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Suena el despertador y estiro mi brazo para buscarlo aún sin querer sacar mi cara de debajo de la almohada, pero como dicen por ahí: el vago trabaja doble, así que me levanté y apagué la alarma y me dispuse a arreglame para salir al trabajo. Era una mañana otoñal cualquiera, colores café y naranjas en diversos tonos por doquier, olor a calabaza, aire frío y justo hoy era diferente para el resto del mundo porque es halloween. Todas las casas y todos los lugares estaban decorados para esta ocasión, personas de todas las edades luciendo los disfraces que habían estado preparando desde hace tiempo y otros que decidieron improvisar, como yo que solo traigo un pin de fantasma. No es que no me guste esta festividad, pero siento que me disfrazo todos los días del año, soy enfermera, así que el uniforme y la sangre son mi día a día. 
- Hola Susan- me saluda Robin en recepción.
- Hola Rob, ¿qué tal la guardia?- Robin es enfermero como yo, nos llevamos muy bien fuera del trabajo aunque no ha pasado nada entre nosotros por más que quiera, tiene novia.
- Bien, nada comparado con lo que tendrás hoy querida Susi- me dice mi compañero al que relevo.
- ¡No me llames así!. Además,no creo que vaya a estar tan mal, es halloween y todos andan repartiendo dulces o en festividades.
- ¿Sabes que además de halloween hoy hay luna llena?
- Ay, por favor, no seas tan supersticioso- le digo a Robin antes de que se marche.
-Pues entonces que tengas una guardia tranquila- me dice a modo de despedida.
-¡No digas eso, es de mala suerte!- le digo a modo de regaño.
-¿No que el supersticioso era yo?- sonríe y se marcha hacia su auto.
Unos 15 minutos más tarde llegan varias ambulancias, un accidente de autobús, varios jóvenes heridos de gravedad y a algunos ya fallecidos que se encontraban extrañamente decapitados, la policía aún no había encontrado las cabezas. Hicimos todo lo posible para salvar a los que llegaron con vida, pero uno a uno fueron muriendo y me tocaba ver a esas familias destrozadas al darles la noticia. Aún quedaba una joven de cabello negro y desaliñado, había perdido el ojo pero mantenía una mirada perdida, cuando le hablabas era como si no te escuchara y todo el tiempo balbuceaba cosas en una extraña lengua. Los psiquiatras la estaban atendiendo sin poder llegar aún a un diagnóstico.
Dado que yo era la enfermera de turno me tocaba atenderla, trataba en ocasiones de hablar con ella, pero era inútil, seguía con la mirada perdida.
Sin darme cuenta el día había pasado exageradamente rápido, ya había caído la noche, no había parado ni a comer.
-Gracias, Rob- digo para mis adentros recordando lo que me dijo Robin esta mañana.
Existe esta superstición de que si alguien te desea una guardia tranquila, pues siempre resulta ser todo lo contrario y casi nunca fallaba.
Luego de ir a comer y darme un relajante baño caliente, fui a la habitación de Nell (así se llamaba la paciente del accidente de autobús) se encontraba aún mirando hacia la pared y estaba repitiendo un número, por primera vez entendía algo de lo que decía
- Once, once, once , on...- repetía Nell sin cesar.
- Nell, te traje la cena, debes comer algo- le dije pero no respondió, seguía repitiendo ese número cada vez más bajo- ¿Qué significa ese número Nell?- le pregunto y me acerco a ella con cuidado para que no se sobresalte- ¿Quieres que llame al doctor?
- ¡YA VIENE!- grita Nell agarrándome el brazo con fuerza haciendo que me dé un vuelco al corazón -¡YA VIENE POR NOSOTRAS, YA VIENE, EN LA ONCE CON EL ONCE A LAS ONCE! ¡ESTÁ CERCA! ¡ONCE!- dice y yo solo me quedo quieta con el corazón a mil viendo su ojo inyectado en sangre mientras la herida del otro comienza a sangrar.
Me retiro de la habitación aún conmocionada para buscar el material de cura para su herida sangrante, cuando escucho los monitores sonar y todo el equipo médico corre hacia la habitación de Nell, al entrar Nell había caído en parada, luego de 11 minutos de reanimación el doctor Shuster declaró su hora de muerte a las 11:00pm, dato que me pareció extremadamente escalofriante.
Comenzaron a preparar a Nell para llevarla hasta la morgue, trabajo del cual se encargó Ben, justo en ese momento llegó un joven a urgencias.
Había recibido once puñaladas y la policía refiere que se las dió él mismo mientras gritaba: YA VIENE. El chico murió en cuestión de segundos de llegar, justo a las 11:11pm .
Ben no había regresado así que decidí yo misma llevar el cuerpo hasta la morgue, justo al mover la camilla me doy cuenta de que tenía tatuado detrás de la oreja un número 11.
Me subí en el elevador para bajar hasta el sótano donde estaba la morgue, era solo un piso, pero por alguna razón al presionar el botón se fue la corriente.
Sentí un escalofrío recorer mi columna, no podía parar de preguntarme si todo esto tenía algo que ver con Nell, no era miedosa pero sentía que quería salir corriendo de allí.
Las luces del elevador comenzaron a parpadear y por un momento pensé que volvía la luz, pero en aquel momento ví el cuerpo del joven incorporarse en la camilla, me quedé paralizada y solo me agaché en un rincón del elevador, sentía dolor en todos mis huesos y no me podía mover, el cadáver del chico volteó hacia mí: ESTÁ AQUÍ. En ese mismo momento volvió la luz y parecía como si no hubiera pasado nada, la camilla, el cuerpo, la sábana, todo estaba en su sitio. Cuando pude moverme comprobé los signos vitales del cuerpo para comprobar que sí estuviera muerto. Tal vez solo fue producto de mi imaginación, un efecto de la luz, tal vez aún estaba conmoción por lo de Nell.
Al salir del elevador me dirijo hacia la morgue, era un largo pasillo hasta allí, no había visto a Ben aunque tal vez tomó el otro elevador.
- ¿Doctor Blee, está aquí?- llegué a la morgue y el patólogo no se encontraba, tal vez estaba en el baño, dejé el cuerpo junto al de Nell y algo picó mi curiosidad. Aparté el pelo de la chica y en efecto, detrás de su oreja estaba el mismo tatuaje, el número once, abrí la puerta del cuarto frío y revisé detrás de la oreja de cada uno de los jóvenes que murieron en ese accidente, no lo podía creer, todos tenían el mismo tatuaje,¿Tal vez pertenecían a alguna secta?.
-¡Susan!- dice el doctor Blee, provocándome un susto de muerte-¿Qué hace allí dentro?
- Lo siento doctor, sólo quería comprobar algo- le digo algo apenada por colarme sin su consentimiento- ¿Ha notado que todos tienen el mismo tatuaje?
-¿A qué se refiere?- pregunta Blee
- Este joven tiene un tatuaje con el número once detrás de la oreja, justo como los chicos del autobús, tal vez debería revisarlo.
- Está bien, muchas gracias, lo tendré en cuenta pero no vuelvas a entrar aquí - dice el doctor Blee y me marcho de la morgue
Al salir las luces comenzaron a parpadear conforme avanzaba por el pasillo, todo se volvió helado, observé el reloj en mi muñeca y se había detenido a las 11:00pm. De repente las luces dejaron de parpadear y todo quedó en una completa oscuridad, no veía ni mis propias manos, entonces escuché una voz
-Susiiiiiiiii.... - esa voz, quedé paralizada- pequeña Susiiiii - por primera vez en mucho tiempo sentí miedo de verdad - Susi, ¿quieres jugar?- no puede ser- te prometo que nos vamos a divertir mucho- no por favor, que pare ya- ven con tu tío, pequeña Susi.
Hace muchos años que no escuchaba esa voz, no podía ver nada, no podía moverme: once, entonces todo volvió de golpe a mi cabeza, recordé la voz de mi madre: Susana, tu padre y yo vamos a salir, tu tío ya viene. Llegará a las once, sé amable con él.
En aquella oscuridad comenzaron a escucharse pasos aproximándose, quería que esa pesadilla acabara ya, solo me agaché y traté de cubrir mis oídos para no escuchar su voz que cada vez se hacía más clara hasta que los pasos se detuvieron y sentí su aliento cerca de mi: Susi, ¿quieres jugar?.

-fin-

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