¡Víctima de Darian!

5. La Amenaza

¡DARIAN!

Silueta delgada, piernas sensuales, cabello rubio, ojos claros como su piel y unos glúteos que me encantaría ver en distintos ángulos.

Describo a Jennifer en mi mente mientras la veo pasar, cortejada de su novio, el cual se acomoda la corbata y luce algo nervioso. Creo que no es para menos, lleva del brazo a la preciosa hija de uno de los hombres más adinerados de la ciudad, en la noche en la cual es el protagonista.

Lastimosamente para ese chico, ésta será una de las peores noches de su vida, ya que, hoy se enfrentará a mí, y si hay algo que no suelo hacer, es perder.

—Aguantar a su suegro y de paso llevarse los cuernos. Vaya noche la que tendrá ese chico —rio abiertamente para colmar la paciencia de Kyle, y bebo de la copa.

—'Vaya noche' será la tuya, amigo —responde con mucha tranquilidad, sobrado de confianza y plenamente en calma.

—Pero, Kyle, por supuesto que será una gran noche para mí —me acerco para formar un círculo confidencial entre nosotros—. Hoy me acostaré con la hija de mi jefe.

Él sólo ríe y yo vuelvo a concentrarme en la esbelta figura de mi futura víctima.

Jennifer...

Ese de esas chicas que... Tienen algo, algo especial, quizás sea su carisma, los hoyuelos formados en sus mejillas luego de una sonrisa perfecta. Los ojos que derrochan alegría o el hermoso cabello rubio que danza en su dorso.

Me preguntó cómo será Jennifer sin nada puesto, desnuda, tal y como llegó a este mundo, sin ninguna prenda que oculte la belleza de su desnudez. Con el brillo de su piel deleitando mis pupilas y la esencia de su timidez llevándome a la locura.

Las ganas de una noche con ella comienzan a revolotear dentro de mí.

Nunca había tenido un interés en ella, siempre me pareció hermosa, pero prohibida, al menos dentro de mis propias leyes. Nunca estuvo en mis planes involucrarme sexualmente con la hija de mi jefe por lo peligrosa que podría llegar a ser la situación y mis riesgos laborales, pero, Kyle cambió eso durante el día de hoy. Jennifer se ha convertido en un reto, en uno que quiero ganar para luego disfrutar la gloria que hay detrás del premio.

El tiempo transcurre de manera común para todos dentro del salón en el que se lleva a cabo la lujosa celebración, pero para mí, transcurre lento, producto de las ansias y el extraño desespero que me invaden. Me siento nervioso, algo preocupado, pero la emoción de cazar a una víctima no puede escaparse de mí.

Es igual a cuando un cazador está cerca de su presa, y sabe que la tiene allí, en zona de gatillo, y las manos le sudan, la mente le envía pequeñas corrientes de preocupaciones porque la presa se puede escapar, sin embargo, la emoción de lograr culminar una casería sigue latente, el deseo de festejar luego se conseguir el logro no se marcha, y como todo cazador, yo, mantengo los nervios de acero y no permito que mi pulso tiemble.

Me acerco a Jennifer 'La víctima' Maier mientras esquivo los trajes y vestidos como un tigre pasando entre el césped creciente. Mis ojos no parpadean y el objetivo está cada vez más cerca, solamente en compañía de una dama oculta en su vestido.

Las observo con detenimiento mientras ríen y posan ligeramente sus manos en sus bocas para disfrazar la risa con formalidad.

Detengo mi caminata cazadora y recuesto mi hombro en un mural que sobresalía de la pared a esperar.

Afortunadamente vuelve a pasar otro mesonero con vino en su bandeja y le robo uno para luego agregar "gracias".

Un depredador debe tener paciencia y saber cuándo atacar, es por ello que espero a que la soledad sea la única acompañante de Jennifer, para así, ser yo el que la despoje de su efímera soledad.