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—¡Sunghoon! ¡Para de hacer eso! — Sunoo golpeó el costado del mencionado con su codo. Sunghoon simplemente sacó la banana de su boca con un suave pop mientras sus risas inundaban la mesa en la que estaban sentados para pasar el almuerzo. A lo lejos, Heeseung apartaba su mirada con un sonrojo en sus mejillas. —Eres un completo sin vergüenza.

Ambos estaban sentados en una mesa de la cafetería de su instituto degustando los insípidos alimentos que esta les ofrecía. Ese día era la víspera de todos los santos y como siempre la decoración del lugar era armoniosa, había algunas serpentinas de colores violetas, anaranjados y negros colgando del techo y también había algunas figuras como fantasmas y arañas decorando las paredes.

—No estoy haciendo nada malo. — Sunghoon le restó importancia a la situación alzándose de hombros. Después volvió a poner atención a su comida, dejando la fruta a un costado de su bandeja de metal. —Si él quiere verlo en doble sentido será su problema.

—¿En serio piensas que no lo tomará así? — Kim golpeteó con impaciencia su cuchara contra su cuenco de arroz, viendo de reojo cómo Heeseung seguía con sus mejillas rojas y hacía el esfuerzo de no mirar hacia ellos charlando con uno de sus amigos. —Literalmente acabas de darle una mamada a esa banana mientras mirabas a Heeseung.

—Es una indirecta— aclaró rápidamente el menor mientras dejaba caer un codo sobre la mesa y hacía una ceña perezosa con su mano —. Solo trato de hacerle ver que tengo un interés en él.

—¿Y no es eso más fácil enviándole un mensaje de texto? — Park sabía que el mayor estaba en lo correcto, pero no estaba dispuesto a darle la razón. Era más fácil para él hacer esas acciones morbosas que enviarle un mensaje directo a Heeseung, ni siquiera era algo que debía cuestionarse.

—Me gusta más la vía difícil.

Lee Heeseung era la persona más caliente que Sunghoon jamás iba a conocer. Desde su manera de caminar, su manera de hablar, su manera de sentarse. Todo acerca de él era jodidamente lujurioso que estaba perdiendo la cabeza.

Hablando más seriamente, Heeseung era un estudiante de su mismo año de la clase B. El mayor tenía hermosos ojos redondos y profundos, labios de cupido rosados y un bonito rostro rectangular. No solo era la fuerte belleza del mayor lo que atraía a Sunghoon, sino que también era toda su actitud y personalidad en general. Heeseung tenía buenas notas, asistía a todas sus clases y era miembro activo de varios clubes del instituto. Era una persona correcta, y probablemente la más linda y servicial, contrarrestando sus prendas que siempre se reducían a colores oscuros o neutros. A pesar de su manera de vestir, el chico de diecinueve años jamás se metió en problemas o se vio involucrado en una pelea. Sunghoon sabía perfectamente que Heeseung era ajeno a cualquier otra aura que no fuera la de paz y felicidad, pero fue él quien vio exactamente todo lo contrario.

Sunghoon sabía que había una chispa de maldad en Heeseung.

Pudo reconocerla a través de sus vagas miradas durante algunos de sus periodos juntos, más específicamente cuando escuchaba algún comentario de algún compañero que no le gustaba y en consecuencia formaba una mueca burlona con sus labios, también cuando se cansaba en la clase de gimnasia y se sentaba en la banca, deslizando su cuerpo por la fría madera hasta que su regazo se veía eróticamente tentador, o cuando se recostaba contra los casilleros para conversar con sus amigos.

Sunghoon sabía que todas aquellas acciones no eran desinteresadas. Heeseung tenía el perfecto conocimiento de lo que hacía y por esa misma razón dudaba que el sonrojo que le mostró cuando empezó a chupar la banana fuera por vergüenza. El mayor estaba planeando algo en su cabeza y Sunghoon lo sabía.

—Sí, lo que sea... — Sunoo inspiró ruidosamente y al final dejó salir el aire de la misma manera. —Solo no intentes hacerle mamadas a cualquier objeto, ¿puedes?

𖥔 ִ  ۫   ˑ  gods & monsters     !   heehoon  ִˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora