Capítulo 1

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Narra Izzy.

Desde que tengo memoria solo hemos sido mi madre y yo, claro hasta que llegó Elmer McKagan, el era su jefe en aquella empresa en la cual trabajaba mi Madre, habrán pasado unos meses y por alguna extraña razón decidieron contraer matrimonio, no le tomé tanta importancia hasta que decidió que lo mejor era irnos a vivir a Seattle, no me negué por qué al fin y al cabo esa mujer me había dado todo incondicionalmente, yo no estaba de acuerdo con viajar pero simplemente guarde silencio aceptando todo.

En mis 16 años de vida he sido una persona bastante callada solo hablo lo justo y necesario, Sonja al principio creyó que era autista recuerdo que me llevó a muchos centros de ayuda con tal que le dieran algún diagnóstico del por qué era tan callado, ahí se dio cuenta de no tenía nada.

Me encontraba en mi habitación terminando de doblar la poca ropa que quedaba por empacar, los escalones de madera resonaron por la casa, Sonja se paró en el marco de la puerta, me miró con una sonrisa.

- Te traje una cajetilla de Marlboros.

- Gracias - respondí.

Ella se aproximó hacia mí y me los entregó. Por un momento se dedicó a mirarme, ella acarició mi mejilla con dulzura.

- Mi chico perfecto, no sabes lo feliz que me hace el que aceptes ir conmigo - dijo abrazándome.

- Mañana a primera hora viajamos ¿Eso es lo último? - yo solo asentí.

Esa misma noche me costó dormir, pensé mucho en el gran cambio que daría mi vida, tendría que cambiarme de escuela, aclarar que no tengo ningún problema que simplemente soy reservado y conocer a Elmer, y tal vez muchísimas cosas más.

En un abrir y cerrar de ojos ya había amanecido, Sonja estaba muy animada, golpeó mi puerta para que me levantase y desayunemos y así fue, tomamos las maletas y subimos a un taxi en dirección al aeropuerto, ahí tomamos un vuelo directo a Seattle que duró unas cuantas horas.

El pasar de las horas se me hacía eterno, hasta que finalmente llegamos a la ya mencionada ciudad, ahí nos encontramos con Elmer, ¿Que puedo decir? Fue bastante agradable conocerle supuse que era un patán bueno para nada, pero fue todo lo contrario. Íbamos en su auto camino a su casa, el me miró por el retrovisor.

- Tengo un hijo de tu edad, un poco rebelde, pero estoy seguro que se llevarán de maravilla.

- ¡Claro que se llevarán bien! Ahora serán hermanos.- respondió. Sonja.

- "Hermanastros".- corregí.

El resto del viaje fue un silencio total, salvo las risitas y besos que mi madre con Elmer se regalaban cada cierto momento. A los minutos llegamos a la casa, era bastante grande, me atrevería a decir que 200 personas caerían sin problema, en fin, Elmer dijo que eligiera una habitación libremente, subí escaleras arriba con tres maletas y elegí una muy apartada del resto.

Una vez ahí desempaque todo y me recosté en la cama, fue como automático ya que me dormí al momento de tocar el suave colchón, bien pude dormir unas horas más pero no.

Un fuerte grito me hizo dar un brinco del susto, era la voz de Elmer, con mucha duda finalmente me asomé por mi puerta con mucha discreción y vi como Elmer le gritaba a un chico bastante alto y de cabello rubio.

- ¡Simplemente estoy harto de ti! No respetas las reglas pues bien, pero al menos ten la decencia de llegar lucido a esta casa.

- Deja de gritar, no es para tanto tampoco, además - el blondo se acercó a Elmer - si sigues alzando la voz despertarás a mi hermano - dijo soltando una carcajada, el hombre robusto se fue echando humo por las orejas de lo enojado y el finalmente se fue a su habitación.

Vaya loco tengo de hermanastro, solo espero que no me traiga problemas.

A la mañana siguiente me levanté temprano, tomé una ducha rápida y baje a tomar un café, eran las 8:00 de la mañana y como no había nadie despierto fui a dar una vuelta por el vecindario, también era muy agradable.

Llegué a un parque bastante desolado, me senté en una banca y encendí un cigarrillo, estuve ahí sentado por unas horas, suelo disfrutar mucho el estar solo, no peleas con nadie, nadie hace preguntas estúpidas, en pocas palabras estar solo es lo mejor.

Más tarde decidí que era tiempo de volver, al llegar vi a mi mamá recibirme con un abrazo, me dijo lo preocupada que estaba por mi y no pude seguir escuchándola ya que mi atención la atrapó toda el mismo chico de ayer, aunque no estaba solo, lo acompañaban dos chicos más, un colorín con facciones bastante afeminada y un chico de muchos rizos y tez morena, los tres disfrutaban de la alberca que había en el patio.

- Jeff querido, antes de que te encierres en tu cuarto, quería decirte que la próxima semana empezaras a ir al colegio con tu  hermano.

- Hermanastro .- nuevamente le corregí.

Me adentré en la casa y fui a encerrarme en mi habitación y otra vez me dispuse a escuchar conversaciones ajenas pero ¿Quien podría resistirse? Además que aquella conversación giraba en torno a mi.

- Mejor cuéntanos de tu hermano.- habló el pelirrojo.

- ¿Que puedo decir? Es un raro, pero de algo de lo que estoy seguro es que haré lo imposible para que se vaya de aquí, suficiente tengo con aguantar a su mamá.- respondió el blondo.

- Jodido loco, deberías dejar en paz al chico, pero bueno, de todos modos me gustaría ver cómo te golpea cuando se aburra de tus actitudes.- comenzó a reír el moreno.

- Ya veremos quién golpea a quien.- dijo el rubio.








[ So Fine ] Duzzy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora