29. Sobrevivir (Parte 2)

10.8K 1K 984
                                    

Amelié parada charlando con la trabajadora no apartó su mirada de August, luego pasó a mí al darse media vuelta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amelié parada charlando con la trabajadora no apartó su mirada de August, luego pasó a mí al darse media vuelta. Sostuve la mano de la persona más cercana quien era Genna en ese momento, ella me arrastró con una fuerza que le desconocía entre los tendederos de ropa de la tienda que nos ocultaron.

—¿Te sientes bien? —indagó asustada.

—Sí —respondí confundida—. ¿Cuál es el problema? Dudo que vaya a morir por esto. 

Ella pegó su espalda a una de las paredes del local, escuchábamos a August hablar desde fuera. El ambiente se tensó de un segundo al otro, sin embargo, eso no alteró mi pulso.

—Desde siempre me subestimaron y sé lo que pasó —Genna se cruzó de brazos—. solo no el final, pero me lo imagino así que no quiero que mi salida de compras se arruine.

—No se va a arruinar, Gennita, es más, ya nos vamos —puse mi mano en su hombro—. ¿SÍ?

Sus ojos claros reflejaron de alguna manera, oscuridad. Endureció su expresión y retiró mi amigable agarra con la misma determinación con la que me llevó hasta allí, Genna siempre ha sido aquella figura que la sociedad considera hegemónica, por lo que enojada no dejó de parecerme adorable.

Hasta que sonrió.

—Puedo hacer que salga de aquí si quieres, Zeph.

Me reí porque consideré su espíritu guerrero tierno, después de todo, es una adolescente ¿Qué tanto puede hacer?

—Puedo hacerla desaparecer —ofreció, su voz se agudizó—, si eso quieres.

—Ay Gennita, no te metas en problemas —dije acomodando su cabello—, eres una buena amiga. Gracias por tanto.

Salí de ese escondite tan pronto como la pequeña lo hizo, me encontré a una pacifica August ignorando a Amelié mientras pagaba. Contuve mi respiración al acercarme a la rubia a darle la prenda que escogí para comprarla e irnos rápido.

Como era de esperarse, ella no iba a morderse la lengua. Eso sí, el odio fue bastante menor a lo que mi mente recuerda como la conversación en el baño del concierto de Astrohada, había olvidado que debo mirar hacia abajo para verle a la cara, Amelié remojó sus labios rojos como si los estuviera recargando de veneno.

—Hola, princesita. —saludó en alto luego de escudriñar, amenazante.

Tuve una idea.

—¿Hola?

—¿A qué se debe que la realeza ha bajado de su trono a visitarnos?

—Disculpa... —fingí confusión—. ¿Nos conocemos? —vi de reojo hacia August—. ¿La conoces?

Genna jadeó detrás mío, su risita provocó que casi se escapara una mía. No lo hice con mala intención, nunca quise devolverle la jugada a nadie ni siquiera vengarme, creí que de esa forma ella no intentaría conversar conmigo porque todas las resoluciones que quizás necesité las hice en privado. 

Si ellas quisieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora