Capítulo 2: El tesoro de la bestia.

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El gran sabio como el cielo había encontrado algo que no debía, había encontrado lo que aquel demonio caótico cuidaba como si fuese su mas grande tesoro.

Tal parece que la noche caliente de Wukong terminaría en una sangrienta batalla gracias a su curiosidad de mierda. Eso hubiese pensado Monkey King de no ser porque antes de que Macaque hiciera algo, un pequeño niño humano había aparecido y abrazado la pierna del demonio.

—¡Ma! ¡Ma! — Dijo el pequeño mientras extendía sus brazos para ser levantado por su madre, el demonio.

El rostro molesto de Macaque se relajó, dejando de ver a Wukong y cargando al pequeño en sus brazos.

—Xiaotian, sabes que no debes estar despierto a estas horas. —

—¡Es que escuché algo! Hay muchos de ti. —Dijo el pequeño.

Macaque supo a que se refería, entonces la oscuridad se fue y sus clones también, no iba a pelear con el pequeño humano en aquel sitio.

—¿Quién es él? —Preguntó el humano, señalando a Wukong.

—Solo es alguien que vino de visita, no te preocupes por él, ya se iba. —

—¿Eres amigo de mi papi? — Preguntó el humano.

Wukong parecía algo desconcertado, quizás por el hecho de que no entendía como podía ese pequeño ser el hijo de Macaque, teniendo en cuenta que solo era un humano, pero no dijo nada al respecto.

—Algo así. —Respondió Wukong.

Pronto, el pequeño saltó de los brazos de su padre para ir a los brazos de Monkey King, levantando sus manos, pidiendo ser cargado.

Macaque iba a llevarse a su pequeño, pero Wukong lo cargó con cuidado, demasiado, sorprendentemente, como si tuviese miedo de hacer algo mal, pero sin saber tampoco si lo estaba haciendo bien.

—¡Que bueno! Mi papi está muy solo, estoy feliz de que tenga compañía. —Dijo Xiaotian, abrazando a Wukong. —¿Cómo te llamas? —

—...Sun Wukong. — Monkey King podía sentir perfectamente la mirada asesina de Macaque, como una silenciosa amenaza de que si le hacía algo al niño lo iba a pagar muy caro.

—¡Bonito! — Dijo el pequeño. —Yo soy Qi Xiaotian. —

El pequeño se acomodó su cabeza en el hombro del mono dorado, cerrando los ojos, sintiendo la comodidad del pelaje. Era muy tarde, así que tenía sueño, por lo que pronto dio un bostezo y terminó dormido.

—Prometo que no quiero hacerle daño, no soy un monstruo. —Dijo Wukong, acariciando suavemente la espalda de Xiaotian mientras miraba a Macaque.

El demonio dudó, realmente no quería confiarse tan pronto.

—¿Cómo puedo creerte? —

—Si has oído de mí, sabes de lo que soy capaz. —Respondió Wukong. —El emperador de jade me teme, todo el reino celestial tiembla ante mi presencia. No hay manera de que me controlen, y no es como si me gustara recibir órdenes. —

—... ¿Eso debería ser suficiente razón para creerte? —

—No voy a hacerle daño a un niño humano, tampoco a alguien que es de mi especie, tengo principios, y también tuve familia. Y si me lo preguntas, prefiero estar del lado de los míos antes de servirle a un arrogante emperador y seres celestiales. —

Macaque no iba a aceptar tan rápido, pero Wukong parecía bastante sincero respecto a sus palabras, por lo que decidió darle una oportunidad.

—Bien. —Respondió el demonio, acercándose a Wukong para quitarle al pequeño de los brazos y cargándolo. —¿Será que te seduje lo suficientemente bien? —Bromeó Macaque, llevando al pequeño a la cuna.

Dos pájaros de un tiro [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora