Capítulo 1. Impotencia

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"Sabes que estás enamorado cuando no quieres acostarte porque la realidad es por fin mejor que tus sueños". Dr. Seuss.

MÍA

Estoy en casa de Ian, son las 6:00 pm y él no ha llegado, pude entrar porque engañe un poco al conserje diciéndole que le iba a dar una sorpresa a Ian por su cumpleaños, cosa que es mentira, así que como él me conoce por los años que viví aquí me dió la llave para que entrara a su apartamento sin mucho problema.

No lloré mucho , ya que la ira combinada con la impotencia no me dejaba pensar con claridad, luego de varias horas que pase sentada en el sofá de cuero blanco, intento darle vueltas a mi cabeza de como la zorra esa estaba medio desnuda en la oficina de Matt, busco razones y no las hallo, no sé si Matt se la haya tirado, pero nada mas de pensarlo me vuelven las nauseas que se han encargado de joderme gran parte del día, veo mi reloj de muñeca y son las 6:20 pm, se que debo ir a casa, y se que Matt y todos me deben estar buscando, pero créanme que me conozco tan bien que cuando estoy molesta lo mejor que puedo hacer es apartarme del mundo y de las personas que me rodean ya que puedo ser una mujer muy explosiva, aunque a simple vista no lo parezca.

Ahora que recuerdo bien yo fui a la oficina de Matt a buscar las llaves de su carro para sacar mi teléfono celular que se tuvo que haber caído de la cartera cuando salimos de mi casa rumbo a la suya, de verdad no sé en dónde está dicho aparato.

Pienso un poco en mi vida, en porque coño me pasan estas cosas, acaso no nací para ser feliz, ya estoy harta de que todo el tiempo sea lo mismo, ¿que hay de malo en mí?, porque demonios se me acercan hombres "tóxicos", niego desesperada, yo sólo salí de otro país para poder sobrevivir a la bestialidad que me hizo Marco, lo único que buscaba era un poco de paz y seguridad pero evidentemente aquí tampoco he conseguido ninguna de las dos en su totalidad.

La luz del sol empieza a bajar de intensidad dando paso a la noche con un cielo algo cargada, clima habitual en Londres, miro por los ventanales de el apartamento de Ian que las lucecillas de los faros que adornan la cuidad comienzan a encenderse, me levanto de el sofá y justo en ese momento entra Ian a el apartamento.

Me ve a través de la luz de las farolas y sale corriendo a mi encuentro, llega y me abraza

-¡Por dios princesa!, ¿estas loca?, tengo a toda media Londres buscándote, ¿dime que te hizo el grandulón?- yo niego, no quiero hablar de eso, sigo abrazada a su cuerpo por lo que el agrega -¿Como te sientes?, ¿ya comiste?, ¡Mia habla!, di algo- suspiro y me separo de su cuerpo, bien, debo hablar

-Me siento rara, extraña, molesta, furica, confundida, en fin siento muchas cosas, lo cierto es no sabia que hacer y después de lo que paso me vine para acá, engañe al conserje que me dejo pasar y por eso estoy aquí- Ian enciende la luz y se sienta en el sofá que está al frente de mí, mueve sus manos en señal de que necesita respuestas, así que le digo - Vi a su ex, desnuda en su oficina, me dió mucha rabia y salí corriendo-

-O sea que ni siquiera lo dejaste hablar Mía- niego - Vaya que eres terca, ¿como sabes si ahí en realidad paso algo o no?- frunzo el ceño ya que no entiendo la actitud de Ian

-¿Piensas ponerte de su parte o de la mía?, porque si es así entonces me voy- justo cuando voy a agarrar la cartera Ian se levanta y me sujeta del brazo

-No!, tú no vas a ningún lado!!!, te quedas y hablamos de que es lo que te tiene tan molesta y luego veremos que hacemos-

Me siento en el sofá y le cuento lo ocurrido Ian no dice nada ni me interrumpe en la conversación que estamos desarrollando, al terminar, me quedo sin hablar así que él rompe el silencio que inunda la habitación diciendo:

Definitivamente encontré el amor. Para toda la vida... EEA #2 (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora