Acacia de Cersia era conocida como la mujer más hermosa en todo el continente, se decía que solo aquella nacida de su vientre, sería capaz de superarla. Más de uno atribuyo su hermosa imagen a la condición de santa y única princesa de Cersia. La úni...
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Acacia soltó un suspiro, cerro el libro de historia de Obelia entre sus manos para descansar un poco la vista. Desde que estaba en el palacio no había dejado de estudiar, su deber sería ayudar a Claude con el imperio, además que tendría que garantizar que todo se volviera a estabilizar en su reino, luego de tomar el trono como le correspondía sería desde ese momento un estado de Obelia, no obstante, el regente de esas tierras solo sería su sobrino cuando cumpliera la edad adecuada.
Se sentía desanimada, no existía noche que no pensará en su familia y para su desgracia, por ordenes del emperador, su sobrino no podía quedarse en el palacio hasta que oficinalmente se casará con ella.
Extrañaba a Max, quería tenerlo entre sus brazos y mimarlo, sabía que el marqués Calypso, Marion, Sir Kain y Sir Noah,– a pedido de ella que se quedara junto a él– debían cuidarlo muy bien, pero seguía sin sentirse cómoda. Extrañaba a horrores a su pequeño niño.
Un toque la hizo sobresaltar, una sirvienta entro haciendo una reverencia antes de sonreírle con alegría.
—Su majestad, el emperador Claude desea tomar el té con usted—la joven justo sus manos emocionadas—. Por lo que espero que me permita ayudarla a prepararse.
—Por supuesto, Emily, muchas gracias—inquirió con calma, dejó en la pequeña mesa el libro.
La joven sirvienta de cabello negros cual ébano, soltó un pequeño grito emociona ates de corretear al vestidor que el emperador hizo que preparan para ella en tan solo tres días.
Ahora que lo pensaba, era increíble como en tan poco tiempo que llevaba en el lugar, pudieron traerle tantos vestidos y zapatos a su medida.
Emily corría con vestidos y zapatos en sus brazos buscando pequeñas joyas que combinaran con el momento y la vestimenta.
Acacia sonrió suavemente. La joven era bastante entusiasta y llena de alegría, parecía emocionada que el emperador Claude, quién muchos describían como tirano se fuese a casar con ella.
Sin embargo, solo era una consideración de su parte, imagine que es debido a que sabia a que había estado dispuesta por su pueblo. Finalmente decidió casarse con ella por mera formalidad, así incluir a Cersia al imperio no sería tan difícil de aceptar por sus habitantes además que se podría estabilizar más rápido la política. Era una muy buena estrategia para que su pueblo no los viera como extranjeros intentando invadir su tierra.
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