11

14 1 3
                                        

—¡Ay no!—froté mi cara frustrado.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—Ay... No, no, no, no... ¡Hee! ¡¿Por qué cerraste la cuenta cuando vino él?! ¡Él nunca había venido!—hablaba entre dientes.

—Es tu consejero ¿Por qué no debí hacerlo?

—¡Ay no! Ok... Hee, de acuerdo, lo cierto es que él no es mi consejero estudiantil.
Se quedó pasmada y hasta con la boca abierta.
—¡Lo sé! Pero si pudieras no decírselo a nadie.

—No, perdón, tengo que informar esto—empezó a caminar hacía la oficina del supervisor bancario (detrás de mí).

—¡No! No, no, no, espera ¡Nadie puede saber esto!

Digo, si en la escuela se enteran, ¡me matan por decirle a un desconocido sobre la cuenta! Y si Namjoon se entera ¡Estoy más que muerto! Y si mis padres se enteran...

—Lo siento, eso debiste pensarlo antes de traer a cualquier tipo aquí—sentenció firme.

—¡ESPERA! Esto en parte también es tú culpa—murmuraba apresurado.

—¡No me amenaces!

—¡No le pediste identificación! ¿O sí? Además te ví coqueteando con él.

¡Si! Conseguí hacerla cambiar de parecer.

—Hay muchacho ¿en qué lío te has metido?

—¡Lo sé! Tengo que juntar otra vez el dinero, eso fué cooperación de maestros y alumnos—mordí mis uñas nervioso.

—Yo no me preocuparía de que el dinero no esté aquí el lunes en la tarde, más bien porque ¡Estarás en la cárcel!

Lo que dijo me dejó pávido. ¿La cárcel, dice?

Miré a mi derecha encontrándome con el supervisor, cruzamos miradas.

Ver a ese adulto directamente a los ojos me hizo entrar en un trance hasta una pequeña epifanía... Los recuerdos en tu juventud ayudan a formar tu madurez, te distinguen como adulto... Tus acciones te vuelven quién eres y tu moral dan valor a tu ser...

Apenas recordé parte de mi discurso original.
Pero igual estoy asustado, nunca me había enfrentado a algo como esto antes... Un balde de agua fría o un azote contra la realidad.

Bajé del auto, crucé el patio y llegué a la casa de la señora Jeon.

Toqué y entonces la puerta se abrió.

En cuanto lo ví me dejé caer en sus brazos, me sujetó fuerte tratando de consolarme.
Le había contado lo ocurrido por teléfono mientras venía para acá.

Me atendió algunas heridas en mis nudillos que me ocasioné tras golpear una pared queriendo desquitarme del coraje.

Sujeté sus dos manos con las mías deteniendo su atención.

—Quiero escucharlo de tí... Necesito que seas honesto.

—¿He?

—¿Por qué?—lo miré disgustado o más bien angustiado y aún con mis ojos llorosos pero lágrimas secas—¿Por qué de todos los trabajos que pudiste tener... De todos los talentos que posees y pudiste explotar... Por qué elegiste usar tu cuerpo así? ¡¿Por qué con Namjoon?!

Su expresión pasó de asombro a total blanco... No lo había visto tan serio, casi me hizo dudar de mi pregunta; no dijo nada.

Exhalé.
—N-no quiero echarte en cara nada, solo quiero entender—agaché mi rostro—. Siempre fuí un alumno al que cualquiera podría llamar ejemplar, para mí al principio era importante, hasta halagador y me traía honor; quería estar orgulloso de mí... Al final me dí cuenta que no lo hacía por mí, no hacía nada de eso por mí, aún no hago las cosas por mí, creo. Mi recompensa, en mi visión infantil, eran los simples y vacíos halagos "eres un buen muchacho, tus padres y maestros están orgullosos de seguro"... Que bien por ellos—fruncí mis cejas—, si soy bueno estudiando, significa que solo tengo el estudio y si dejo de hacerlo... Gran parte de todo el tiempo se habrá ido... Si ahora se siente vacío, cuando deje de estudiar... Estoy preparado para saber que esa sensación será mil veces peor—volví a mirarlo—. Creo que tengo una especie de complejo de héroe por sentirme responsable de todas las cosas que hago; hasta hace poco me pregunté ¿Habrá algo que recuerde además de lo que leí en un libro? Y entonces... ¡Ahora solo puedo recordar tu espalda! Y todas tus palabras... Y por mi desgracia, no puedo dejar de recordar a los otros tipos que te tuvieron... Contigo no tengo ningún tipo de responsabilidad ¡Tengo la urgente necesidad de tenerte bien! Solo para sentirme bien conmigo mismo... Pareciera que hago esto por tí, para que no vuelvas a ese mundo; que recibo golpizas de tipos mayores... Solo por alguien más y en parte es cierto ¡Pero quiero ser egoísta! Y- no quisiera serlo contigo, ¡Pero-! Es que tú no me haces sentir como un héroe, haces que me sienta confiado... Es todo lo que necesito y quiero. Besarte fué liberador; ya no complazco a nadie, y ya no desperdicio mi tiempo, al menos... Hago cosas, que nunca imaginé poder hacer... Pero tengo muchas dudas en este momento, estoy muy confundido y muy asustado—solté mi llanto...y no me sentí patético o temeroso—. L-lo que quiero hacer a continuación... Requiere de suerte, mucha y jamás he hecho algo mínimamente parecido a esto... Estoy seguro de que no podré solo y algo que tampoco he podido olvidar de momento es a Nam—mis lágrimas caían con menos frecuencia—. No quiero creerle una palabra a ese bastardo, pero no sé qué pensar... Me dijo que tú decidiste ser actor porque querías hacerlo. Me dejó entender que había que ser muy valiente o muy desvergonzado para entrar a ese mundo, pero quiero escucharlo de tí, ¿Por qué quisiste ser actor porno? ¿Por qué ahora has querido dejarlo?

"Necesito que me recuerdes lo dispuesto que estoy a romper mis límites para tí..." Y es que descubrí que Jungkook es mi combustible, necesitaba estar seguro de que pasara lo que pasara, todo esto valdría la pena de una u otra manera. Solo necesito que me recuerde, ¿Por qué hago lo que hago?

—... Nunca quise... N-no soy valiente, quizás Namjoon no te mintió—¿Por qué lo dice tan frío?— tal vez soy un desvergonzado al que le gusta que lo filmen mientras hombres más grandes lo usan—sentí su mismo dolor con esa palabra porque era la única sin pizca alguna de ironía—. Tal vez no soy realmente talentoso, ni inteligente y si no soy valiente... ¿Qué tenía de malo escuchar lindos halagos de alguien? Si mis padres preferían morir y matarme de hambre... ¿Qué importaba? si la paga era buena... No veía final... Pero me gustó cómo me miraste.

Me sonrió y ahora era yo el que limpiaba sus lágrimas.

—¿Llo-lloraste... Cuando t-te grabaron por- primera vez?

Negó, lo sentí por mi pecho.

—Tenía dinero... Estaba contento... Jamás tuve tiempo de lamentarme... O- darme cuenta de las náuseas que me daba~
Su hermosa voz entrecortada era la peor tortura de todas.

Me voy a arriesgar por él, como hasta ahora, porque solo sé que quiero verlo feliz, aún pelea por ello... Ni siquiera lo había podido resentir.

Pero primero, salimos para comer algo rico y también por un par de bebidas congeladas, de mora y cereza, claramente.

El Chico de la VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora