Todo fue él

La nota

Nuestra segunda casa, es bastante grande. Los muebles son de madera con detalles blancos. También tiene toques verdes que hacen conjunto con las enredaderas que hay en la fachada, a veces se nos olvida cortarlas.
Los techos son bastante altos. La casa está situada en lo más alejado del pueblo, cerca del mar. Según mi padre la privacidad es lo primero, por eso está apartada.

Lo que más me gusta de esa casa es mi habitación,-mis padres la hicieron especial para mí cuando tenía dieciséis- es bastante grande con una cama gris queen size y un marco grande blanco que separa la habitación de una sala pequeña y moderna para ver películas. La verdad, de eso no me podía quejar, pero la mansión de la ciudad, me gusta más.

                                  ***

-¡Despierta!

Abro los ojos abruptamente.

-¡Joder!-me acaba de gritar en la oreja, he estado apunto de quedarme en el sitio. Me vuelve a despertar así, y en la siguiente, mientras duerma me voy a poner a dar sartenazos.

-Ese vocabulario.

-¿No hay maneras más bonitas de despertarme?-estoy enfadada, lo admito.

-Sí lo hay, pero llevo diez minutos intentando que despiertes y ya me estoy desesperando.
Ya hemos aterrizado y estamos solos en el avión, aparte de que el taxi ya está aquí.

Suelto un soplido y me levantó para ir a buscar mi maleta y comer un poco.

                            ***

-Tres calles más y entramos en el paraíso.

-¿Gucci?-pregunto.

-No.

-¿Louboutin?

-Casi.

-¿Channel?

-Mmm... te estas acercando.

-¿Hermés?

-Ultima opción.

-¿Versace?

-Uy, has estado cerca, era "el paraíso" alías la aldea donde vamos a estar tres meses.

-Pues vaya mojón.

-El vocabulario.

-Perdón, señor.

El móvil vibra en mi bolso.

Jefa

Mándame un mensaje en cuanto llegues para saber si estáis bien.

Keyla

Ya hemos llegado, estamos a unos dos minutos de entrar al pueblito.

Jefa

Yo estoy a seis horas de Nueva York, de momento todo bien.

Disfruta.

Y abrígate.

Keyla

Hace frío y no tengo chaqueta, cogeré alguna del armario.

Jefa

Mira por donde, la señorita "estoy sana como una manzana" se va a poner mala.

Te dije que cogieras un abrigo y no un vestido con tacones y esa cosas que te pones por encima de los hombros.

Keyla

Exagerada, por dos minutos no pasa nada.

Adiós, ya estamós llegando, suerte.

Jefa

Vale, suerte.

Y abrígate.

-Mierda...-espeta papa.

-Ese vocabu... Joder.

-Su puta madre.- sale del coche corriendo y con el enfado surgiendo en él.

Yo salgo detras de él y me quedo observando la casa. O bueno... lo que queda de ella.

Cuando me acerco mi padre ya está en una discusión acalorada con el policía.

-...sí, no se procupe, la aldea ha alquilado unos apartamentos para los vecinos con daños en la casa, pero hoy tendreís que dormir en las cabañas del monte. Lo demás lo intentaremos resolver. Pero no creo que sea fácil, tenía cosas de valor en la casa.-escucho que dice el agente que tiene una libreta en la que está apuntando cosas.

-¿Qué ha pa...?

-Pero, ¿No pueden hacer nada? Estámos a seis horas en avión y una en coche de nuestra casa. He parado todo el trabajo para unas putas vacaciones aquí y... uf... no puede ser.

Entiendo perfectamente a mi padre, la casa estaba hecha un desastre, como si unas diez manadas de elefantes, hipopótamos y jirafas hubiesen pasado por encima de ella, eso era lo poco que podía dislumbrar con los focos del cohe, pues es de noche.
Se notaba el techo hundido y salía agua como si fuese la piscina municipal. Había varios cohes patrulla en la calle y algunos vecinos, viéndolos bien, todos tienen la misma cara de preocupados.

Cuando salí de mi estupor, mi padre ya no estaba hablando con nadie, solo observaba.

-Me hubiese dicho de traer el bañador.-suelto.

-Un comentario más y te dejo aquí.

Me callo, pues no quiero subir las montañas andando.

-¿Te ha senterado de lo que ha pasado?

-Ayer hubo un tsunami que arraso con todas las casas que estaban cerca, entre ellas, la nuestra que es la que más cerca del mar está. Eso supone, que somos los vecinos con más daños.

-Y los apartamentos esos, ¿Dónde están?

Por un momento me parece ver un atisbo de preocupación en su mirada, pero no podría decir si de verdad ha pasado o no.

-De momento no lo sabemos.

-¿Señor...?

-Hans.