Un cigarrillo

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Mi nombre es Joshua, soy un chico de bachillerato de 18 años que ya casi termina sus estudios, soy muy tranquilo y me apasionan muchas cosas, con respecto a mis amigos, tengo varios... Pero hay una en especial, se llama Elizabeth, la conocí hace unos meses, digamos que la forma en la que la conocí no fue la más común, solo diré que se enojo por ese balonazo, recuerdo que estaba muy avergonzado esa tarde y la invite a un jugo, me quedé hablando el resto de día con ella, hablar con esta chica era muy entretenido, sin duda me agradó mucho, pasaban más los días y sentía que conectaba más con ella, cada vez que la veía cierta paz llegaba a mi como una ola que arrasa con todo a su alrededor, observarla se volvió una manía, su piel, su sonrisa, su caminar, entre más la miraba más me perdía.
Pasaron meses y agarramos cierta confianza, nos dábamos caricias, abrazos, nos tomábamos las manos y nos dábamos de vez en cuando besos, ya había tratado con chicas así antes, y la verdad no me molestaba ya que estaba feliz de tener estás interacciones con ella aunque no fuéramos nada... Si se preguntan a qué horas le iba a decir lo que sentía... Bueno solo digamos que eso no estaba en mis planes, era demasiado tímido y lo único que pensaba era en que ella no sentía lo mismo, aunque pareciera muy obvio, lo único que pensaba es que estaba siendo amable o solo era cariño de amigos, de todas formas me confundía, su cuerpo y su boca decían cosas muy distintas.
Paso el tiempo y tuve una fuerte depresión, me aleje de las personas que más quería incluyendola, lo que ella me producía me empeoraba, pero una noche... Me busco... Y nos quedamos hablando con alcohol en mano, nos hicimos entender que eramos muy importante para la vida del otro, seamos lo que seamos o sintamos lo que sintamos siempre habrá algo que nos una, entender esto me impulso a tomar un cigarrillo, ella siempre traía una cajetilla, le gustaba fumar mucho y aunque no era fan del cigarrillo, su olor corporal se combinaba con el tenue humo dando una esencia única, me aconstumbre a ello sabiendo que algún día extrañaría ese olor con toda mi alma, me acerqué a ella con el cigarrillo en mi mano y le dije  -mientras este cigarrillo no se consuma lo que hay entre nosotros nunca acabará, y si algún día quieres acabar lo que tenemos, está... Conexión, llámame y aunque esté al otro lado del mundo llegaré a ti y lo fumaremos sin si quiera preguntar un porque-
Recuerdo su mirada tan profunda y desconcertada, no dijo nada... Solo tomo mi cara y me dio un beso, mientras sonaba una canción que nunca volví a escuchar, el solo hecho de escucharla me transportaba a ese momento exacto cuando nuestro labios y almas estaban en perfecta sincronía y lo único q podía sentir en mi corazón era paz, el mundo no existió por un leve momento...
la vida siguió, ella y yo nunca le pusimos una etiqueta a lo que teníamos y me conforme con eso, pasaron los años y viaje al extranjero eventualmente dejamos de hablar, nunca volví a saber de Elizabeth, en algunas ocasiones me preguntaba que había pasado con ella pero no le daba mucha importancia simplemente... La olvide...
Un día recibí cierta llamada de un número desconocido, conteste con intriga, lleve el teléfono a mi oreja y... Escucharla fue como volver a esos días, quedé paralizado, no podía creer q fuera ella, me saludo con agrado e interés, me dijo que estaba en la ciudad de paso y quería verme, estaba muy emocionado, me aliste y fui al sitio, caminé hasta el parque buscando una cara familiar y no la encontraba, pensé en que tal vez cambio mucho su apariencia, me senté en una banca a esperar, igualmente había llegado muy a tiempo, estaba muy nervioso, que le diría? Como actuaría? Son preguntas que me tenían revuelto el estómago... Cierro mis ojos para calmarme y respiro hondo, de repente un olor llega a mi nariz, un sutil, mentolado, y dulce olor a cigarro, yo no lo sé pero mi corazón que ahora está latiendo a mil lo sabe, el cual me hace parar y mirar hacia mi derecha... Ahí estaba, esa chica que me confundió durante un largo tiempo estaba sentada sosteniendo su cigarrillo con mucha clase contemplando el horizonte (nunca e visto algo tan hermoso) me acerco con timidez y duda pero su mirada me da un flechazo que me hace tambalear... Ya no hay marcha atrás... Ella sonríe, se para de su asiento y corre hacia mi dandome un fuerte abrazo, yo estaba en shock pero esa paz y felicidad q alguna vez sentí volvió a mi, una vez más el mundo desapareció, nos quedamos un buen rato en esa posición, estaba disfrutando cada sensación que pasaba por mi cuerpo, después de un rato Elizabeth me soltó y dijo q nos sentaramos, yo por supuesto la seguí, nos pusimos cómodos y empezamos a hablar de todas nuestras aventuras, desgracias, lujos, virtudes, amigos, familia, fiestas, nos pusimos al día con todo, pero hubo algo que ella dejó a lo último, algo que yo ya había olvidado y que me destrozaria esa noche, solo fue cuestión de haber sacado ese cigarrillo, ese cigarrillo que representaba todo lo que sentía y todo lo que teníamos, nunca pregunté el porque, solo la mire y le dije con cierto quiebre en mi voz -segura?-
Ni si quiera tuvo q contestarme, sus ojos me lo dijeron todo, tomo mi mano y solo me dijo vamos a mi apartamento, sabiendo ya el objetivo por el que quiso verme, lo único q quería era pasar más tiempo con ella, así que le dije q -si, y comenzamos a caminar, en todo el camino no mencionamos ni una palabra, me sentía triste, y a juzgar por su mirada ella tampoco quería hacer esto... Pero... Por que? Por que quieres hacer algo que no quieres? Acaso conseguiste algún novio? Te vas a casar? Tantas preguntas que quería hacerle pero no me atreví, luego de un rato llegamos al apartamento, saco sus llaves y abrió la puerta, dio un par de pasos, entre, cerré la puerta y ahí estaba, sin dar un solo paso, dándome la espalda... Se quitó su bufanda, la colgó en el perchero y se volteó, me miró fijamente con cierto enojo y con ese mismo enojo se acercó a mí y me besó bruscamente, pude notar como le caían las lágrimas, estaba furiosa...  luego se calmó y empezó a darme un beso más suave y gentil, la abrace de la cintura, comencé a sentir sus sentimientos pasando por mi piel y sin darme cuenta también empecé a llorar, creo que los dos sabíamos que está era la despedida, nos seguimos besando hasta llegar a la cama, recorrí todo su cuerpo, pasando mis dedos por su delicada y suave piel, mi alma se entrelazó con la de ella y nos volvimos un todo en ese momento...( No quiero que te vayas)... Mi mente solo pensaba en eso y en vez de materializar esas palabras lo único que materialice fueron lágrimas... Lágrimas que se secaron y nunca hablaron.
Al día siguiente el sol mañanero me despertó con una agradable calidez, volteé mi cuerpo para ver a aquella persona... Pero como lo espere ya no estaba... Solo había un vacío, un vacío en esa cama, un vacío dentro de mi... Miro a mi izquierda en la mesa de noche y solo veo una colilla en el cenicero.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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