Capítulo 32

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Narrado

Eran las 6:40 a.m, Isabella estaba dormida profundamente bajo los edredones de la cama de Erika con la misma entre sus brazos. Su mente estaba en blanco, sólo había paz, tranquilidad y cierto grado de libertad. Una punzada la comenzó a despertar más la ignoró, una segunda vez llegó pero hizo lo mismo, la tercera llegó con más insistencia y le era inevitable no prestarle atención, a la cuarta vez un sentimiento de angustia la invadió, la quinta venía cargada de dolor y furia y para la sexta vez descubrió que ese sentimiento no era suyo. Abrió los ojos, miro el techo y analizó en sus adentros que ocurría, cerró los ojos y recuerdos agradables llegaron mientras eran interumpios por algún tipo de discusión, habían voces de fondo, muchas, pero resaltaba las de Paula y Arianna sobre todas. Unas lágrimas se acumularon en sus ojos sin razón aparente y lo entendió todo cuando el rostro furioso y confundido de Paula Catari se apareció frente a ella de manera tan tangible que sólo reaccionó cuando se sentó en la cama y cayó de está.

Erika- Hey amor, ¿todo bien? ¿Qué pasa?- Preguntó algo asustada al sentir como la mayor se suspendía de la cama agitada.

Isabella- Nada, nada. Vuelve a dormir, tengo que irme- Respondió levantándose del suelo aún con dificultad por el mareo que llegó, se acercó a Erika y la volvió a acostar con delicadeza cubriendola con las cobijas.

Erika- ¿Qué es lo que está pasando?- Preguntó esta vez tomando el rostro mulato y desesperado de Isabella entre sus manos.

Isabella- Debo irme cariño, hablamos más tarde, por favor duerme, no es nada malo, luego lo explico- Respondió mirandola a los ojos con angustia, tomado su celular de la mesa de noche con una mano y con la otra una camisa de manga corta.

Se cambió los short de pijama por unos jeans negros y se colocó sus converse en segundos, antes de salir tomó su chaqueta y juego de llaves, cerró bien la casa y extendió sus alas en milésimas de segundos, voló a todo lo que su cuerpo le dio y en menos de 2 minutos estaba detrás de las mayor sentada en la banca a un costado de la plaza de San Miquele.

Isabella- Maldita Paula Catari- Susurro sentándose a su lado para luego abrazarla.

Por alguna razón sentía la confusión, enojo, decepción y tristeza de la mayor en su pecho. Era una opresión extraña que la hacía enojar, su desagrado a la joven Catari creció en sobre manera, pero no se lo diría a Arianna, ya era suficiente con los problemas de su casa y los de su pareja como para adjuntarle algo tan estúpido. Evitó crear un puente, evitó hablar y sólo dejó que la mayor se apoyará en ella, a los minutos se separó, sabía que no era de mucho apoyo moral, más no la dejo sola, su brazo siguió a lo largo de sus hombros sobre la banca, ella siguió lo suficientemente cerca para brindarle el calor necesario y para hacerle saber que no estaba sola.

Arianna- ¿Por qué estás tan enojada?- Preguntó seria mirando aún el campo verde frente ellas.

Isabella- No lo estoy...- Trato de responder pero la mayor la interrumpió.

Arianna- Mientes, olvidas que también siento lo que tu sientes, y que tu temperatura es más alta de lo normal- Dijo sin moverse, sólo con voz seria sin dejar de ver aquel punto fijo en la nada.

Isabella- Hace mucho frío a mi defensa- Respondió mirandola de reojo.

Arianna- Creo que entiendo más tus poderes que tu misma, además hemos tenido está temperatura por semanas y conozco la tuya en estas condiciones- Respondió por fin con sonrisa irónica- No me puedes mentir aunque quieras Isa, no lo vas a lograr- Aclaró mirandola con esa sonrisa triste en su rostro que sin duda alguna partió algo en la menor y la hizo enojar más.

El Diario De Un HendrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora