No cogí esas rosas como todo el mundo esperaba que hiciera, sino qué me volteé y cuando los aplausos cesaron, pregunté de quién eran esas flores.
-¿Puedes imaginarte de quién son?
-Sí, puedo hacerme una idea.- Contesté a Anna mientras me cruzaba de brazos y ponía mi escudo por delante de mí. Odiaba hablar de Axel por el simple hecho de que nuestro pasado me seguía haciendo daño. Me preguntaba si algún día dejaría de hacerlo, porque por más que hablase de ello o intentase echar a un lado todos estos últimos meses, el vacío seguía ahí.- ¿Ha sido Axel?
-¿Por qué no se lo preguntamos a él? Cuando quieras Axel.
Súbitamente escuché unos pasos de lejos. Tardé unos instantes en darme cuenta que estos retumbaban contra mi espalda. Así que miré hacia atrás y allí estaba él. Axel llevaba una camisa blanca que ceñía sus brazos musculados y su espalda bien definida. Unos tejanos claros marcaban sus piernas que parecían de futbolista y su pelo como siempre tan bien peinado con ese tope que solo él conseguía que durase tanto tiempo sin destrozarse.
-Buenos días a todos.- Saludó el chico con una de sus sonrisas blanqueantes y forzosas. Él no sonreía por gusto, sino porque su escudo que lo protegía del mundo se lo exigía. Él se acercó a mí y cuando me tuvo a tan solo unos metros me saludó.- Hola, Carol.
-Hola.- Contesté sin mucha entonación. No quería ser seca, pero estaba tan sorprendida que estaba haciendo un gran esfuerzo para contestar. Nos dimos dos besos como saludo y después dedicamos un par de segundos a observarnos mutuamente.- ¿Qué haces aquí?
-El programa me ha invitado y quería comprobar si esto del trono iba en serio.
-¿Crees que no voy a coger el trono?
-Todavía no te has sentado en él.
-Unas rosas están ocupando mi sitio.- Me excusé y él se rió con su risa tan natural y que me pasaría todo el día escuchándola. Axel me ignoró y fue a buscarlas para luego entregármelas.- Gracias.
-¿Te gustan? Son las mismas que te regalé en nuestra cuarta cita.
-Sí, me acuerdo perfectamente de esa cita.- Intenté ocultar mi sonrisa, aquella que me delataba de mi felicidad de tenerle ahí a mí lado y recordar los tiempos en que
todo estaba bien.- También me gustaron las flores que llevaste a mi casa.
-¡Espera un momento!- Melisa se levantó de la silla de asesora del amor, más sorprendida que nunca.- ¿Le has llevado flores a su casa?
-Sí.
-¿Cuando?
-El mismo día que se emitió el programa donde se anunciaba que Carolina iba a ser la nueva tronista, pero tengo qué decir que fui antes de que se emitiese el programa. De hecho, no sabía que Carolina había ido al programa hasta que llegué a su casa y me dijo su madre que se encontraba en casa de Max y que no llegaría hasta la noche.
-Entonces, ¿no os habéis visto fuera del programa?- Inquirió Maya, dudosa.
-Sí.- Contesté yo. Ahora me tocaba hablar a mí.- Coincidimos en la estación de trenes. Yo volvía para mi casa y bueno, supongo que tú vendrías de allí, ¿verdad?- Axel asintió con su cabeza ante mi pregunta.- ¿Por qué no me lo dijiste?
-¿Es que eso hubiera cambiado las cosas?
-Las cosas no lo sé, pero esa conversación seguro que sí.
-A ver, chicos.- La presentadora captó nuestra atención al instante.- Creo que puedo hablar en nombre de los espectadores que nos estamos perdiendo una parte que no habéis explicado y que no nos deja seguir vuestra historia. ¿Podríais explicarla des del principio?