Cuento de hadas

74 14 2
                                    

"¡Buen día, Naruto!" ¡Buen trabajo, Naruto! "¡Contamos contigo, chico!"
"Naruto, no causes problemas hoy." "¡Naruto, por favor, ayúdanos solo esta vez!"

Mientras el aire de la primavera recién fulguraba y se asentaba, los dientes de león comenzaban a danzar en el aire. Naruto solo pudo sonreír cuando su nombre fue dicho tantas veces, el claro del bosque estaba lleno de vida, especialmente en el medio día cuando el néctar de todas las flores huele delicioso.

Sus alas de cristal se batieron mas rápido en el aire, dejando un polvo dorado a su paso, incluso si el cántaro era pesado se las arregló para no caer bajo las ramas y las abejas e insectos que cortaban el paso hacia su área de trabajo en su jardín. 

Kiba detuvo el trabajo de sus manos y solo pudo observar como la pequeña hada macho se balanceaba en el aire tontamente. 

"Hombre, un día de estos quemara toda la aldea," dijo.

Shikamaru a su lado simplemente apartó su cara de su libro para mirar lo que señalaba iba, no pudo evitar reírse por las palabras. 

"Si, solo Naruto podría hacer eso," exclamó aburrido. Su amigo era demasiado errático y despampanante.

Todos concordaban que Naruto es un hada demasiado parlanchina y juguetona. Sus travesuras habían sido difíciles de contar desde que llegó al mundo; Pintura en las paredes de las casonas, ocultar gemas de las exploradoras, tirar y enredar del cabello de las hadas del agua, robar comida y reservas de las hadas del jardín, pelearse con ardillas por nueces, robar polvillo en grandes cantidades para arrojarlo por todo lados y dejar que las cosas flotaran, secuestrar sapos y ranas para formar una orquesta, y un largo etcétera más.

A pesar de todo eso, es un chico amable y lindo, fiero y orgulloso. Siempre terminaba por arreglar de alguna forma todo lo que había estropeado, para impresión de todos.

No es el chico más feo de todos, porque no lo es. No cuando tiene esa piernas cubiertas por el pantalón corto naranja, el camisón blanco con volantes, sus pequeños pies cubiertos por las sandalias de tiras hechas de oro; Un rostro precioso; una piel suave bronceada, ojos azules, cabello rubio dorado y la particularidad de que sus alas son de un cristal azul puro con runas por todo el contorno: pero de alguna manera todo mundo rehuía de el.

¿Quizás es porque es molesto? También podría ser porque no se queda quieto en ningún momento, porque parece no respirar cada vez que habla y que siempre, siempre, siempre... se pelea con un hada en particular.

"¡Oye, perdedor!"

Oh, hablando del Rey de Nunca Jamás.

Toda las hadas, femeninas y masculinas por igual, se taparon la cara con ambas manos cuando escucharon el grito.

"Ugh, no, no este día," dijo con voz lastimera una hada que cargaba sus fresas en la espalda, sus manos se alzaron en resignación. 

Las demás compañeras detrás de él gimieron en voz alta y una de ellas comenzó a llorar fuertemente mientras era abrazada.

"Por la reina, esto será un desastre" murmuro Kiba, rascándose la cabeza al ver como la sombra del recién llegado se superponía por encima de su cuerpo.

Shikamaru simplemente se tapó la cara con el libro y fingió dormir contra la rama que era su cama improvisada.

Esos dos terminarían por armar un gran escandalo de magnitudes atmosféricas y prefería no estar, tan presente, o despierto, en el mejor de los casos. Los chismes se sacudirán en algun momento cuando terminen y todo el reino se entere de su pelea.

Las estaciones nunca impiden que ambos se agarren a golpes, o se callen.

"¡Detente ahora mismo!"

Un milagro en el Festival de la Cosecha de Primavera [SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora