𝑬𝒍 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒆 𝒔𝒊𝒏 𝒗𝒐𝒛 [Minsung]

XVIII

-¿Es por él...?- preguntó cabizbaja, Mina ya no tenia una pizca de esperanza en salvar aquella relación.

-¿Todo problema que tengamos siempre lo culparas a él?- preguntó ya arto de la situación Taehyung.

Mina respiró profundamente cerrando sus ojos y viendo a cualquier lado que no fuese ver a su esposo.

-Encontré el pasadizo donde Jungkook y tú pasan juntos.- soltó sin más.

La piel de el rey se tornó pálida y sus pupilas se hicieron notablemente pequeñas a comparación de como son naturalmente.

-¡Tonterías!- se dió la vuelta notoriamente enojado.

-¡No son tonterías! ¡Se que tienes una aventura con ese arquero!- atacó al borde del llanto la reina.

-¡Lo tenga o no ese no es asunto tuyo!- 

-¡¿Cómo puedes decir que no es asunto mio?!- Mina explotó en enojo y decepción, tenia todo el derecho de ponerse tal cual.- ¡Soy tu esposa! - aclaró.

El corazón de Taehyung estaba en un dilema, no queria desde un principio, dañar a Mina pero no puedes evitar lo inevitable.

-Me enamore de él, si. Y aunque se que debi hablarlo contigo antes...- apretó su mandibula para no verse débil ante ella- me fue imposible porque yo te quiero a ti...-

-No me quieres a mi, lo quieres a él.-

El mayor no negó ni acepto nada, en su lugar solo mantenia su mirada sumida en la nada.

-Solo respondeme algo Tae.-

El hombre apretó sus labios mientras pasaba salida y dejaba de respirar sin saberlo, por la tensión.

-Dime...-

-¿Qué es lo que te gusta de él?-

La pregunta cayó de sorpresa al rey, pues no sabía que responder ante eso. Una sonrisa boba sin saberlo se plantó en su rostro, su esposa notó aquello.

-Sus ojos...su sonrisa- enumeraba mientras imágenes de aquel amor se hacían presentes en su cabeza- su piel...-

-¿Que te gusta de MI?- Preguntó ahora, la sonrisa de Taehyung se desvaneció junto a las pocas esperanzas que habían en el aire.

-Como me haces sentir, tu forma de tratarme, de amarme, más que todo la paz que me das...-

Mina asintió dolida, las lágrimas comenzaron a caer en silencio sobre su tersa piel y sus suaves mejillas.

-Muy bien...pero- Mina se acercó al mayor y colocó una mano en su mejilla, el menor cerró los ojos por el tacto. Y es que ella siempre seria su más grande debilidad, aunque hubiese a alguien que amara más que a ella- te pregunte que te gustaba de mi...-