twenty four. jealousy, jealousy

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ɪ ɴ ɴ

ɪ ɴ ᴅ ᴇ ᴍ ɴ ᴇ

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XXIV. ᴄᴇʟᴏs, ᴄᴇʟᴏs.

❛ 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘳𝘥𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭 𝘺 𝘯𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘨𝘦𝘥𝘪𝘢



Mis manos se aferran al volante en el momento en el que doy vuelta en la siguiente calle y rápidamente inclino mi cabeza hacia al frente, sólo para barrer con la mirada cada uno de los negocios que yacen abandonados desde la inauguración del nuevo centro comercial. Las calles lucen casi desiertas y el viento se lleva consigo las posibilidades de que el daño sea remediado.

Kathleen no ha dejado de murmurar cosas ininteligibles, y me atrevo a apostar a que tiene que ver con respecto a la situación de los locales vecinos de la tienda en la que trabaja; la cual por suerte ha sido de los pocos lugares que no ha quebrado pero que sí ha comenzado a reducir su clientela.

Mi entrecejo se frunce con leve confusión cuando localizo el auto Chevrolet del jefe de policía, Jim Hopper, estacionado junto al vehículo de Joyce Byers cuando me estaciono frente a la tienda que lleva el nombre de Melvald's General Store.

—¿Qué estará haciendo por aquí? —la mujer a mi lado pregunta, más para sí misma que para mí, al tiempo que abre la puerta a su lado. Rápidamente gira su cabeza hacia mí y esboza una pequeña sonrisa mientras avisa—: No te olvides de pasar por mí.

—Espera, yo también bajaré un momento —digo, deshaciéndome del cinturón de seguridad en menos de un segundo—. Quiero preguntarle por Once.

Kathleen termina por bajar del auto al mismo tiempo que yo, y juntas nos encaminamos hasta la entrada. La tienda parece encontrarse vacía a causa del silencio que invade todo su interior. Sin embargo, no es hasta que una voz masculina se hace oír desde el fondo de la estancia, que me permito adentrarme por completo.

—¡Es constante, ¿de acuerdo?! Eso no es normal. Eso no es algo sano.

Una suave risita se escapa de los labios de Kathleen seguido de las palabras de Jim Hopper, y entonces, se encamina hasta donde Joyce y su amigo se encuentran, lo que hace que ambas miradas se posen sobre nosotras al instante.

—¿Todo en orden, jefe? —ella pregunta en su dirección, con cierta diversión rozando su tono.

El hombre que ha sido la figura paterna de mi hermana en todos estos meses trata de forzar una sonrisa hacia la mujer de cabellos oscuros que se encuentra a mi lado, pero lo único que logra es hacer una mueca insidiosa.

—Créeme que no.

—¿Qué sucede? —me atrevo a preguntar, entonces, esperando no ser una intrusa en el asunto que ni siquiera es de mi incumbencia.

𝗶𝗻𝗱𝗲𝗺𝗻𝗲 ─ STRANGER THINGS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora