¿puedo?

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El golpe le dolía y mucho. Desde el primer momento que vio a Félix supo que no sería cualquier Omega y ese golpe se lo confirmaba de nuevo.

—¿De que cortejo hablas?

No le serviría mentir si pensaba llegar a algún lado con el Omega que iluminaba la noche, cuyas pecas parecían bellas estrellas adornando el firmamento y que a sus ojos no solo era el Omega del sol por la calidez que irradiaba, sino el Omega cósmico que refleja y proyecta lo más hermoso de los astros.

—Nos conocemos hace nada, pero creo saber por el brillo de tus ojos que puedo tener una oportunidad contigo y si no es así, lucharé por ello.

Lucharán por él, que bonita labia. Pero no debía olvidar que era un ponzodico el que se había colado en su habitación, hablando de un cortejo, buscando a su hermano. Sin embargo su corazón contradice cualquier cosa que su rostro demuestre, agitándose, provocando que un olor dulce llene el aire.

Jisung olfatea el aroma, que sin duda es producido por el hombre de cabellos rubios y delicados. Le fascina, lo pone dócil, cómo a un cachorrito.

—Eso no resuelve mi pregunta.

—Tenía razon, eres duro. Pero no te preocupes yo seré paciente y para responderte, verás yo quería... cortejar al reclamado.

El corazón de ambos da un vuelco, el de Félix por lo que dice Jisung y el de jisung por la expresión del príncipe.

—Pero ya no quiero, no quiero estar con alguien que no seas tú. Te vi en la unificación y créeme que te robaste toda mi atención, mí alfa y yo estamos domados por ti y el Omega que en ti recide... Me siento débil y yo odio sentirme débil, pero está debilidad que siento por ti... me gusta.

Félix está que no cabe en su cuerpo de la emoción que le causa escuchar aquello. Se siente bonito de que alguien le piense de esa manera, aún si esa persona tiempo atrás lo único que deseaba era satisfacción, aún si eso podía ser un juego.

—No me digas que no sientes lo mismo por mi. —El principe avanza con paso seguro hasta estar chocando su nariz con la del príncipe dendraíco, disfrutando el aroma que emite. —No soy un experto en cosas del amor, pero lo siento dentro de mi y es algo que no te puedo explicar con palabras.

Félix relame sus labios  sin despegar su mirada del príncipe Han, por la sugerencia que se avecina.

—Si me lo permites me gustaría mostrartelo con hechos.

El hombre con preciosas pecas da un asentimiento casi imperceptible, invitando al contrario a tomar la iniciativa, aceptando la propuesta dada.

Las manos calientes del mayor acarician el rostro del menor, trazando círculos en las mejillas de éste, mientras sonríe disfrutando de la suave sensación. Nunca tocó una piel tan suave en su vida, no se imaginaba el placer que le daría simplemente acariciar tiernamente a alguien, tal vez porque nunca se había enamorado de verdad... hasta entonces.

Sus labios besaron tan delicadamente las innumerables pecas en el rostro del rubio hasta llegar a sus labios, dónde no se aventuró más allá de dar besos cortos que sonaban en la habitación con bonitos chasquidos que a ambos les hicieron sonreír.

Félix disfruta del toque y envuelve con sus brazos la cintura del escavioso para tenerlo más cerquita. El olor a vino le gusta, mezclado con el suyo -chocolate- le gusta más.

⊰᯽⊱

El principe heredero da vueltas por todo el lugar y podría jurar que se arrancaría el cabello si el sentimiento no cesaba.

Llevaba horas y horas buscando una excusa para no tener que casarse con alguien tan molesta como Ryujin. Y no era para menos, pues nunca le había mostrado que pensaba dan anticuadamente  de los omegas, tan del pasado, tan como él mismo había pensado antes.

ᴇʟ ʜᴏᴍʙʀᴇ Qᴜᴇ ᴘʀᴏᴠᴇɴÍᴀ ᴅᴇʟ ᴍᴀʀ [ᴍiɴʙiɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora