•°•°•° 5 •°•°•°

925 90 31
                                    



[...]


Spreen salió de ese lugar, no sabía lo que sucedía con él pero su corazón estaba tan alborotado que decidió correr.

Camino hasta quedar frente a la fogata, la observaba mientras intentaba poner en orden sus pensamientos.
Se sentó mientras escondía su cabeza entre las rodillas, no había nadie cerca de ahí y agradecía de que el lugar estuviera solo.

O eso creía.

— Spreen. -

Al escuchar su nombre lo hizo salir de su trance y mirar para arriba.

Y ahí estaba... Conter, tal parece que el lo buscó hasta encontrarlo.

Spreen se negaba a mirarlo a los ojos, aparto la mirada viendo a la nada, lo que menos quería era que conter lo viera.

— ¿Estás bien? Saliste corriendo. - se agachó para quedar a su nivel.

...

— ¿No quieres hablar?... No sé que pasó ahí pero te quiero pedir perdón. -

— ¿Perdón?,No entiendo porque me tendrías que pedir perdón, el que se fue de ahí fui yo. - por fin decidió hablar.

— Siento que tuve la culpa de eso, Spreen... Podemos olvidar lo que sucedió si es que quieres. - agachó la cabeza.


¿Nada de esto cambiará nuestra amistad?. - preguntó con timidez.

Claro, amistad.

por supuesto que no, solo fue un malentendido, ¿No? Seguiremos siendo los amigos de siempre.

Conter al decir eso se sentía roto por dentro, lo hacía sentir más confundido.

Spreen no dijo nada, simplemente optó por levantarse e irse de ahí, necesitaba estar solo y concentrarse en otras cosas.

Cada uno por su lado.
Seguían siendo los mismos. Tal pareciera que nada cambio en ellos a excepción de un sentimiento, un sentimiento que solo uno de los dos se negaba a aceptar.


[...]



En el transcurso de los días conter conoció a una persona que se convirtió en una gran amiga para él, Rivers.

Iba en camino a casa de su amiga para ayudarla a cocinar, ella daba lecciones de cocina y gracias a eso conter aprendió a hacer muchas cosas.

Finalmente llegó, la base de su amiga. Era un lugar bastante grande pero seguro.

— ¡Conter!, Finalmente llegaste hijo de puta. - fue corriendo hacia conter.

— hey, no es mi culpa que vivas tan lejos, aparte yo si me armó de valor y salgo de mi base, no como "alguien" - dijo de manera sarcástica.

— Lo que tú digas, tryhard de mierda. - le dió un golpe en el brazo. — vamos a la cocina de mi casa y me cuentas que tanto ha pasado wey. -

Te necesito [spreenter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora