¿Recuerdas Jean?

Recuerdos.

-¿Recuerdas Jean? ¿Recuerdas todo lo que pasamos juntos?

Como nos conocimos, como nos hicimos amigos, como esa amistad se convirtió en "algo más", como nos confesamos, cómo nos quisimos, como nos amamos... ¿Recuerdas todo eso? A mí siempre me fue imposible olvidarlo.

¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez?

Ambos éramos unos novatos recién entrados en la brigada 104, nada más entrar me dijeron que tendría que compartir litera con algún compañero, en total seriamos cuatro en la habitación. No puedes llegar a imaginar lo muy nervioso que me sentía, ¿Qué clase de personas podrían haber ahí? Me imaginaba a chicos y chicas fuertes y bruscos, el hecho de compartir litera con alguien así me aterraba. Pero entonces, cuando nos presentaron, vi que era gente normal, chicos como yo. Y entre ellos estabas tú. Con esa expresión de superioridad que siempre intentabas aparentar, no pude evitar fijarme en ti, de alguna forma eras aterrador, pero de otra forma me dabas confianza.

-Tendremos que compartir litera.- Dijiste algo nervioso mientras extendías tu mano.- Soy Jean Kirschtein.

-Marco Bott, un placer.- Estreché tu mano sonriendo.

Así fue como nos conocimos, sencillo ¿No crees? No fue como en esas películas románticas que tanto detestabas donde los protagonistas se conocen y sufren un flechazo. No. Lo nuestro fue lento, te convertiste en mi compañero de litera, en mi amigo, en mi mejor amigo, en la persona que me gusta, en mi "alguien especial", en la persona a la que quiero, en mi novio y por último en la persona que amo.

No sé en qué momento empecé a sentir que algo en mi interior era diferente cuando estabas cerca, tan solo sé que cuando me di cuenta no podía controlarlo. Te acercabas y mi corazón latía demasiado rápido, me sonrojaba el hecho de ver tu sonrisa, y con algo tan sencillo como poner tu mano sobre mi hombro me descontrolaba y no pensaba con claridad. Que cosas más extrañas hace el amor ¿No?

¿Recuerdas cuando me dijiste que estabas enamorado?

-Yo... Eres mi mejor amigo así que te lo diré.- Se notaba que estabas completamente nervioso, sonrojado y tembloroso.- Me gusta alguien.- Todo en mí se aceleró, sabía que era imposible que ese "alguien" fuera yo, pero una pequeña parte de mi decía, "Tan solo a lo mejor..."

-¿E-En serio? ¿Quién?

-M-Me siento algo tonto diciéndolo pero... Es Mikasa.- Sonreíste con esa sonrisa que tienen los enamorados, con esa sonrisa con la que yo siempre te miraba. Algo en mi interior se rompió, estaba seguro de eso, pero aguantando todo ese dolor sonreí, y puse mi mano en tu hombro.

-Espero que corresponda a tus sentimientos.- Dije auto-convenciéndome que si tú eras feliz yo también lo sería.

Nunca te dije la verdad, pero esa noche lloré. Lloré pensando en que en tu corazón ya tenías a alguien.

Pero eso no duró siempre, tú eras imprudente en el amor, dudaba que te hubieras si quiera enamorado antes. No sabías controlarte cuando Mikasa estaba cerca, y eso hacía que todos se dieran cuenta de lo que realmente sentías por ella. Y un día no aguantaste más.

¿Recuerdas nuestro primer beso?

Me levanté de golpe, estaba inseguro por algo tan sencillo como una pesadilla. Miré hacia la litera de arriba por si así veía tu mano colgando como dormías siempre. Ver eso siempre me tranquilizó. Pero esa noche no estabas, pensé que habrías ido a la cocina a por agua o al baño, aun así no me quedé tranquilo. Salí de la habitación haciendo el menor ruido posible para no despertar a los demás, fui hacia la cocina bajo la excusa de que tenía sed, pero antes de llegar te vi a ti. Estabas junto a Mikasa, ella te miraba sorprendida, mientras tu completamente rojo le decías algo. Supe que te estabas declarando. Tan solo me quedé quieto, pidiendo que aunque a mí me doliera, Mikasa correspondiera y pudieras ser feliz. Pero no fue así, solo recuerdo que cuando volví a asomarme a ver, Mikasa ya no estaba y tú estabas completamente quieto en el sitio. Durante varios minutos no me moví, esperando a que tú hicieras algo. Al ver que ni si quiera te movías me acerqué a ti, y puse mi mano en tu hombro. Apartaste mi mano de golpe asustado, pero al ver que era yo te tranquilizaste y me miraste con tristeza.