Long hair [Rododendro x Ferdinand]

Largo cabello; capítulo único.

Drabble.
Human au.

Ferdinand conoció a Rododendro en la universidad de filosofía y letras: Ferdinand había amanecido muy lanzado con las chavas esa mañana, sin embargo, tras haber dicho: "Hola guapa, ¿a dónde que no es en dirección a nuestra cita?", Ferdinand retrocedió al ver las masculinas facciones de Rododendro mirarlo con interrogación.

Eso quedó grabado en su mente por siempre, ya ni Gabrielle ayudaba que, si o si, le recordaba cuando podía ese bochornoso momento.

Ferdinand siempre trató de convencerse de que eso no fue su culpa, es decir, ¡cualquiera se confundiría al ver de espaldas a alguien con cabello largo, sedoso y brillante!. Y si, Ferdinand podía confirmar todas esas características; la sensación de haber tocado esa coleta quedó grabada en sus dedos por siempre, recuerda perfectamente la suavidad de los mechones, ajustados a la liga de color rojo que los mantenía impecables.

A veces sentía algo de celos; por su parte, por más que se peinaba y se peinaba, un tercero siempre le diría: "péinate" cuando según el, ya se había peinado. Eso ya sería otro tema, el caso es que el cabello de Rododendro es hermoso, todo de el es hermoso.

Rododendro es un chico lindo, muy lindo, el más lindo del trío. Su elegancia y sentido de ser el más... "responsable" entre ellos, su blanquecina piel adornada con pecas, sus ojos oscuros así como el alma de tu ex, su aterciopelada voz que se rompía o agudizaba ya sea en gemidos o estando ebrio y, oh, su hermoso cabello, de color chocolate y atado en una tentadora coleta que Ferdinand puede jalar cuando lo tiene de espaldas y a su merced.

Eso es lo mejor de todo, el poeta de violeta puede adorar todo el físico de su querido amigo, puede saborearlo y admirar con fascinación cada peca que le adorna la piel bañada en sudor y ver como su cabello se agita con cada agitar y respiración pesada.

Hay veces en la que, ya sea estando en intimidad o en plena borrachera, Rodo se queja y para todo con tal de que no le toquen el cabello, pero de todas formas, el cabello del poeta de rojo. Rododendro se ve atractivo de esa forma, con su aspecto destrozado, apesar de tener fluidos en la boca o rastros de vómito.

...que naco se oyó lo último.

Ya se desvío de nuevo; Rododendro es el hombre más apuesto que ha visto en toda su vida. Chinge a su madre Pascua, chingue a su madre Gabrielle, chingue a su madre todo, Rododendro es la novena maravilla del mundo... la octava es el alcohol que se chupa, si, si.

Con esos pensamientos concluidos y reflexiones al azar, Ferdi deja caer su cabeza sobre el hombro de Rodo mientras jadea pesadamente. Rodo huele estupendamente, es como su lugar seguro por así decirlo.

No es puñal, así que no va a confesarlo así de frente.

Sabe que el castaño está sonriendo, así sonríe también, mientras le acaricia el cabello suavemente.