Capítulo extra: El fantasma inmortal del conservadurismo

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Tobio, de 36 años, iba en el auto de uno de sus compañeros de equipo en camino a la escuela de sus hijos.

"Oikawa, relájate." Le dijo el hombre, mientras manejaba. "Nunca te había visto tan nervioso, ni siquiera cuando hemos estado en las finales."

"Se trata de mi hijo; esto es diferente." Tobio explicó seriamente.

"¿Te vas a encontrar con tu esposo allá?"

"Más le vale que esté ahí si no quiere que lo mate..." Tobio gruñó peligrosamente, ante la mirada algo asustada de su compañero.

"¿Recuerdas que te dije que envidiaba a tu esposo?"

"¿Sí?"

"Creo que ya se me pasó..."

Tobio no entendía bien a su compañero, pero no le daba mucha importancia... Por lo general decía cosas extrañas. Su prioridad en estos momentos era llegar a la escuela de sus hijos para ver que había ocurrido Shota. Al llegar, le agradeció a su compañero y bajó del auto rápidamente para luego dirigirse a la oficina del director, después de pedir indicaciones. A los pocos minutos llegó y al entrar se encontró con Tooru, Shota y el director Yamada sentados en silencio. El niño estaba de brazos cruzados con el ceño fruncido, mientras su esposo lo miraba preocupado y Yamada, sentado al otro lado del escritorio miraba fijamente a su hijo.

"Buen día, Oikawa-san." Dijo la autoridad escolar. "Tome asiento, por favor." Tobio obedeció, tomando el asiento al lado de niño. "Los cité aquí porque Shota tuvo una conducta muy violenta con otro joven un año mayor que él." Ambos padres se miraron sorprendidos. El muchacho nunca se había comportado de esa forma y por lo general intentaba evitar conflictos con la gente por su personalidad introvertida. "Lo golpeó, por lo que le dijimos que se disculpara, y no quiso hacerlo. Nosotros no podemos tolerar esta clase de actitudes, pero queremos ser indulgentes con Shota por ser un buen estudiante." Shota optó por hablar en ese momento

"Es él quien debe disculparse, él fue quien-"

"Ya te dije que no hay justificación para tu conducta." Le regañó rápidamente Yamada, provocando que el chico apretara la mandíbula con evidente enojo. Tobio volteó a ver a su hijo.

"Shota, dinos qué pasó." Habló el pelinegro tranquilamente. Sin embargo, cuando vio que el muchacho abría la boca para obedecerlo, el director se le adelantó.

"Golpeó varias veces a su compañero y-"

"Cállese. Le pregunté a mi hijo." Tobio interrumpió molesto, perdiendo la paciencia.

"Tobio..." Escuchó a su esposo murmurar algo nervioso, pero solo lo ignoró.

"Papá, él estaba molestando a Hana. La hizo llorar." Esa frase de Shota provocó un cambio en ambos padres, pero sobre todo en Tooru, quien pasó de sentirse algo avergonzado por su esposo altanero a increíblemente molesto de que alguien hiciera llorar a su hija y castigaran a su hijo por intentar defenderla.

"¿Qué?" El castaño enfrentó al director, el que parecía ligeramente incómodo por la declaración del joven.

"Efectivamente, Masaru decidió ir a jugar con Hana y hacerle compañía porque la vio sola."

"¡Eso no era un juego!" Rebatió el niño levantándose de su asiento, impactando al director, quien claramente no esperaba el exabrupto. "¡La estaba lastimando!"

"Él admitió que fue algo bruto, sí... Pero es un niño, un varón, así juegan-"

"¡Le estoy diciendo que no era un juego!"

"Traiga a Hana aquí. Ahora." Masculló Tooru.

"S-sí, por supuesto..." Yamada se levantó y salió del lugar, dejándolos solos.

Punto de Inflexión [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora