvieron un vínculo especial, su boda arrebatada y toda la historia juntos hasta el último día de los primeros pueblos de Tortillaland, tanto tiempo para que en un segundo todo desvaneciera por teletransportarlos a un mundo de cagada con personas nuevas de cagada.

Gafotas ┊ 𝗰!spruan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora