~ El Cisne Y El Pavo Real ~

| Capítulo 7 |

"Bueno... ¿no es este un desarrollo interesante?"

¡Ese fue el eufemismo del año! La mente de Shen estaba dando vueltas. ¿El humano podría entenderlo? Pero Odette y los demás habían dejado perfectamente claro que los humanos no podían entender el lenguaje de otros animales. Entonces, ¿cómo es que las criaturas como los amigos de Odette podrían entenderlo tan bien como los humanos? ¡Parecía imposible!

Derek miró hacia arriba, horrorizado. "¡Brujería! ¿Qué has hecho con Odette? ¡¿Bestia repugnante?!"

Shen no pudo evitarlo. Luchó contra eso, realmente lo hizo. Pero el absoluto absurdo de la situación, así como los delirios del Príncipe, eran demasiado para aceptar. ¡Se echó a reír! Su carcajada pareció no menos inquietar a Derek, lo que solo hizo que se riera aún más.

El príncipe frunció el ceño. "¿Que es tan gracioso?"

"Lo mismo que claramente no sabes, ¡pero parece que crees que lo sabes!"

Con un grito, Derek levantó el estómago y luego usó el impulso para patear a Shen. Aunque el pavo real se sorprendió, rápidamente dominó su caída y aterrizó suavemente sobre sus pies. Los dos se rodearon uno al otro. Las garras de metal de Shen rasparon contra la tierra, y permitió que el sonido suave y brillante de su guan dao arrastrándose por el suelo resonara siniestramente. Toda su alegría se había ido previamente. Los ojos rojos miraban con igual intensidad que los azules hielo.

Shen supuso que el humano no pensó que se daría cuenta cuando sutilmente comenzó a alcanzar una flecha de su carcaj. "¿Qué vas a?"

Una mueca curvó el cruel pico del pavo real. "Parece que no tienes educación y también estás delirando. Soy un pavo real. Obviamente".

¿Dónde está Odette? ¿Qué le has hecho, Gran Animal?

Shen honestamente no sabía por qué Derek seguía llamándolo así, y francamente lo estaba poniendo nervioso. "Quizás si no hubieras sido tan descuidado con ella, no la habrías perdido".

Fue muy satisfactorio ver el destello de dolor en el rostro del humano. Y luego su furia estaba de vuelta, sacando una flecha y haciendo muescas en un movimiento fluido. "¡No dejaré que te la quedes! ¡Me la llevaré de vuelta!"

La elección de palabras del humano detuvo a Shen en su círculo. Un escalofrío descendió sobre ellos, alimentado por la frialdad en los ojos del pavo real. Hervía de odio. ¿Este tonto se atrevió a enseñorearse de Shen? ¿Se atrevió a alardear de cómo poseía el corazón de la princesa cuando ni siquiera lo apreciaba? Shen sabía que ni en mil vidas Derek podría ofrecerle a Odette lo que podía. El pensamiento fue tan repentino que lo detuvo en seco. ¿Fue eso? ¿Su anhelo por el cisne se desvaneció de esa manera? Quería escupirse a sí mismo por ser tan juvenil por el afecto de una mujer. Pero incluso mientras se burlaba de la idea, no podía negar su verdad. Quería a Odette. La deseaba como no había deseado a nadie más en su vida. Y lo quemaba pensar que ella anhelaba a otro hombre.

Que así sea. Si eran los celos los que lo envenenaban ahora, eliminaría su causa y lo acercaría un paso más a su nuevo deseo que lo abarcaba todo.

En medio de sus pensamientos, no había notado que Derek tiraba de la cuerda del arco. Fue solo el sonido de su lanzamiento lo que alertó a Shen, lo que hizo que se apartara del camino una milésima de segundo antes de que la flecha golpeara el suelo donde había estado. En represalia, Shen lanzó tres cuchillos a Derek. Dos golpearon el árbol detrás de él mientras esquivaba, el tercero le cortó el brazo y gritó. Shen se zambulló en la maleza y se perdió de vista. Para cuando Derek se recuperó, se había desvanecido.