I┇__________ Barry

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Avonlea. Un hermoso lugar. Lleno de vida; lleno de gente amable, y familias de gran prestigio y bondad.

Una de aquellas familias, son los Barry. Conformada por cinco integrantes: El señor William Barry, y su esposa, la señora Eliza Barry; sus tres hermosas hijas. La más pequeña llamada Minnie May. La hija del medio, Diana. Y la mayor, __________.
La familia Barry son muy respetados y admirados. Eran, para el pueblo, un ejemplo de la familia perfecta. Un matrimonio amoroso, con tres niñas muy bien educadas y portadas. Eran felices.

Lo único que diferencia a los Barry de otras familias, es su hija mayor, __________. Es común que las chicas de la edad de la jovencita ya puedan casarse, pero es algo que a __________ no le interesa, o por lo menos no todavía. Ella quiere ser libre, conocer el mundo, conocerse a si misma. Y eso no es regular en chicas de su edad, y eso es lo que más saca de quicio al señor Barry.

-¿Cuando te casarás? -Habló molesto el señor Barry. -¿Cuando será el día en que no rechaces a un hombre, y decidas tener una familia?

Eran las once y media. El señor Barry había preparado una cena con anterioridad a las nueve en punto. La finalidad era que su hija __________ conociera a un apuesto príncipe de Noruega, para que al fin se casara con algún hombre de buen nombre. Pero __________ había negado su proposición, y rechazado al príncipe. Eso enfureció a William, quien ahora regañaba a su hija en su habitación luego de que los invitados se marcharan.

-¿Acaso quieres terminar como tu tía abuela, Josephine? ¿Sin hijos, sin esposo? -Volvió a decir William. -¿Quieres terminar sola, y que ningún hombre te quiera?

-¡La tía Josephine es feliz, papá! ¡Yo también quiero ser feliz! No quiero casarme, no quiero tener hijos. ¡Yo no necesito que un hombre me quiera para sentir alegría! -Estaba... Perdón. Estabas molesta con tu padre por haber planeado todo eso sin habértelo dicho antes.

Bien sabías que de igual forma lo haría si te negabas o no. Y de igual forma rechazarias el compromiso. No era lo que buscabas. Las demás niñas se callarían y aceptarían sin rechistar. Pero sabías perfectamente como defender tus ideales, y no tenías ningún problema en hacerle frente a nada si la situación lo requería. Eso es algo que muchos detestaban, y otros muchos admiraban.

-Si no consigues marido pronto, yo te ofreceré al próximo muchacho que toque está puerta. ¿Me oíste bien? Mí hija no será una solterona. -Cerró tu puerta de un golpe estruendoso.

Te acostaste en tu cama, a llorar con la almohada.

Al llorar, una pregunta se vino a tu mente:

«¿Sería capaz mí padre de ofrecer mí mano al primer chico que venga?» Y con ese pensamiento te quedaste, hasta dormirte al fin.

Tu vida se hubiera considerado perfecta para cualquiera que conociera a tu familia. Tenías todo lo que querías. Todos tus caprichos eran cumplidos. Tenías comida ilimitada, una habitación con tus propias y valiosas pertenencias. Tenías muchos amigos, algunos pretendientes, mucho amor de las personas. Entonces. ¿Que es lo que podría faltarte que hace que nada logré llenar tu vacío? La respuesta es sencilla. Libertad.

Era lo único que no podías tener, y que deseabas más que nada. Más que toda esa joyería, esos diamantes, todo el dinero. Querías ser libre y vivir para ti. Pero no es lo que tus padres querían.

Desde tu punto de vista, ellos querían esclavizarte a algún alcornoque que te trataría más como su mucama personal que como una esposa. Y eso sería inaceptable.

𝑴𝒚 𝑩𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝑳𝒂𝒅𝒚 | 𝐉𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐁𝐀𝐘𝐍𝐀𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora