Hace media hora que Greys, la niñera de los pequeños había llegado a casa, Camila le terminaba de dar las ultimas indicaciones mientras le colocaba el pañal al pequeño Stiff, quien la miraba con una sonrisa pícara.
-¿Y tú que miras eh?, demonio - le dijo sonriendo.
-Mila, ya es hora, ¿estás lista? - le pregunto Rebeka entrando a la habitación.
-Si, si - respondió dándole un beso rápidamente al pequeño Stiff -. Que Sofi se duerma temprano, por favor Greys - le pidió a la chica antes de salir de la habitación.
Ambas chicas salieron rumbo al coche de la doctora Rebeka tomando rumbo hacia la celebración. Cuando llegaron a la recepción fueron recibidas y llevadas a su mesa, la cual compartían con varios compañeros de trabajo de Rebeka, esta presentó a Camila con todos y tomaron asiento con copas de champán en la mano.
-La música está muy buena, hacía muchísimo tiempo que no salía a despejar la mente - le comentó Camila a Rebeka.
-Me alegro mucho Mila, era lo que quería, que salieras un poco y olvidaras los problemas.
-Gracias Rebe, por esto y por estar en mi vida, de verdad - le agradeció tomando su mano de manera delicada.
Rebeka no pudo evitar llevar su mirada directamente aquel agarre, su corazón latía con tanta fuerza que temía que Camila lo sintiera, estaba ya a un punto en el que su mayor temor ahora era que la chica se diera cuenta de que había algo más que una amistad dentro de ella, aunque le quemaba tanto por dentro y con el pasar de los días se llenaba un poco más ese nivel, ese el que le daría un empujón para sincerarse con ella.
Unas cuantas copas después y una conversación bastante divertida con los doctores del hospital central hicieron falta para que Camila se sintiera en total ambiente, dejando atrás los problemas y las calamidades que la vida se empeñaban en darle. Aquellos pensamientos de un momento a otro le hicieron volar a otra realidad y perderse de lo que estaba pasando en frente de ella.
-Es la nueva inspectora jefa, Lauren Jauregui, joder que si está buena - escucho decir, haciendo que sus pensamientos volvieran a la realidad.
-Tranquilo macho alfa, que le gustan las mujeres, así que al menos que te pongas una peluca y un cóño, cierra la puta boca.
Camila busco rápidamente con la mirada el tema central de conversación y la pudo observar, quedándose totalmente atónita ante aquella imagen, Lauren se encontraba saludando a unos hombres pero lucia tan hermosa que aquello le impedía quitar la mirada de ella, llevaba un vestido negro largo con una abertura en su pierna, descontado y con el cabello totalmente liso que caía por sus hombros, un maquillaje llamativo que hacía resaltar sus hermosos ojos, no había dudas de por qué era el centro de atención en ese momento, era la mujer más hermosa del lugar, era alucinante mirarla, Camila estaba totalmente embobada mientras disfrutaba de la vista, no había dudas, hiciera lo que hiciera Lauren seguiría volviéndola loca siempre.
Lauren quien estaba concentrada en lo que uno de sus colega le decía, no pudo evitar sentir una fuerza que la empujaba a cambiar su atención, hizo caso aquella sensación y se dio cuenta de quien se trataba, ahí estaba sentada mirándola fijamente, su Camz, estaba tan hermosa que no pudo evitar sonreírle y sentir sus mejillas arder, dejando escapar un suspiro que le ayudaba a nivelar aquellas emociones que solo la señorita Camila Cabello era capaz de hacerle sentir, Camila al darse cuenta de la mirada de Lauren no pudo evitar sentir sus mejillas arder y unas leves cosquillas en su interior.
-Estás hermosa, todas las miradas están sobre ti - le dijo Ainoa, llegando a su lado y tomando la mano de la Jauregui.
-¿Crees que no se lo que tratas de hacer?, deja de actuar como si algo pasara entre nosotras de una vez por todas - le respondió de mala manera la inspectora, soltándose de su agarre.

ESTÁS LEYENDO
Una Bala Directo al Corazón - Camren
FanfictionLa inspectora Jauregui pensó que esa noche, como las dos anteriores, transcurriría en paz, rellenando planillas y firmando papeles, pero tal parecía que su intuición estaba fallando cuando, a media noche su interlocutor sonó, una alocada fiesta en u...