Heaven
Mi idea era perfecta en mi cabeza, bajar a pedirle ayuda a Damon con el ensayo de latín, agradecerle y dar por terminado ese pendiente. Pero no creí que pudiera implicar tantos factores.
Damon está sentado al otro lado de mi escritorio observando lo que redacto y ayudándome a corregir algunas oraciones.
—Bien, ¿Pero qué es lo que se te dificulta?—Es la tercera vez que me hace la misma pregunta.
—Te he dicho ya que el tema no me convence, no se si estoy redactando bien y que me cuestan algunas oraciones.
—Suelo ser sincero con todo, muy sincero, tal vez más de lo que debería, así que ¿Quieres mi opinión?
—No se si sea buena...—comienzo formulando.
—Igual te la iba a decir—Me interrumpe por milésima vez desde que lo conozco y se encoge de hombros.
—Como sea—bufo y me cruzo de brazos recostando mi espalda por completo en el espaldar de la silla.
—Bien,—Inicia—El tema es bueno, no creo que a nadie más se le hubiese ocurrido hablar sobre la conexión entre el arte renacentista y la edad moderna, tu redacción promete una excelente interpretación lectora, de hecho es muy envidiable la capacidad que muestras en tus resultados. Y sobre que se te dificulte formar algunas oraciones en latín, es completamente normal, el punto del ensayo es que lo practiques. Y yo se que todas las estructuras verbales están bien organizadas en tu cabeza, solo necesitas despejarte para que puedas visualizarlas.
—Yo...—No se ni si quiera que decir, me ha dejado sin palabras, no pensé que él pudiera decir algo así, algo de hecho, motivador, tal vez no es ni tan arrogante como vengo creyendo todo este tiempo, quizás él solo no tiene tan buen carácter y ya.—La verdad, muchas gra...—Me veo interrumpida por milésima y un vez desde que lo conozco.
—Ahora, si bien lo que necesitabas era a alguien que alabara tu trabajo, ya yo lo he hecho. De nada, nos vemos luego.—Da por culminado y se levanta de su silla frente a mí. ¡Es un maldito imbécil y no solo tiene mal carácter, tiene un pésimo carácter, lo odio, maldición!
—Eres un...—Me levanto de mi silla y solo nos separa mi escritorio, pero nuestros rostros están frente a frente, me mira directamente a los ojos y yo a él. Solo quiero encontrar un insulto que pueda englobar lo suficientemente bien lo maldito que es, pero creo que no lo hay.
—¿Frustrada, Heaven?—Se burla de mí.
—Te odio, Dae—Eso salió de mi boca sin que si quiera yo lo pensara muy bien. ¿Le dije "Dae"? ¿Cómo abreviatura de su nombre? Mierda, si lo hice. Y de hecho sonó más como un quejido disgustado que a una afirmación con rabia.
—¿"Dae"?—Pregunta con su sonrisa intensificada, yo solo tuerzo los ojos y recojo mis papeles del escritorio en un intento de escapar de lo que sea que esté pasando. Pero él por su puesto no va a dejarme, en lo que mis brazos se extienden hacía la superficie donde reposan mis cosas una de sus manos detiene uno de mis brazos, por lo que lo miro con furia, con su otra mano sostiene mi mentón y me sorprendo ante el gesto.—¿Qué fue eso?—Vuelve a preguntar.
—Nada.—Intento apartarme pero me retiene afianzando sus agarres.
—Dímelo.—Exige. Su voz me causa nervios.
—No tengo por qué.—Logro soltarme y rodeo el escritorio para salir de la habitación, pero se me adelante y se posa delante de mí.—Déjame en paz.—ordeno, con muy poca paciencia porque me estoy irritando y si no fuera porque está bloqueando la puerta ya hubiera dejado estar la situación.
—Eso sonó la como si hubieses tenido tiempo para pensar en mí.
—¿Acaso es eso lo que te gustaría? ¿Qué haya estado pensando en ti e imaginándome contigo?—Me cruzo de brazos.
—Cuan infantil eres.
—¿Lo dice la persona que está bloqueando la puerta?
—Intenta pasar si puedes—Me desafía entonces. ¡Claro! Yo soy la infantil.
Intento rodearlo pero me toma de los brazos con fuerza y me cohibe alejarme, se acerca a mi oído y susurra.
—¿Acaso no lo has hecho?
—¿Qué cosa?—replico sin ganas.
—Pensar en cómo quieres dejar de estar en tu carcel para estar en la mía.—Me recorre un escalofrío tremendo, él lo nota, y le toma ventaja. Sus manos se mueven rápidamente, una en mi cintura y otra hacía mi rostro, pasa tan rápido que no puedo ni asimilar para apartarme o moverme. Sus labios rozan los míos y mi cuerpo se estremece, él vuelve a notarlo y me toma de la cintura con más fuerza, nuestras respiraciones chocan y su boca se lanza a la mía sin medir la intensidad que logra descolocarme, pero le correspondo. Es un beso que quita el aliento, su lengua roza la mía y si había estado conteniéndome a mí misma ya no lo hago más, mis brazos van a sus hombros para sostenerme. Permito que su boca se sincronice con la mía, él juega con mi labio inferior y me aprieta más hacía su cuerpo, sus manos no se quedan tranquilas y empiezan a recorrerme hasta bajar a una de mis piernas y subirla para sostenerla al lado de su cadera. Este beso me está quemando, sus labios son tan suaves, se mueven tan bien que me estoy derritiendo en sus brazos. Maldita sea.
Nuestras respiraciones están demasiado aceleradas, nos damos un momento para descansar, pero siento miedo de mirarlo, lo evito, pero su mano vuelve a mi mentón y me obliga a que sus ojos choquen otra vez con los míos y lo que me abarca al verlo es tan grande que si no fuera porque aun sostiene mi pierna tal vez yo ya estaría en el piso. Es tan extraño, no se por qué siento que podría llorar en cualquier momento, y esa ya sería la segunda vez en la tarde por tener un acercamiento con él.
—hic fuimos antes.—Pronuncia esas palabras y recuesta su frente sobre la mía, baja mi pierna con delicadeza, pero aun me mantiene pegada a él.
"Hemos estado aquí antes" ¿Qué quiso decir con eso?
No se que debería hacer en este momento, no se ni si quiera si sea bueno que estemos tan cerca el uno del otro, pero no quiero alejarme, me siento bien así. Me gusta que sus fuertes brazos me estén sosteniendo.
—Debo irme.—Pronuncia por fin. Me suelta sin mirarme más, se da la vuelta para salir de la habitación, lo miro irse pero vuelve girarse hacía mí, sus ojos me recorren sin escrúpulos hasta que suben otra vez hacía mi rostro, su postura se relaja y por fin se va, dejándome sola sin si quiera saber que fue lo que nos pasó o cómo llegamos hasta ahí.
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Todo lo que no era
Roman pour Adolescents¿Por qué ese amor me marcó tanto? Porque siempre he pensado que los amores que se basan en palabras bonitas, que vislumbras como algodón de azúcar y mariposas en el estómago son aburidos y están sobre valorados, que son para personas débiles, que no...