El Diagnóstico
El día que cambió su vida para siempre comenzó como cualquier otro. El sol se alzaba en el horizonte, bañando la habitación con una luz cálida y reconfortante. Alaia se despertó con la sensación de que algo no estaba bien, pero trató de sacudir esa incómoda sensación de su mente. Se levantó de la cama y se preparó para enfrentar otro día, ignorando los sutiles signos de malestar que la habían estado acosando últimamente.
Sin embargo, esa sensación persistente de malestar no desapareció. Durante semanas, Alaia había estado experimentando síntomas extraños: fatiga inexplicable, dolores musculares y un malestar general que no podía explicar. Al principio, trató de restarle importancia, atribuyendo los síntomas al estrés o a la falta de sueño. Pero a medida que los días pasaban, los síntomas se intensificaban, obligándola a enfrentar la realidad de que algo estaba seriamente mal.
Decidió hablarle sobre el tema a sus padres y ellos rapidamente agendaron una cita con su médico para obtener respuestas. La espera en la sala de espera del consultorio médico fue interminable, llena de nerviosismo y ansiedad. Finalmente, llegó su turno y entró en la consulta, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.
El médico revisó sus síntomas detenidamente, haciendo preguntas y tomando notas en su historial médico. Después de un examen exhaustivo, el médico dejó escapar un suspiro y miró a Alaia con seriedad ya que a pesar de estar acostumbrado a su entorno laboral le era dicficil darle esa noticia a una adolecente.
"Alaia", dijo el médico con voz suave pero firme, "necesito hablar contigo sobre los resultados de tus pruebas".
El corazón de María se hundió en su pecho mientras escuchaba las palabras que cambiarían su vida para siempre. El médico le explicó que los resultados mostraban signos preocupantes que indicaban la presencia de una enfermedad grave. La palabra "cáncer" resonó en la habitación, envolviendo a Alaia en una neblina de miedo y confusión.
El resto de la consulta pasó en un borrón mientras Alaia intentaba asimilar la noticia devastadora junto a su familia mientras su hermano la abrazaba veia a su padre consolar a su madre, a pesar de estar acompañada de su familia se sintio sola y perdida en un mar de emociones abrumadoras. El sol brillaba en el cielo, pero todo parecía oscuro a su alrededor.
Esa noche, Alaia se acurrucó en la cama, con lágrimas rodando por sus mejillas mientras se enfrentaba a la realidad de su diagnóstico. Su vida había cambiado irrevocablemente en un instante, y ahora se enfrentaba a una batalla que sabía que no podía evitar. Con el corazón lleno de miedo pero también de determinación, Alaia se preparó para la lucha de su vida...
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Tres años despues...
Alaia
Estoy caminando lo más rápido que puedo, desde lejos logro ver la entrada del hospital.
Llegó tarde y la doctora me va a regañar de nuevo, sigo caminando rápido, claro porque no mejor correr, el pequeño detalle esque no he tenido en estos días mi corazón bueno.
Tengo insuficiencia cardíaca, me la diagnosticaron dos meses después de sufrir un paro cardíaco , desde entonces tengo que venir una vez por semana a hacerme chequeos de rutina para mantener todo bajo control. Yo pienso que es muy exagerado pero mi mamá no piensa lo mismo, ella es una loca por tener el control de lo que hago, se que no lo hace para hacerme daño, tiene miedo a perderme .
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Hermosa Agonía
RomanceEn medio de un mundo que giraba sin cesar, ella se encontraba en una batalla que trascendía las fronteras de lo visible. Su nombre resonaba en las salas de espera y en los susurros de médicos preocupados. Era una luchadora incansable, una guerrera q...