Piscina [LapaCueva +18]

Parte Única

"Fundidos en el fuego del deseo, así mi piel quedó marcada por tu cuerpo entero" - Anónimo.

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Gianluca sonrió contento después de subir la historia a su Instagram con su Cholito, le había costado que aceptara su propuesta de grabar ese video. Christian no quería que se prestara a malas interpretaciones, por más acertadas que estas fueran, debían intentar controlar sus impulsos cuando estaban en público.

Aunque Chris no se había contenido mucho con esa nalgada que le dio, ninguno de los dos había reparado en las cámaras grabándolos. Esa nalgada le había valido a Lapadula para cobrársela anoche en su cuarto compartido.

Aún podía escuchar los lindos quejidos y gimoteos que había producido su compañero la noche pasada. El solo pensamiento lo hizo mirar de reojo al menor con deseo, este estaba temblando visiblemente debido a las bajas temperaturas del agua de la piscina en la que se encontraban. Una rápida idea para entrar en calor cruzó su mente.

Dejó su celular a un lado de la piscina, pensando a toda velocidad que hacer, sus manos picaban inquietas por tocar la suave piel expuesta de los muslos de Christian. Esa piel canela llamaba mucho su atención siempre, y tener al menor en ropa interior a su lado, y no hacer nada le parecía una completa falta de respeto.

Extendió su mano izquierda y apretó delicadamente ese muslo tatuado haciendo que Christian saltara ante el toque inesperado.

— Contrólate oe, aquí no —siseó el menor alejándose un poco dentro de lo que el pequeño espacio le permitía.

— Cholito... —El delantero le dedicó una sonrisita coqueta extendiendo su mano nuevamente al mismo tiempo que dejaba una caricia entre los muslos del más joven, acercó su rostro al de Christian que lo miró molesto.

— Safa oe, ya te dije que acá no —Un golpe cayó sobre su brazo, el trujillano volvió a apartarse y lo miró un poco nervioso.

Gianluca reprimió una risita comprendiendo que lo único que le impedía al menor caer en su juego era solo la vergüenza que sentía por estar en un lugar tan público en el que en cualquier momento los podían atrapar. Su mirada recorrió el lugar, encontrándolo ya vacío, eran los únicos en esa zona, Andre y Pedro acababan de irse a las habitaciones.

— Estamos solos, amore —dijo, acercando su rostro nuevamente al del menor, dejando un suave beso sobre su mejilla. Su mano derecha, la que no se encontraba jugando con los muslos del más bajo, acarició con cuidado su vientre, deslizándose hacia su cintura atrayéndolo contra sí mismo.

—No me importa, Gian. Cualquiera puede venir, así que controla esas manos —respondió el trujillano intentando apartarse otra vez.

Esta vez, los rápidos reflejos del italiano no se lo permitieron, sus brazos ya se habían envuelto en torno a su cintura, y lo jalaron haciéndolo chocar contra el firme pecho del mayor. Christian se sonrojó al sentir contra uno de sus muslos la obvia emoción en la parte baja del delantero.

—Vamos, amore, uno rapidito —suspiró Gianluca empezando a dejar un caminito de besos desde la mejilla del trujillano hasta su cuello y volviendo a subir hasta su mandíbula, la cual besó y lamió, incluso llegando a dejar suaves mordisquitos que ocasionaron que Christian jadeara.

Las pequeñas manos del menor se aferraron a los hombros del mayor, sabía que iba a terminar cediendo aunque no quisiera, pero eso no le impediría hacerse un poco de rogar. Respirando hondo, intentó calmar su propia excitación, y se apartó de Gianluca.