SE BUSCA ABOGADO (para divorciar a mi ex)

Especial: Comienzos

—Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, feliz cumpleaños Sue, Shotaro y Sungchan, feliz cumpleaños a ti.

Si, aunque no lo crean -o no les interese- lo hermanos de Sue siempre tuvieron nombre.

En la enorme sala de estar se partió por fin el pastel de cumpleaños que Doyoung había hecho con sus talentosas manos. El gato estaba encerrado, el perro amarrado, un conejo sepultado y los demás en la jaula. Y todo parecía una reunión casual familiar normal, como si nada extraordinario hubiera sucedido. Los miembros del SQUAD se encargaron de abrir los regalos y asegurarse de que estuvieran secos antes de entregarlos a sus respectivos dueños. La buena noticia es que Sue logró llegar a los 101 leones con un poco de ayuda de Mark, aunque la pequeña no tenía idea.

—¿Y ahora qué? —preguntó Yuta cuando hubieron acabado el pastel y solo
estaban tirados en la sala descansando.

—Toma, prueba uno de los sándwiches que preparamos —Ten le dio un pequeño e inocente sandwich triangular a la estrella de Hollywood, luego ofreció uno a la otra estrella de cine.

❃❃❃

La respiración de Yuta era un caos mientras subía a Sicheng al enorme lavamanos con detalles de dragón en uno de los sanitarios de la gran mansión de Taeyong.

Sicheng atrajo a Yuta para besarlo de nuevo mientras este le sacaba la camisa sin cuidado y empezaba a besarlo y a succionar la piel con tanta fuerza que la dejaba completamente enrojecida. A Sicheng le encantaba que Yuta hiciera eso, tiró de su rubio cabello para alejarlo de su piel y lo besó en los labios que también le encantaban, la lengua de Yuta invadió apresuradamente la boca de su ex y sus manos continuaron desvistiéndolo.

Estaban tan acelerados -como si hubieran tomado una mezcla anfetaminas y analgésicos- que ninguno era capaz de poder detenerse o pensar claramente.

Las manos de Yuta viajaron por las delgadas y atléticas piernas desnudas de Sicheng, sugiriendo y provocando mientras este no paraba de distorsionar el nombre de su torturador entre jadeos y gemidos.

—Más rápido —exigió Sicheng con un gruñido a pesar de estar de cara contra la puerta del cuarto de baño siendo follado tan duramente como Yuta podía. Y eso ya era bastante.

Cuando Sicheng se vino, Yuta, que tenía mucho más aguante y una envergadura que parecía no terminar, lo hizo girarse para alzarlo sobre sus caderas y seguir penetrándolo, tan rudo como siempre, hasta vaciar toda su esencia dentro de su panda favorito, descansó su frente en el hombro de Sicheng por un momento mientras intentaba reunir aire suficiente para poder seguir de pie y lo abrazó con fuerza. Después de unos segundos y sin una palabra, puso en los labios de Sicheng un beso que por sí solo ya decía demasiado.

Cuando el beso hubo terminado, ambos se sonrieron mirándose a los ojos todavía con deseo.

—Y... ¿Cómo has estado? —Yuta preguntó mientras ambos limpiaban el desastre, aunque la adrenalina no bajaba del todo todavía.

—Pues, ahora estoy mejor. —Sicheng le regaló una profunda mirada con sus rasgados y afilados ojos al rubio que ponía sus ideas de cabeza.

—¿Y si buscamos un hotel? —sugirió Yuta.

—Todo un caballero como siempre. ¿No me llevaras primero a cenar? —Sicheng alzó una ceja.

—Ya comiste sandwiches. Pero si insistes podemos pedir servicio al cuarto.

Y tal vez no durara mucho, pero para ambos valía la pena intentarlo una vez más: no en la habitación del hotel más caro de la ciudad, solo en el más acogedor y discreto que pudiera darle a las estrellas un poco de privacidad para poder empezar de nuevo entre mas gemidos y jadeos.