Louis
Horas antes.
-¿Sigue sin responderte?- me preguntó Tyler husmeando en mis chats.
Tyler era uno de mis mejores amigos. Nos conocimos el año pasado, cuando ambos estábamos en primer año de universidad. Él no sabía dónde se encontraba su clase, que resultó ser la misma que la mía.
Ese día fuimos juntos a clase y durante el camino nos conocimos un poco mejor. Me cayó bastante bien, en el fondo era un chico carismático y sensible. A raíz de ese encuentro comenzamos a hablar mucho más seguido, pero no fuimos nada más que unos simples compañeros de clase.
Eso cambió cuando, dos semanas después de empezar las clases, Judith Peterson nos invitó a mí y a toda mi clase a una fiesta en su casa. Ella la llamó "La Fiesta de Bienvenida de los Novatos." No entendí muy bien el nombre ya que, ella también estaba en primer año. Por lo tanto también era una novata.
Barajé la posibilidad de no ir. La verdad era que, no me entusiasmaban mucho las fiestas pero no tenía nada más que hacer y, podría conocer mucha gente nueva. Así que sin más preámbulos me duché y me vestí con ropa casual, nada extravagante. Y conduje hasta la casa, si es que se podía llamar así, de Judith.
Wow. Esta casa era la definición perfecta de palacio.
Aparqué como pude en la entrada de su casa, el pequeño parking que se encontraba en la parte trasera de la casa ya estaba abarrotado de coches. Inspiré hondo antes de llamar al timbre.
Pasados unos larguísimos segundo, Judith me abrió. Llevaba un vestido diminuto, blanco me ofreció una gran sonrisa en cuanto me vio.
-¡Lou! Has venido. Pensaba que te rajarías en el último momento.
¿Lou? Hizo una pausa y se lanzó a mis brazos.
-Pasa, pasa- apenas la pude oír por la música demasiado ruidosa, me agarró del brazo y me arrastró hacia la multitud.
Conocí a bastante gente, sí. Pero no era que yo esperaba, supongo que esta era la vida universitaria. Me serví unos cuantos vasos de, lo que supuse que era una mezcla de varios tipos de alcohol y gaseosas. Estaba amargo, pero no estaba tan malo como yo creía. Vi a varias personas de mi clase, como Lacy o Jeremy eran dos chicos de lo más agradables. Estuvimos hablando y bebiendo durante un par de horas.
Pero luego decidí despedirme de ellos y salir al jardín a respirar un poco de aire puro.
Seguía tomando aquel líquido extraño que me ofreció Judith, cuando un chico de mi edad se acercó y me habló.
-¿Tienes fuego?- me dijo un chico que estaba a mi lado. ¿Tenía pinta yo de tener fuego?
-No, lo siento.
-¿Louis?- me dijo. Entonces subí la cabeza y me encontré a Tyler sonriéndome.
-¿Tyler, que haces aquí afuera?
-Fumar, o intentarlo. ¿No lo ves? Además creía que esto sería más divertido.
-Sí, yo solo he reconocido a dos personas esta noche.- en cuanto terminé de hablar, un rugido provino de las tripas de Tyler, que se puso colorado.
-¿Quieres ir a comer algo?- le pregunté. Tyler como respuesta me dirigió una mirada socarrona.
Después de eso pasé el resto de la noche con Tyler, en una pizzería cercana. La comida estaba malísima, pero me lo pasé mejor el tiempo que estuve con él, que en aquella fiesta.
-Sí, a la próxima le dejamos plantado.- le dije a Tyler volviendo a la realidad.
Estábamos intentando contactar con Oliver. Habíamos quedado los tres hacía unos 20 minutos en la entrada del centro comercial en el que nos encontrábamos. Íbamos a ver una película de miedo que acababan de sacar.
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El final de todo
RomanceNo debería haber accedido a destrozar ese coche. Tampoco se me debería haber caído mi carnet en ese lugar. Pero él lo encontró, Louis. Nuestro encuentro fue de lo más desagradable, pero sin embargo me sentía cómoda con él. Lo que me llevó a pensar...